Aisha de Jordania
La boda de una princesa ¨¢rabe del siglo XXI
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En medio de leyendas sobre harenes y mujeres enveladas, la imagen de una princesa ¨¢rabe vestida de paracaidista pod¨ªa parecer un desprop¨®sito. Aisha de Jordania no se arredr¨® ante el contraste, y en 1987 se convirti¨® en la primera mujer ¨¢rabe que se graduaba en la Academia Militar de Sandhurst. Contaba con el respaldo de su padre, el rey Hussein, uno de los gobernantes m¨¢s occidentalizados de Oriente Pr¨®ximo. Ahora, a punto de casarse, le ha prometido no volver a saltar. A su novio, Said Yumaa, le aterran las alturas, y la sola idea de volar le pone los pelos de punta."Te sientes m¨¢s responsable de ti misma cuando tienes alguien de quien preocuparte", asegura Aisha, sin disimular una mirada enamorada hacia Said. Dos a?os de amistad, "basada en intereses mutuos y gustos comunes", seg¨²n el anuncio del compromiso recogido en la prensa jordana, han conducido a la boda, que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 26.
Pero cuando se establezca en Amm¨¢n, Aisha, una de las gemelas del rey Hussein y de la princesa Muna, ha expresado su deseo de unirse al Ej¨¦rcito y trabajar en el desarrollo y mejora de los cursos de entrenamiento. Contar¨¢ para ello con la ayuda de sus primas las princesas Sarra Naser y Basma Al¨ª, que pronto se graduar¨¢n tambi¨¦n en Sandhurst. El a?o pasado, la joven paracaidista dirigi¨® un grupo de mujeres soldados durante un curso de tres meses de entrenamiento militar.
De momento, tras la boda, los se?ores Yumaa pasar¨¢n un a?o en Inglaterra, donde Said va a trabajar en un banco. Aisha aprovechar¨¢ para concluir la licenciatura en Estudios Orientales, que cursa en la actualidad. La elecci¨®n de esta carrera se debi¨®, seg¨²n ha explicado ella misma, a que puede "darme un mayor conocimiento sobre mi pa¨ªs y ayudarme a ser m¨¢s abierta sobre cuestiones como la historia y la pol¨ªtica".
Acostumbrada a vivir de forma independiente en Inglaterra, Aisha desea decorar su nuevo hogar por s¨ª misma, y se decanta por una peque?a casa con mobiliario moderno y pr¨¢ctico, "por si se derrama el caf¨¦ encima". Lejos de los t¨®picos de esplendor y fasto que suelen atribuirse a la realeza ¨¢rabe, la princesa relata que hace la compra y cocina. "Hemos sido educados como gente normal. Aprendimos a hacer nuestras camas y a comer los guisos de nuestra madre", manifiesta, segura de que no hay contradicci¨®n entre la inclinaci¨®n hogare?a y su vocaci¨®n militar.
"Las mujeres jordanas tienen una gran fuerza de voluntad y son independientes y buenas trabajadoras", intenta justificar. De todas formas, reconoce que necesitan ser m¨¢s arriesgadas. "Si no lo hubiera intentado, no hubiera sabido que era capaz de hacer lo que hice", menciona refiri¨¦ndose a su graduaci¨®n en Sandhurst.
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