Viaducto, terrazas y 'tex-mex'
Bajando 46 escalones desde la calle de la Morer¨ªa o subiendo 80 por la de Segovia se accede a un curioso paseo de terrazas que resultan estrat¨¦gicamente situadas arriba y abajo. Pertenecen a dos amos, dos bares llamados Blue y Rompeolas. Dos nombres que contemplan una lista ampl¨ªsima de locales en apenas una reducida cuesta, la calle de Ca?os Viejos, limitada por la Morer¨ªa y el mism¨ªsimo Viaducto.Al describir esa doble terraza situada en un callej¨®n con salida s¨®lo a pie se dir¨ªa que sus mesas arrancan de la pared de una de esas construcciones que encarecen el Madrid m¨¢s cl¨¢sico. Al otro lado, las mesas en actitud ferroviaria parecen continuar por el t¨²nel que forma el Viaducto, un estrecho pasadizo maloliente y peor decorado por el cat¨¢logo de pintadas m¨¢s cutre que se haya visto en los muros de nuestra ciudad. Quien decida visitar esas terrazas no debe preocupar se demasiado por su imagen.
Sal de gusano frito
Lleg¨® el momento de aclarar que en pleno Madrid de los Austrias nos hallamos en la cuesta del tex mex (estilo tejano-mexicano). El Rompeolas se reserva sus mezcales y mezcalitos para la barra del bar. Es un local peque?o y muy rectangular. Tiene redondas ventanas marineras y una barca aut¨¦ntica que sirve para apoyar el codo en los momentos m¨¢s comprometidos, que son muchos. Entre sirenas y murales se degustan algunos libidinosos combinados. Pezoncillo, vodka con leche. Cojoncillo, m¨¢s vodka mezclado ahora con una crema amarillenta que podr¨ªa ser licor de huevo. Y as¨ª, siendo como es, El Rompeolas ha cumplido ya tres a?os. Abren todos los d¨ªas y tienen una tarifa razonable de 500 pesetas trago largo en la terraza un s¨¢bado por la noche y 200 un aut¨¦ntico mezcal con sal de gusano frito.
En la otra acera encontramos al segundo due?o de estas terrazas desde donde hace siglos se suicidaban los enfermos de amor y hoy otros locos practican puent¨ªsmo y parapente. Es un bar muy bonito de dos plantas con balcones que se llama Blue. Buena m¨²sica y decoraci¨®n con toques muy ecologistas en su pared de corcho. "?Salvernos el parque!", carteles de exposiciones pict¨®ricas, una procesi¨®n de botellas de Jack Daniels y un camarero con patillas ad hoc. Mirando desde enfrente, a su izquierda, otro local: G3 Musical. Un antiguo restaurante todav¨ªa decorado como una sala de espera, con mesas de cristal y unas arcadas ¨¢rabes que, sin venir a cuento, son el ¨²nico homenaje a los moros refugiados por aqu¨ª despu¨¦s de que Alfonso VI reconquistara Madrid. Los mismos africanos que dieron a la plaza el nombre de Morer¨ªa.
Para intestinos resistentes
Esquinado entre ¨¦sta y la moruna plaza est¨¢ el Mescalito Bar. Pensado para quienes puedan dormir apoyados en un cactus sin que les duela m¨¢s que una sesi¨®n de acupuntura. Era una tienda de alfombras y tapices hasta que cay¨® en manos de Oscar, antiguo manager de Los Secretos y Pilar Bayona, la m¨¢s favorecida por el dicho ¨¢crata de Pili s¨ª, Mil¨ª no. Sus a?os de residencia en M¨¦xico han podido ayudar a que los expertos digan que en el Mescalito se bebe buen tequila y mejor mezcal. Sin olvidar las margaritas o el whisky sour, s¨®lo para intestinos resistentes al bourbon. Como las Bayona han cundido de lo lindo, a otra de las cuatrillizas le dio por el arte y firma parte de la decoraci¨®n y un indio esquinado, un guitarr¨®n, una iguana con pinta de loca ebria... El bar ha ido adquiriendo algunos alias, como sal si puedes o te vemos entrar pero t¨² no nos ves salir. No es de extra?ar que el esp¨ªritu de Malcolm Lowry se adue?e del local invocado por el cartel de la pel¨ªcula que Huston rod¨® con la novela de Lowry, Bajo el volc¨¢n. La ¨²ltima pared de ladrillo que tiene el Mescalito es una reserva mit¨®mana para los ¨ªdolos musicales que suenan en el bar. Hay fotos autografiadas with love de Nick Lowe, Carlene Carter, la esposa de Neil Young o Augie Meyers. La cleptoman¨ªa callejera tambi¨¦n se ha tenido en cuenta mediante unos vasitos decorados con el logotipo del bar que vuelan por docenas ante el consentimiento disimulado de los b¨¢rmanes. A principios de verano hubo un intento de aperitivo dominical que los calores y las vacaciones han apartado hasta tiempos y climas m¨¢s benignos.
La Morer¨ªa es nombre de plaza y calle al mismo tiempo. All¨ª se encuentra un curioso almac¨¦n de coloniales y una Caba?a Asturiana que no trasnocha. Pared con pared dicen que vive un aficionado al verso. Son dos cierres verdes, que pocos han visto abiertos, con pintadas cursilonas donde se lee: "Ni?a o ni?o igual a seres" o "Puedo serte tan ¨²til como t¨² a m¨ª". S¨®lo sabemos por el r¨®tulo de la fachada que es La Casa del Poeta. Centro cultural. Sin caminar apenas, uno se topa con la recoleta plaza del Alamillo, donde desde hace poco m¨¢s de 30 d¨ªas se inaugur¨® un coqueto restaurante llamado El Alamillo de los Austrias. Ocupa todo un lado del ¨ªntimo lugar y consta de dos ambientes dedicados en cuerpo y alma a la caza en particular y a la cocina centroeuropea en general. Al ponerse el sol ... las cenas se prolongan hasta casi las dos de la madrugada bajo un toldo de rayas y sobre cojines estampados en verde y lim¨®n. No es lugar barato y quiz¨¢ por ello su carta se permite algunos lujos: rag¨² de cangrejos y champi?ones en su salsa, medallones de venado, perdices y codornices.
Los vecinos no parecen rechistar y nadie molesta a nadie. Quiz¨¢ sea cierto lo que entre noct¨¢mbulos se oye comentar: "En Madrid, quien te diga que se duerme antes de las tres de la ma?ana, o es un mentiroso o est¨¢ muerto".
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