'Carpintero' y cinco burras
Buend¨ªa / Dom¨ªnguez, Ortega Cano, Espartaco
Toros de Joaqu¨ªn Buend¨ªa, desiguales de presencia, flojos, derrengado, y sosos, excepto el quinto. Roberto Dom¨ªnguez: metisaca, pinchazo y estocada (palmas); estocada (oreja). Jos¨¦ Ortega Cano: estocada (palmas); estocada ca¨ªda y trasera (dos orejas). Espartaco: estocada (ovaci¨®n y salida al tercio); estocada tendida (oreja). Plaza de Santander. 26 de julio. Cuarta corrida de feria. Lleno.
Lo de la ganader¨ªa brava es que no tiene remedio. Una vacada considerada como de las bravas de la actualidad, la de Buend¨ªa (puro Santa Coloma), dio un triste espect¨¢culo en la plaza de Santander y menos mal que el viejo don Joaqu¨ªn, en su finca de Bucar¨¦, ya no es el responsable directo de la marcha de la ganader¨ªa, porque se habr¨ªa llevado un aut¨¦ntico disgusto. Y no es para menos, porque seis toros que s¨®l o reciben una vara cada uno y cinco que renquean, que se tambalean, que son sosos, que no tienen picante y que casi ni andan, no son buend¨ªas, ni santacolomas ni nada que se le parezca.Y menos mal que el quinto, Carpintero de nombre, aunque tambi¨¦n recibi¨® ¨²nicamente un puyazo, vino a salvar el honor de la divisa azul turqu¨ª y encarnada, porque esa vara la recibi¨® empujando con fijeza y durmi¨¦ndose en el peto, lleg¨® a la muleta con la boca cerrada, con movilidad y con un pit¨®n derecho extraordinario.
Roberto Dominguez en el primer mulete¨® con suavidad y temple, pero sin la emoci¨®n necesaria, dada la extrema debilidad de su oponente. Para demostrar que las burras tambi¨¦n tienen peligro, aunque no dejen de serlo, el cuarto, prendi¨® a Dom¨ªnguez y estuvo a punto de herirle a mitad de una faena realizada con mimo y torer¨ªa.
Enfermero
El tambaleante y renqueante segundo s¨®lo permiti¨® a Ortega Cano el papel de enfermero, que el cartagenero realiz¨® con cabeza para mantener en pie al toro y con buenas maneras en su toreo con ambas manos. Vio pronto a Carpintero y la faena fue excelente de buen principio, toreando despacio, con temple y ligaz¨®n. Por el izquierdo s¨®lo lo intent¨® y fue una l¨¢stima que se precipitase al entrar a matar ante un extra?o del toro, porque la colocaci¨®n del estoque fue defectuosa.
Aunque su lote no se prestase a florituras y no propiciase emoci¨®n, Espartaco estuvo toda la tarde con voluntad y cabeza. A su primero lo lidi¨® personalmente con el capote durante y despu¨¦s del minitercio de varas y con la muleta comenz¨® al natural en los medios, d¨¢ndole la distancla y llev¨¢ndole muy toreado, pero el animal se qued¨® pronto muy corto y all¨ª no hubo emoci¨®n posible. El sexto lleg¨® a la muleta noble y soso, pero acab¨® en chiqueros y el de Espartinas lo mulete¨® por ambos pitones, sin molestarlo y templando la embestida con suavidad. Para que el toro no se ahogase con la ligaz¨®n de los muletazos, la faena no pudo ser continuamente hilvanada.
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