Mandela vuelve a un barco en llamas
Tras su largo viaje, el l¨ªder surafricano se sienta de nuevo a negociar con De Klerk
El m¨¢s influyente diario surafricano, The Star, public¨® recientemente una caricatura editorial en la que mostraba a Nelson Mandela y a su esposa, Winnie, a su regreso del largo viaje transoce¨¢nico abriendo la puerta de su casa y diciendo: "Hola a todos, ya estamos en casa". Su casa es un barco en llamas, destruido por el desasosiego, las huelgas, los boicoteos, las bombas y la crisis escolar. Su viaje de seis semanas por 14 naciones fue un gran ¨¦xito personal.
El l¨ªder y vicepresidente del Congreso Nacional Africano (ANC) -que con toda seguridad ser¨¢ elevado a la presidencia en el 16? congreso, que se celebrar¨¢ en diciembre- ha sido recibido en las capitales de todo el mundo como nunca lo hab¨ªa sido ning¨²n dirigente surafricano. Llen¨® las arcas del ANC con al menos siete millones de d¨®lares y present¨® a su partido ante la escena internacional como una alternativa pol¨ªtica cre¨ªble para tomar el relevo en el Gobierno de la naci¨®n.Mandela tambi¨¦n persuadi¨® a algunos l¨ªderes de pa¨ªses extranjeros para que mantengan las sanciones econ¨®micas e intent¨® convencer a los hombres de negocios de que Sur¨¢frica, gobernada por el ANC y sin apartheid, ser¨ªa un pa¨ªs muy rentable".
El dirigente de 72 a?os dio la imagen de un hombre de Estado digno y sereno, aunque confundi¨® a ciertas audiencias por su amistosa actitud hacia Fidel Castro, o Gaddafi. Tambi¨¦n sorprendieron sus sugerencias al Gobierno brit¨¢nico para que negociase con el Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA), algunos de sus comentarios sobre econom¨ªa y la lucha armada y su adhesi¨®n a teor¨ªas pol¨ªticas que se han derrumbado recientemente.
La nueva Sur¨¢frica -en la que Mandela, el ANC, el partido comunista y muchos otros operan libremente- tiene apenas cinco meses de vida. El l¨ªder negro estuvo dos meses viajando por el extranjero, y durante su ausencia se destaparon varios problemas internos. Hasta algunos de sus incondicionales, al o¨ªr que "se tomar¨ªa unas reparadoras vacaciones en Cuba" y que "volver¨ªa a Estados Unidos" criticaron esta larga ausencia.
Uno de los objetivos del viaje era fortalecer su posici¨®n negociadora con vistas a las pr¨®ximas conversaciones con De Klerk. Sin embargo, al encontrarse ausente no pudo capitalizar los avances conseguidos en las negociaciones de mayo. Un veterano miembro del ANC declar¨® que mientras Mandela estuvo fuera no hab¨ªa sido adoptada ninguna decisi¨®n pol¨ªtica de envergadura. Allister Sparks, uno de los analistas pol¨ªticos m¨¢s respetados de Sur¨¢frica, manifest¨® que el l¨ªder negro hab¨ªa logrado algunas conquistas pol¨ªticas, "pero el proceso se ha ralentizado al no poder el ANC responder puntualmente a las exigencias del momento. La creciente violencia de la extrema derecha es una prueba palpable de esto".
Las numerosas huelgas laborales son otra muestra de deterioro. Miles de trabajadores negros se han lanzado a la calle para exigir subidas salariales. Por otro lado, el tema de la educaci¨®n de los ni?os negros, que tanto preocupa a Mandela, es preocupante. Los resultados de los ex¨¢menes de este colectivo prometen ser bastante peores que los del a?o pasado. Los planes del Gobierno para resolver el problema llegan tarde.
En el Transvaal, que se encuentra en pleno invierno, con temperaturas apenas por encima de los cero grados, centenares de chozas pertenecientes a negros est¨¢n siendo derruidas. Estos municipios gobernados por blancos se encuentran al borde de la bancarrota a causa del impago tanto de los alquileres como de los servicios de luz o de agua. Un analista comentaba que el creciente ¨ªndice de criminalidad "se ha convertido en la maldici¨®n de los municipios negros y en la obsesi¨®n de las zonas residenciales de los blancos".
Demasiados problemas
Nadie piensa que Nelson Mandela pueda resolver por s¨ª mismo ninguno de esos problemas. Sin embargo, su enorme presencia podr¨ªa ayudar a controlar esta situaci¨®n potencialmente explosiva, del mismo modo que su liberaci¨®n supuso un aumento de las aspiraciones pol¨ªticas de la mayor¨ªa negra.A su llegada al aeropuerto de Johanesburgo, Mandela declar¨® que se reunir¨ªa urgentemente con De Klerk para concertar unas negociaciones que sit¨²en al pa¨ªs cerca de una democracia no racista.
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