El conflicto sindical
EL PORTAZO dado por UGT en la reuni¨®n de la Comisi¨®n Nacional de Elecciones Sindicales lleva el signo de la ruptura en la estrategia de unidad de acci¨®n que los dos sindicatos mayoritarios -UGT y CC OO- han practicado en los ¨²ltimos tres a?os, con resultados excelentes para los trabajadores y para la paz social. Resultados que, por lo que parece, no tienen suficiente entidad como para hacer frente al embate de los m¨¢s particulares aunque leg¨ªtimos intereses electorales.El desencadenante inmediato de la situaci¨®n ha sido el preaviso unilateral de convocatoria de elecciones lanzado por CC OO en las m¨¢s de doscientas mil empresas con menos de 50 trabajadores que existen en el pa¨ªs. Esta pr¨¢ctica, a la que han recurrido en anteriores comicios sindicales UGT y ELA-STV, proporciona evidentes ventajas al que la utiliza primero: las peque?as empresas aportan la mitad de los delegados, lo cual incide de forma sustancial en el c¨®mputo final de las elecciones. Gracias a esta estratagema, UGT, que perdi¨® en las grandes empresas en las elecciones sindicales de 1986, se alz¨® con la victoria global al conseguir la mayor¨ªa de los delegados correspondientes a las peque?as empresas. Los dos sindicatos mayoritarios han tratado en los ¨²ltimos meses de encontrar una f¨®rmula com¨²n de convocatoria electoral que pusiese t¨¦rmino a estas pr¨¢cticas ventajistas y desleales, incompatibles, por otra parte, con el clima de entendimiento sindical conseguido en estos a?os. Pero, por lo que se ha visto, estos intentos no han cuajado, y el preaviso lanzado por CC OO no ha hecho sino agravar todav¨ªa m¨¢s la situaci¨®n.
En estos momentos no tiene demasiado inter¨¦s saber qui¨¦n tiene o no raz¨®n en este conflicto, si UGT o CC OO; si UGT ha practicado antes lo que ahora reprocha a CC OO, o si este sindicato ha sorprendido con su preaviso unilateral a UGT tras fracasar en el intento de negociar una convocatoria com¨²n. De todas formas, UGT todav¨ªa no ha explicado por qu¨¦ no accede a negociar un calendario com¨²n y por qu¨¦ no quiere ir de la mano de CC OO a lo que denomina "sus empresas". Lo que importa saber es si para los dos sindicatos mayoritarios la unidad de acci¨®n sindical vale, si no una misa, al menos un poco de cordura y de sentido com¨²n y una evaluaci¨®n serena de lo que los trabajadores perder¨ªan en caso de romperla. Es perfectamente natural que la simple perspectiva de unas elecciones, aun meses antes de su, celebraci¨®n, genere roces y desavenencias puntuales entre quienes se juegan en ella los primeros puestos en peso y protagonismo sindicales. Pero cuesta trabajo admitir que estas divergencias tengan tanta fuerza como para dar al traste con la din¨¢mica de unidad de acci¨®n en la que tanto empe?o han puesto UGT y CC OO en los ¨²ltimos a?os. Y m¨¢s cuando los intereses electorales puestos en juego no son tan esenciales ni para una ni para otra central: delegados m¨¢s o delegados menos, UGT y CC OO parecen estabilizadas en proporciones globalmente equilibradas.
El desenlace a que parece conducir este conflicto se hace todav¨ªa m¨¢s incomprensible por el momento en que se produce. Es decir, cuando el llamado pacto de competitividad urgido por el Gobierno hace m¨¢s necesaria que nunca una posici¨®n com¨²n de los sindicatos para reforzar su papel de interlocutor v¨¢lido y respetado en las complejas cuestiones que han de debatirse. Sin embargo, todav¨ªa es tiempo de que las aguas vuelvan a su cauce y de que los dos sindicatos busquen por s¨ª mismos la manera de reconducir el conflicto. El conjunto de los trabajadores se lo agradecer¨ªan y dar¨ªa a los sindicatos mayor autoridad para exigir del Gobierno la modificaci¨®n de la actual normativa electoral, principal causante de estas pugnas sindicales. Nadie que apueste responsablemente por el mantenimiento del mayor grado de paz social en este pa¨ªs deber¨ªa alegrarse de que no sea as¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.