"Reduciremos la duraci¨®n de la 'mili' a nueve meses en 1992"
Gustavo Su¨¢rez Pertierra, secretario de Estado para la Administraci¨®n Militar
"El compromiso del Gobierno es hacer la reducci¨®n del servicio militar en esta legislatura. Lo que quiere decir: aprovechar ese plazo para encajar las piezas de forma que, al final de la legislatura, en 1993, el servicio militar dure ya nueve meses". As¨ª se expresa Gustavo Su¨¢rez Pertierra, flamante secretario de Estado para la Administraci¨®n Militar, para quien la promesa de reducir en una cuarta parte la duraci¨®n de la mili no presenta la menor ambig¨¹edad. Defensa prev¨¦ aprobar la nueva ley del servicio militar a finales de octubre o principios de noviembre, para hacer la reducci¨®n en 1992.
"Tenemos gran inter¨¦s", agrega Su¨¢rez Pertierra, "en aprovechar los resultados de la ponencia constituida en la Comisi¨®n de Defensa del Congreso para llegar a un consenso lo m¨¢s amplio posible sobre el servicio militar".Pregunta. ?C¨®mo va a ponerse en pr¨¢ctica la reducci¨®n?
Respuesta. Creo que en oto?o sabremos ya si la reducci¨®n se hace de una vez o gradualmente, pero en verdad que no hay mucho tiempo entre el momento en que la ley est¨¦ en vigor y el final de la legislatura. A poco que podamos, haremos la reducci¨®n de una sola vez en 1992, porque probablemente ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil. Debemos ver el grado de cobertura de las unidades y el despliegue, antes de tomar una decisi¨®n.
P. Si la reducci¨®n se hace de una vez, habr¨¢ simult¨¢neamente j¨®venes que est¨¦n cumpliendo 12 meses de mili y otros, nueve.
R. Efectivamente, y deberemos buscar una f¨®rmula que resuelva ese problema. No parece razonable que a causa de la reducci¨®n termine antes el servicio militar quien lo empiece despu¨¦s.
P. ?Es viable una reducci¨®n de la mili superior a tres meses o ¨¦se es un l¨ªmite del Gobierno?
R. En las actuales condiciones, nueve meses
[de servicio militar] es el tiempo que parece m¨¢s adecuado, porque es un tiempo sensiblemente reducido en relaci¨®n con nuestro entorno, y a la vez suficiente para que se pueda producir una instrucci¨®n del personal de reemplazo y un aprovechamiento siquiera m¨ªnimo de esa instrucci¨®n. Una reducci¨®n sustancialmente mayor, como la que supondr¨ªa una mili de tres fases, nos lleva en realidad a un cambio de modelo; pasar¨ªamos de un ej¨¦rcito de recluta obligatoria a otro profesional.
Elegir el momento
P. El Gobierno asegura buscar el consenso, pero parece dif¨ªcil que otros partidos, que han ofrecido al electorado un servicio militar, m¨¢s corto, apoyen una ley que consagre los nueve meses.
R. Una cosa es la importancia del consenso y otra hacer dejaci¨®n de la propia responsabilidad de gobernar. La ponencia parlamentaria puede trabajar en el modelo de Fuerzas Armadas del a?o 2000 sin que eso implique que no pueda aceptarse como lo m¨¢s conveniente para Espa?a en este momento la reducci¨®n del servicio militar a nueve meses. Espero que el debate de la ponencia se desplace del tiempo de prestaci¨®n a las condiciones de la misma. Eso es lo que m¨¢s nos preocupa: que las condiciones sean las adecuadas, porque es indispensable para que la sociedad acepte su sistema de participaci¨®n en la Defensa a trav¨¦s del servicio militar obligatorio.
P. ?Se est¨¢ replanteando la decisi¨®n tomada en 1984 de adelantar a los 19 a?os la incorporaci¨®n a filas?
R. Adelantar o aplazar la edad de incorporaci¨®n es un problema muy dif¨ªcil, que produce efectos no queridos, como los excedentes de cupo masivos que tuvimos a?os atr¨¢s. Lo que estamos estudiando no es tanto un aplazamiento como la posibilidad de abrir la horquilla, de forma que pudiera decidirse, por ejemplo, entre los 18 y los 23 a?os, el momento de la incorporaci¨®n. Un sistema de este tipo introducir¨ªa en el servicio militar una serie de elementos de voluntariedad que nos permitir¨ªan tener en cuenta tanto las aptitudes como las preferencias del joven. No obstante, mover el a?o de ingreso genera disfunciones y hay que ser muy cauto.
P. Varios ayuntamientos vascos se han negado a alistar a sus j¨®venes. ?No ser¨ªa mejor que el propio ministerio los alistara?
R. En relaci¨®n con el sistema anterior, la funci¨®n de los ayuntamientos est¨¢ muy simplificada. Su ¨²nica misi¨®n es recibir las fichas
[de los mozos] y hacer una clasificaci¨®n provisional. Quiz¨¢ se podr¨ªa simplificar m¨¢s esta operaci¨®n, pero lo que no me parece positivo es excluir a los ayuntamientos de las tareas de alistamiento cortar la ¨²nica conexi¨®n de las Fuerzas Armadas con las instituciones m¨¢s pr¨®ximas a los ciudadanos.
P. Junto con la ley del servicio militar, deber¨¢ reformarse la de objeci¨®n de conciencia. ?Admitir¨¢ el Ministerio de Defensa la objeci¨®n sobrevenida de los j¨®venes ya incorporados a filas?
R. El rechazo a la objeci¨®n sobrevenida no es una postura del Ministerio de Defensa. Es un problema del Gobierno. Yo creo que el sistema no se va a modificar, porque est¨¢ consolidado con pronunciamientos del Tribunal Constitucional. Es cierto que algunos pa¨ªses admiten esta posibilidad, pero no la mayor¨ªa de los de nuestro entorno.
P. Finalmente, ?qu¨¦ opina su ministerio de la inminente salida en libertad condicional del ex teniente general Milans del Bosch?
R. El juez ha puesto en marcha e1 mecanismo de libertad condicional y nosotros acatamos su decisi¨®n. Pienso, adem¨¢s, que este asunto ha devido de ser un problema para la sociedad y, por ello, para las Fuerzas Armadas.
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