Cotilleo comedido
Escenas de la lucha de sexos en Berbely Hills
Director: Paul Bartel. Int¨¦rpretes: Jacqueline Bisset, Ray Sharkey, Robert Beltr¨¢n, Mary Woronow, Ed Begley Jr., Paul Bartel, Wallace Shawn, Edith D¨ªaz, Arnetia Walker y Paul Mazursky. Gui¨®n: Bruce Wagner. Direcci¨®n art¨ªstica: Alex Tavoularis. Fotograria: Steven Fierberg. M¨²sica. Stanley Myers. Estadounidense, 1989. T¨ªtulo original: Scenesfrom the class struggle in Beverly Hills. Estreno en Madrid: Lumi¨¦re (versi¨®n original), Multic¨ªnes Ideal y Proyecciones.
Los r¨®tulos de Scenes from the class struggle in Beverly Hills nos dan una orientaci¨®n clara de cu¨¢l es el referente al que nos remite Paul Bartel: la comedia sentimental o rosa de los a?os cin cuenta.Sobre un fondo rojo van dibuj¨¢ndose, con la mejor caligraf¨ªa, bien enmarcados con orlas y laci tos, los nombres de todos cuantos intervienen en el filme.
Pero tanta cenefa o celof¨¢n es el envoltorio de los deseos de dos damas maduras de buen ver: Jacqueline Bisset como Claire Lipkin, una estrella semirretirada de los culebrones televisivos que acaba de enviudar, y Marty Woronow como Lisabeth Hepburn una reci¨¦n divorciada que exorciza el recuerdo de su c¨®nyuge fumigando su casa.
Esas dos mujeres sue?an con fogosos amantes latinos y los buscan entre su servicio, entre ch¨®feres y mayordomos.
Que las estrellas de Holl ywood no son ni eran tan castas y recatadas como quer¨ªan las blografias pagadas por los estudios es algo bien conocido. Ni tan s¨®lo hizo falta que Kenneth Anger publicara su Hollywood Babilonia para que supi¨¦semos que la magia y el atractivo de actores y actrices no era inalcanzable para todos.
Sobre eso, sobre los m¨²ltiples enredos de cama con que alegran su vida las millonarias de Beverly Hills, ha basado su pel¨ªcula Paul Bartel.
Lo mejor de ella es el clasicismo y sobriedad con que filma los mayores disparates, pero eso tambi¨¦n la priva de ese ritmo mec¨¢nico que precisa un vodevil, con sus personajes entrecruz¨¢ndose mientras abren y cierran puertas que les esconden o les permiten acceder al armario-t¨¢lamo de la amada.
Humor intelectual
Paul Bartel consigue sus mejores gags cuando se aparta de las convenciones del g¨¦nero y hace chistes intelectuales, como tergiversar una cita de Gertrude Stein para convertirla en elogio de la felaci¨®n.
Eso y las locuras psicoanal¨ªticas que simula escribir Ed Begley Jr. son lo mejor de la funci¨®n, que resulta bastante mortecina, mucho m¨¢s divertida como idea o para contar a los amigos durante una sobremesa bien regada que para verla en una pantalla.
El chafardeo tiene su encanto pero tambi¨¦n sus l¨ªmites, y Paul Bartel parece haber cre¨ªdo que la complicidad del espectador la ten¨ªa ganada de antemano.
De ah¨ª que como director haya renunciado a emplear todos los trucos de narrador que son necesarios para que seducir a una platea que espera del cineasta un despliegue de artima?as que pueda competir con el de vestuario y maquillaje que realizan los protagonistas.
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