Los alianzas y los descensos
El Tour tambi¨¦n se gana bajando o en las etapas r¨¢pidas con ataques repetidos. Si no se est¨¢ atento a los cortes, y Delgado volvi¨® a demostrar ayer que se descuida bastante, puede ocurrir lo que sucedi¨®. El ganador del Tour de 1988 da las gracias otra vez a Indur¨¢in y a Bugno, que, como el d¨ªa de l'Alpe d'Huez le ayudaron a reducir los da?os. La carrera de los bloques contin¨²a ahora con alianzas y, al fin, con los favoritos esperados. Cuando ya s¨®lo quedan las cenizas de la primera escapada, ayer Lemond y Breukink formaron pareja cona tra Bugno y Delgado. El espa?ol ha encontrado un fiel aliado en el italiano, que no aspira ya al triunfo este a?o, pero sabe que en el ciclismo es bueno tener amigos entre los grandes para futuras ocasiones.El ataque clave de Breukink y Lemond se produjo muy poco antes del ¨²ltimo puerto de segunda categor¨ªa. La velocidad que tra¨ªa el pelot¨®n, con casi media hora de adelanto sobre el horario previsto, casi convert¨ªa el terreno en descenso. De ah¨ª que en s¨®lo 10 kil¨®metros, hasta el pie del puerto, la ventaja de Breukink y Lemond lleg¨® a ser de 1.30 minutos.
Colaboradores
Delgado replic¨® entonces, pero encontr¨® nuevamente la colaboraci¨®n de Bugno y de Indur¨¢in, que se descolg¨® del grupo de cabeza para hacer nuevamente el trabajo sucio. S¨®lo gracias a eso la diferencia baj¨® en la cima, 10 kil¨®metros despu¨¦s, a s¨®lo 20 segundos. Bugno e Indur¨¢In volv¨ªan a ser los de l'Alpe d'Huez. El italiano no relev¨® en aquella etapa en la subida, pero Delgado, por la noche, no s¨®lo no se lo reproch¨® en el mismo hotel donde estaban, sino que dijo: "Se ha portado, se ha portado. Ha tirado mucho antes, en el llano, y despu¨¦s, cuando yo me he quedado, no lo ha hecho, y eso me salv¨® de perder m¨¢s tiempo". El espa?ol incluso le llev¨® un bid¨®n a Bugno durante la escapada, antes que a Indur¨¢in. Necesitaba alimentar a sus trabajadores, aunque ¨¦l luego no respondiera en los dos ¨²ltimos kil¨®metros de la escapada.
Ayer no dio tiempo a llevar bidones, pero la ayuda volvi¨® a ser eficaz. Aunque los 20 segundos volvieran a subir a 30 en los ¨²ltimos 18 kil¨®metros de bajada final. Indur¨¢in y Bugno no pudieron ayudarle m¨¢s. Son simples detalles, pero Delgado no impresiona ya como en su primer Tour de 1983, cuando su descenso del Peyresourde, en la dur¨ªsima etapa Pau-Luchon, con el Aubisque, el Tourmalet y el Aspin antes, impresion¨® en su tremendo descenso, retransmitido por televisi¨®n. Admir¨® tambi¨¦n en la pasada Vuelta a Espa?a bajando Navacerrada, pero era otra categor¨ªa y tampoco le sirvi¨® para destronar a Giovannetti. Han pasado siete a?os. Entonces era una promesa firme y ahora parecen rondarle los descuidos y la falta de fuerzas. El d¨ªa que no est¨¦n Indur¨¢in o Bugno para echarle una mano, el panorama puede oscurecerse a¨²n m¨¢s.
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