Detectives con 'seiscientos'
Manuel de Pedrolo es (era, pero me duele utilizar el pasado para una persona que todav¨ªa est¨¢ tan viva) el responsable de mi dedicaci¨®n a la escritura, a la novela, a la serie negra. Ante todo, porque ¨¦l fue el director responsable de la colecci¨®n La cua de palla de Edicions 62, m¨ªtica de la novela policiaca en este pa¨ªs. Fue una colecci¨®n excepcional que no se enamoraba de sus autores, que saltaba de Ira Levin a Japrisot, de Simenon a Ballinger, de MacDonald a Margaret Millar dando una visi¨®n tan variada como amplia y culta del panorama literario-policiaco. En esa colecci¨®n apareci¨® Cal saber encaixar (Dreadful summit), de Stanley Ellin, mal traducida al castellano el primer libro que, a mis 16 a?os, me le¨ª de un tir¨®n, sin poder apartar mis ojos de ¨¦l, entre la noche y la madrugada. Esa fue la colecci¨®n que me descubri¨® el placer de la lectura, que me cre¨® el vicio del lector-autor de la novela policiaca y que me habitu¨® a un sano eclecticismo literario.Y detr¨¢s de esta colecci¨®n estaba (est¨¢) Manuel de Pedrolo, y dentro de esa colecci¨®n estaba tambi¨¦n Manuel de Pedrolo abordando en agosto de 1965 ya la primera aventura de literatura negra en nuestro pa¨ªs de la que yo tuve noticia: Joc brut (Juego sucio), en cuya adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica (El poder del deseo) fracasar¨ªa Bardem. En ella atisb¨¦ que era posible ambientar en nuestra cotidianidad las peripecias que entonces s¨®lo conceb¨ªa en ambientes extranjeros. Me gusta decir que Manuel de Pedrolo me descubri¨® que los detectives pod¨ªan y deb¨ªan perseguir criminales por mi querida Barcelona, en entra?ables seiscientos y con la dificultad de no encontrar aparcamiento. Y me gusta decirlo ahora porque es lo mismo que decir que Pedrolo ha estado, est¨¢ y estar¨¢ presente tambi¨¦n en la creaci¨®n de la novela neara esnar¨ªola.
es escritor.
Babelia
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