Bailar sin son

Espect¨¢culo aleccionador, por cuanto nos muestra algunos de los vicios que m¨¢s da?o est¨¢n haciendo al baile flamenco. El primero de todos, parar` la guitarra. Los bailaores salen, bailan un poquito, paran las guitarras y se dedican con fruici¨®n a una exhibici¨®n interminable de sus habilidades en el zapateado. Quienes en ello son expertos tienen el ¨¦xito asegurado, porque el p¨²blico es un ni?o que ante alardes semejantes queda siempre encandilado. ?Pero bailan realmente? ?Qu¨¦ m¨²sica bailan?Si quien lo hace es un hombre de La clase de Crist¨®bal Reyes, que no se descompone ni pierde los papeles, y que adem¨¢s hizo un baile por canti?as admirable, equilibrado y lleno de imaginaci¨®n, resulta gratificante. Pero con los dem¨¢s ya fueron otros cantares. La Chana, por ejemplo. Su baile por alegr¨ªas -es un decir- fue una serie largu¨ªsima de ejercicios varios de punta y tac¨®n, palmas y pitos, zapatazos -a veces con la complicidad del cantaor-, saltos. ?Pero bail¨®?

M¨¢s sentido tiene lo de Juana Amaya y Antonio Canales. Los dos son j¨®venes, y quiz¨¢ por ello juegan, su baza de triunfo al t¨¦mp'eramento. Y por momentos aciertan, tienen r¨¢fagas de un baile electrizante y emotivo. Pero por momentos esto se queda en el puro esfuerzo fisico, sin m¨¢s. Y ellos deben saber -sobre todo Canalesque el atletismo tiene poco que ver con lo jondo. En cuanto a ?ngela Granados hizo un taranto t¨®pico y gris. Excelente el grupo de guitarristas e irregular el de cantaores.