En busca de la paz
Yugoslavia trata de olvidar sus problemas junto al lago Garda
Las conferencias de prensa de la selecci¨®n yugoslava, rival de Espa?a en octavos de final del Mundial, se celebran siempre con un curioso ruido de fondo que podr¨ªa traducirse as¨ª: "Schchchch... schchchch...". Durante media hora, los dos ayudantes del seleccionador Ivica Osim explican sus opiniones sobre el partido ante Espa?a. Est¨¢n acompa?ados por el defensa central Hadzibegic, ex jugador del Betis, que traduce las respuestas al espa?ol. Pero el foll¨®n es tremendo. Parece una asamblea universitaria.
Espa?oles y yugoslavos, ya avezados en este tipo de situaciones, acaban adapt¨¢ndose al caos idiom¨¢tico. Los italianos est¨¢n desesperados."Schchchch ... schchchch...", dicen, pero nadie calla. Y eso que aseguran que la de ayer fue una reuni¨®n tranquila, porque ya se ha marchado a su casa el periodista del diario Sportski Journal, el que provoc¨® que Osim dejara de hablar a la Prensa tras acusarle de ser un borracho capaz de beber once botellas de whisky en una noche.
"Le pedimos que no volviese por aqu¨ª", explica una int¨¦rprete de la selecci¨®n. "Se ha marchado, pero Osim a¨²n no lo sabe y por eso no ha querido asistir a la conferencia de Prensa. La situaci¨®n era insoportable y, se remonta a seis meses atr¨¢s. Eran ataques personales que nada ten¨ªan que ver con el f¨²tbol". La selecci¨®n yugoslava est¨¢ alojada en un hotel paradis¨ªaco, cuya inmensa terraza de hierba va a parar a la orilla del lago Garda, a unos 25 kil¨®metros de Verona.
En este lago, precisamente, el Rey Juan Carlos tuvo que ser rescatado hace unos meses despu¨¦s de que su yate Brib¨®n se viese afectado por una tempestad Ayer el lago estaba tan plano como la palma de la mano, y los jugadores yugoslavos, que tienen permiso hasta las 12 de la noche paseaban por el pueblo con el disfraz aut¨¦ntico de los turistas Una vez m¨¢s, su libertad de movimientos y el espacio abierto de su hotel contrasta con la concentraci¨®n de la selecci¨®n espa?ola, encerrada en un hotel de las afueras de Verona, sin terraza y con una vista urbana sobre un riachuelo contaminado.
Los informadores espa?oles se agarraban a Hadzibegic, el ¨²nico hispano-parlante, como a un clavo ardiendo. Hadzibegic recuper¨® el apelativo que le dieron sus compa?eros del Betis cuando les fue presentado. Como su nombre era muy dificil de pronunciar, Hadzibegic se transform¨® para los b¨¦ticos en Pepe. El hotel era ayer un clamor. "!Pepe!", gritaba uno que quer¨ªa entrevistar a Katanec, el jugador del Sampdoria que posiblemente reaparezca ante Espa?a tras una leve lesi¨®n. "?Pepe!", dec¨ªa otro que pretend¨ªa entender a Prosinecki, que maravill¨® hace un mes, en un amistoso contra los espa?oles, y que ahora es reserva.
Y hacia all¨ª va Pepe
Y Pepe, amable hasta el infinito, se desdoblaba para ejercer su pluriempleo de defensa y traductor. "Claro que a?oro Sevilla", dice. "Es la ciudad m¨¢s bonita del mundo, y me gustar¨ªa volver como entrenador". "No es que Pepe hable espa?ol, es que toca el viol¨ªn en espa?ol", dice Miljanic, que aparece al fin precedido por Popovic.
Miljanic asegura que no pasa nada. "Jugamos mal ante Alemania, pero ya se ha arreglado la situaci¨®n. El problema de Osim es personal, y no tiene nada que ver con su labor t¨¦cnica". Otros yugoslavos no son tan diplom¨¢ticos: "Los peri¨®dicos atacaron mucho al equipo tras perder ante Alemania (4- 1), mantuvieron una tregua tras vencer a Colombia ( 1 -0), pero volvieron al ataque tras los Emiratos Arabes, aunque gan¨¢ramos por 4-1".
Pero hay un tema que es tab¨² en la concentraci¨®n: los problemas nacionalistas yugoslavos. "Todos los jugadores se entienden bien, aunque sean montenegrinos, croatas o serbios", dice Stanjkovic, el jefe de Prensa. "La situaci¨®n fue cr¨ªtica tras el amistoso que jugamos el 3 de junio, en Zagreb, ante Holanda. El p¨²blico silb¨® a la selecci¨®n ya desde que comenz¨® a sonar el himno nacional. Fue tremendo. Pero en el equipo nadie quiere saber nada de nacionalismos".
Mientras, Miljanic abraza a los viejos amigos de Madrid. Incluso a uno de ellos lo abraza, por segunda vez, en un ataque de cari?o: "Ven, que te doy otro abrazo", dice, interrumpiendo inopinadamente una entrevista con Telemontecarlo, mientras el locutor le mira con los ojos bien abiertos y sin entender nada. Y Miljanic le dice a su viejo amigo, abriendo los brazos y mostr¨¢ndole el hotel y la vista del lago: "?Has visto como vive un montenegrino?".
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