La inversi¨®n en infraestructuras aumentar¨¢ el 20,1% de media hasta 1993

El gasto p¨²blico de la Administraci¨®n central entre los a?os 1990 a 1993 crecer¨¢ por debajo del producto interior bruto (PIB) para alcanzar un equilibrio presupuestario, seg¨²n se contempla en las proyecciones elaboradas por Hacienda. El documento se?ala que, frente a un crecimiento del PIB nominal del 9,1% para la media del periodo, el gasto p¨²blico de la Administraci¨®n central se elevar¨¢ a una tasa promedio del 8,8%. Dentro de esta pol¨ªtica "moderadamente restrictiva" destaca, sin embargo, un mayor esfuerzo en infraestructuras, cuyas dotaciones crecen a una media del 20,1% anual.

Conseguir un d¨¦ficit p¨²blico cero en 1992 y super¨¢vit el a?o posterior implica, seg¨²n el documento de Hacienda estudiado ya por el Consejo de Ministros, "una cierta moderaci¨®n en el crecimiento de los gastos en este periodo de tiempo". Esta directriz, marcada por el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, arrastra una pol¨¦mica de a?os anteriores, ya que algunos miembros del Gabinete consideran que ¨¦ste es un objetivo "demasiado duro" para un pa¨ªs como Espa?a, que necesita sensibles mejoras en servicios p¨²blicos, prestaciones sociales e infraestructuras.El propio documento de Hacienda se?ala que los recursos absorbidos por el sector p¨²blico en Espa?a se encuentran cuatro puntos por debajo de la media europea en relaci¨®n al PIB. Sin embargo, la mejora de la competitividad de la econom¨ªa espa?ola frente al mercado ¨²nico de 1993 -que se concreta en situar la inflaci¨®n en el 3,5% y en reducir el desequilibrio exterior- implica este esfuerzo de moderaci¨®n presupuestaria.

Para 1990 el documento contempla un crecimiento del gasto p¨²blico del 10,2%, inferior en 0,7 puntos al del PIB nominal. Este dato es diferente al contenido en el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado que estos d¨ªas ultima su tramitaci¨®n en las Cortes, ya que para este a?o se ha previsto una desviaci¨®n de 200.000 millones de pesetas, "como consecuencia de la inclusi¨®n de determinados cr¨¦ditos extraordinarlos dirigidos a financiar imprevistos, como, por ejemplo, el Plan de Transporte de Grandes Ciudades o algunos gastos en sanidad".

Para 1991 el crecimiento del gasto es inferior (9,1 %), aunque supera en 0,1 puntos al incremento del PIB nominal. En los dos ¨²ltimos a?os del horizonte estimado, el gasto p¨²blico modera de nuevo su crecimiento, y en 1993 se sit¨²a en el 7,7%. La participaci¨®n en el PIB se mantiene pr¨¢cticamente constante en una media del 35,5% durante todo el periodo.

El documento de Hacienda considera que "el crecimiento del 8,8% en el gasto p¨²blico como media del periodo permite atender los principales objetivos de pol¨ªtica en cuanto a la provisi¨®n de bienes p¨²blicos". Por una parte, "se mantiene el esfuerzo inversor del sector p¨²blico, encaminado a una mejora en la dotaci¨®n de infraestructuras b¨¢sicas, y, por otra, se contempla una mejora en el conjunto de las prestaciones sociales que son atendidas por la Administraci¨®n central".

Sanidad y educaci¨®n

Tras la concentraci¨®n del esfuerzo inversor en infraestructuras en estos dos a?os -Plan de Transporte para Grandes Ciudades, obras relacionadas con la Expo 92 de Sevilla y los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona-, en 1993 se modera el crecimiento y reduce su participaci¨®n en el PIB al 1,7%.El gasto en prestaciones sociales se concentra sobre todo en sanidad, que pasa del 4,4% del PIB en 1990 al 4,7% en 1993, y en pensiones, que aumentan desde el 8,6% en 1990 al 8,8% del PIB en 1993. En educaci¨®n tambi¨¦n se quiere hacer un esfuerzo inversor, que se concreta en una participaci¨®n en el PIB del 1,8% en 1990 para pasar al 2,1% en 1993.

Los efectos de una reducci¨®n a cero del d¨¦ficit p¨²blico en 1992 s¨®lo se apreciar¨¢n al a?o siguiente. Seg¨²n las previsiones de Hacienda, la participaci¨®n en el PIB de la deuda p¨²blica aumenta desde el 2,9% en 1990 hasta el 3,1% en 1992, para reducirse en 1993 hasta el 2,8%.