Delgado s¨®lo fue superado por Breukink en la cronoescalada de Villard-de-Lans
Este Tour partido en dos hay que vivirlo al d¨ªa, so pena de elevar a las alturas a alg¨²n condenado al desahucio. Tal fue el caso en la cronoescalada de ayer del modesto l¨ªder que ocupaba el trono amarillo, Pensec, y en parte de Bugno. Delgado despert¨® algunas sospechas que nublaban su futuro inmediato y obtuvo algunas ventajas interesantes que habr¨ªan aumentado de no haber mediado un accidente que le oblig¨® a cambiar de bicicleta faltando 10 kil¨®metros para la llegada. La victoria fue para Breukink, que sucede a otros colegas en el punto de mira de los pronosticadores. ?Le suceder¨¢ lo que a Alcal¨¢? No hay respuestas claras. Lemond resiste, y el liderato cambia de manos: ahora pertenece a Chiapucci, el ¨²ltimo de la banda de los cuatro, aquellos que ganaron m¨¢s de diez minutos en la primera etapa. Chiappucci es el primer l¨ªder italiano desde 1975. Al menos, hace historia.
La carrera se ha dividido en dos porque las secuelas de la primera etapa no acaban de despejar el podio de aspirantes m¨¢s o menos espurios. El aficionado quiere ver a l¨ªderes que no administren minutos de regalo. Pero ¨¦stos siguen algo lejos y ninguno de ellos muestra una autoridad fuera de toda duda. La actuaci¨®n de Breukink result¨® una sorpresa relativa por cuanto contaba con el precedente de haber sido el m¨¢s r¨¢pido en la subida a l'Alpe d'Huez, hecho que le vali¨® un reloj de oro. El holand¨¦s es un ciclista prometedor a quien nadie olvida en sus pron¨®sticos aun cuando haya decepcionado en m¨¢s de una ocasi¨®n en la fat¨ªdica tercera semana del Tour. Ayer fue el ¨²nico que mostr¨® mejor o id¨¦ntica capacidad de recuperaci¨®n que Delgado. La verdad es que un desafortunado incidente, al estropearse la rueda trasera de la bicicleta como consecuencia de un golpe contra un bache, oblig¨® al espa?ol a una p¨¦rdida de tiempo y de ritmo, lo que dificulta una estricta comparaci¨®n.Delgado se despert¨® ayer tranquilo, sin que esa referencia cl¨¢sica de la tensi¨®n y las pulsaciones revelase alg¨²n dato preocupante. Manten¨ªa adecuadamente sus constantes y atendi¨® a la cronoescalada sin ¨¢nimo desesperado, peligro que amenaza a todo favorito frustrado. Desde los primeros kil¨®metros, las referencias le se?alaban con el mejor tiempo para vislumbrarse poco despu¨¦s que el triunfo de etapa iba a ser competencia suya y de Breukink. Delgado trabaj¨® sobre el recorrido realizado por su compa?ero Indur¨¢in, que resisti¨® con el mejor tiempo hasta su llegada. En algunos tramos, la ventaja de Delgado sobre Indur¨¢in alcanz¨® el medio minuto, diferencia que se desequilibr¨® por el citado accidente. Su llegada a la meta no fue plet¨®rica, pero ning¨²n otro protagonista lleg¨® con un ritmo superior.
La etapa marc¨®, en l¨ªneas generales, una buena actuaci¨®n espa?ola, al ocupar Indur¨¢in y Lejarreta las posiciones inmediatamente posteriores a Delgado.
La palabra de Lemond
Entre los competidores de Delgado, la carrera pas¨® factura a Bugno, que lleg¨® claramente mermado, mientras que Lemond y Alcal¨¢ hicieron un final discreto. Lemond contin¨²a siendo un ejemplo de car¨¢cter porque es un hombre que se resiste al abatimiento en esa lucha esforzada pero inteligente, por hacer llegar el Tour a una contrarreloj en que las diferencias est¨¦n a su alcance. Lemond tiene una ventaja particular sobre cualquier otro de los grandes protagonistas: las condiciones de la carrera se puedan suceder de tal forma que ¨¦l vuelva a tener la ¨²ltima palabra. Porque hay que recordar que, en estos momentos, se est¨¢ en el turno de r¨¦plica de Delgado, que se ha resuelto, entre un ataque postrero, un desfallecimiento y un peque?o accidente, con el decepcionante saldo de un segundo de diferencia a favor del espa?ol. Lemond, por tanto, ha pasado los Alpes sin da?o.
Entretanto, el otro Tour, el de Bauer, Pensec y ahora Chiappucci, se ha convertido en una carrera de relevos. Pensec, un corredor que estuvo a punto de ser descartado para participar en esta edici¨®n, no aguant¨® ayer la presi¨®n de llevar el maillot amarillo, que suele pesar bastante cuando lo ocupan personajes que cifran sus aspiraciones en la utop¨ªa. Al liderazgo eventual de Pensec sucede ahora el de Chiappucci, de corte escalador y que acaba de convertirse en el italiano de moda aprovechando la decepci¨®n causada por Bugno. ?Resistir¨¢ precisamente ¨¦l?
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