JUAN TR?AS VEJARANO Claves de la historia sovi¨¦tica
La Revoluci¨®n de Octubre y la posterior historia sovi¨¦tica siguen siendo un tema pol¨¦mico y, como tal, propicio a las simplificaciones. Como muestra, no hace mucho, en estas mismas p¨¢ginas, un historiador profesional, Juan Pablo Fusi, en su art¨ªculo El basurero de la historia, desarrollaba sin matiz alguno la vieja tesis de la gestaci¨®n en Lenin del totalitarismo sovi¨¦tico. El hilo argumental es tan sencillo que, sin peligro de falsificaci¨®n, se puede resumir en unas frases tomadas de su texto: "El totalitarismo sovi¨¦tico", escribe, "no fue ni una degradaci¨®n del leninismo ni el resultado de unas determinadas condiciones hist¨®ricas. Fue la consecuencia l¨®gica de una determinada concepci¨®n estrat¨¦gica y pol¨ªtica...". Y m¨¢s adelante, explicitando ¨¦sta, concluye: "La idea insurreccional de la revoluci¨®n, la concepci¨®n del partido como vanguardia, la tesis del ejercicio del poder por una minor¨ªa revolucionaria, ¨¦sas fueron la clave de todo. Lo dem¨¢s -eso que se engloba gen¨¦ricamente bajo la coartada del estalinismo- vino de ah¨ª". O sea, el supuesto blanquismo bolchevique dar¨ªa raz¨®n de todo. Y como ¨¦ste se suele imputar a las tesis expuestas por Lenin en el Qu¨¦ hacer (1902) y en Un paso adelante, dos pasos atr¨¢s (1904), resultar¨ªa que el curso tomado por los hechos desde 1917 hasta nuestros d¨ªas estar¨ªa in nuce en los escritos de comienzos de siglo del principal dirigente de la Revoluci¨®n de Octubre.La noci¨®n de proceso, de interrelaci¨®n de m¨²ltiples factores, lo que constituye la complejidad de la historia, se sacrifica en aras de una visi¨®n en la que las ideas y la voluntad de un hombre o de un grupo son capaces de moldear los acontecimientos. Sin quererlo, Fusi ha acabado incurriendo en el culto a Lenin y los bolcheviques, que tiene su primera manifestaci¨®n relevante en el discurso pronunciado por Stalin con ocasi¨®n de las exequias de aqu¨¦l y que despu¨¦s le fue aplicado a ¨¦l mismo. Hay que advertir que su tesis no es nueva. Ya Trotski -que en Nuestras tareas pol¨ªticas (1904) hab¨ªa criticado los postulados de Lenin- advert¨ªa en su ¨²ltima obra, consagrada precisamente a Stalin, que "nada ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil que concluir ( ... ) que el futuro estalinismo estaba ya contenido en la centralizaci¨®n bolchevique. Sin embargo, a la luz del an¨¢lisis, esta conclusi¨®n encierra un contenido hist¨®rico bien pobre". Pues, como escribe a continuaci¨®n, las relaciones entre aparato y partido, vanguardia y clase, centralizaci¨®n y democracia, no pueden ser invariables ni definidas a priori; dependen de circunstancias hist¨®ricas concretas. Es decir, hay variaciones y las condiciones hist¨®ricas pesan: precisamente lo que se descarta. Lo cual lleva de paso a una sorprendente eliminaci¨®n de la figura de Stalin como elemento explicativo de lo ocurrido en la URSS.
Escapa a los l¨ªmites de un art¨ªculo de prensa la reconstrucci¨®n del proceso sovi¨¦tico aun limitado a los a?os fundacionales, cosa, por otra parte, archiestudiada. Nos limitaremos a algunas observaciones. En primer lugar, las mismas concepciones de Lenin en los puntos que evocaba Trotski y recogimos l¨ªneas arriba var¨ªan seg¨²n la coyuntura hist¨®rica, como se puede apreciar en su misma producci¨®n literaria, comparando, por ejemplo, el Qu¨¦ hacer y El Estado y la revoluci¨®n, en el que, recordaba Carr, "el partido apenas aparece en sus p¨¢ginas". El historiador brit¨¢nico ha se?alado asimismo que el tipo de partido defendido por Lenin difiere del dise?ado por Stalin, lo que sumariamente se puede expresar diciendo que no es lo mismo un partido de revolucionarios "profesionales" que uno de bur¨®cratas. Hay suficientes pruebas que muestran la preocupaci¨®n de Lenin por los procesos de burocratizaci¨®n, por la conversi¨®n del partido en una organizaci¨®n que se creyera depositaria de la verdad y absorbiera todo. En este sentido es significativo lo ocurrido con la figura del secretario general -clave en la organizaci¨®n burocr¨¢tica autoritaria posterior-, que fue creada en 1922 y asumida por Stalin, coincidiendo con el comienzo de la enfermedad de Lenin, que en el Intervalo entre su segundo y tercer ataque escribi¨® el famoso testamento en el que denunciaba que aqu¨¦l "hab¨ªa concentrado un enorme poder en sus manos".
Hace algunos a?os, en un trabajo publicado en la revista Past & Present bajo el t¨ªtulo de 'El establecimiento de la ortodoxia intelectual en la URSS. 1928-1932', el soviet¨®logo John Barber, al poner de relieve que en esos a?os la atm¨®sfera intelectual del pa¨ªs sufri¨® una alteraci¨®n radical, negaba que eso fuese el resultado de una supuesta tradici¨®n bolchevique de intolerancia militante: "Los bolcheviques nunca fueron liberales en temas intelectuales, pero de ah¨ª no se sigue que su prop¨®sito fuese desde el comienzo el completo control por parte del partido del mundo de las ideas". Como se ve, un ment¨ªs a la teor¨ªa de la semilla.
En un campo pr¨®ximo, el del arte, David Elliott, director del Museo de Arte Moderno de Oxford, escrib¨ªa no hace mucho en su libro New worlds. Russian art and society. 1900-1937: "Ni Lenin ni Lunacharski (. ..) creveron en la creaci¨®n de un nuevo a rte proletario, sino que prefirieron retener y apoyarse en lo mejor de lo viejo. Esto hizo Posible una diversidad cultural. Cuando su influencia se eclips¨®, las opciones anteriores se cancelaron y comenz¨® a imponerse un nuevo orden monol¨ªtico". Podr¨ªamos evocar otros ¨¢mbitos en los que igualmente se manifiestan alteraciones sustanciales y no continuidades sobre la base del despliegue de lo contenido ab initio.
En otro orden de cuestiones, hacer de octubre del 17 el resultado de un golpe afortunado de tina minor¨ªa -la guardia roja- contradice la evidencia de una fractura previa del Estado ruso, en lo que jug¨® un papel fundamental la desintegraci¨®n del ej¨¦rcito y las revueltas campesinas. No por azar, los primeros decretos del nuevo poder sovi¨¦tico fueron sobre la paz y la tierra.
En definitiva, el proceso ruso sovi¨¦tico fue el resultado de m¨²ltiples factores y no la realizaci¨®n de lo que estaba in nuce en la concepci¨®n bolchevique de comienzos de siglo. Hubo cambios sustanciales a lo largo de ¨¦l. El mi sino establecimiento del estalir¨² sino no fue cosa de un d¨ªa. La muerte de Stalin pareci¨® abrir paso a unos procesos de revisi¨®n. El desplazamiento de Jruschov los paraliz¨®. La prolongada era de Breznev, definida justamente como de estancamiento, no s¨®lo no resolvi¨® ning¨²n problema, sino que los agrav¨® en la URSS y en los restantes pa¨ªses del Este.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.