Artesan¨ªa y placer
La construcci¨®n artesanal de tablas de surf es un negocio que va viento en popa en Tarifa, esta peque?a California europea situada a 100 kil¨®metros de C¨¢diz, sobre el estrecho de Gibraltar. Cruzar~ lo sobre una plancha y arribar a las costas de Marruecos es una tentaci¨®n m¨¢s frecuente que exitosa.
El windsurfing no es un deporte barato, aunque el mar y el aire sean gratis. Los precios de las planchas tarife?as no bajan de las 100.000 pesetas por unidad. A esta cifra hay que a?adir, al menos, otras 20.000 pesetas para las velas. Es conveniente tener dos tablas de distinto tipo, para utilizar seg¨²n el viento. Las clases de dos horas, con derecho a equipo, cuestan 3.000 pesetas.
Cada cliente elige la decoraci¨®n de la plancha, en la que suelen abundar las pegatinas de la firma constructora. Los emblemas se estampan tambi¨¦n en prendas de ropa, es la moda Tarifa. El windsurf es, adem¨¢s, un deporte amigo de uniformes: chanclas tipo tanaka, ba?ador de algod¨®n fuerte y marca americana o australiana, camiseta con emblemas de Tarifa, gafas de sol. Un adem¨¢n castigador y un coche todoterreno completan la imagen perfecta.
Los surfistas manejan un argot propio, salpicado de t¨¦rminos angl¨®fonos. En el caso de los deportistas espa?oles, el lenguaje se completa con t¨¦rminos medio pijos, medio castizos: "est¨¢ chopi" (mar con ola peque?a), "muerto" (tabla vieja).
Adictos
"?ste es un deporte que engancha, tal vez porque proporciona una sensaci¨®n ¨²nica. Vas solo, a toda velocidad, peleas y, a veces, dominas el rnar", explica Michel Figuera. ?l comenz¨® a practicar el windsurf en el madrile?o pantano de San Juan. "El ex alcalde de Madrid Jos¨¦ Luis ?lvarez me dio las primeras lecciones. Entonces,yo no pensaba que acabar¨ªa dejando la carrera de Veterinaria a falta de una asignatura, ni que convertir¨ªa este deporte en mi medio de vida", recuerda Michel, propietario de una tienda y un taller.
Deslizarse sobre las olas, empujados por el viento. Los surfistas disfrutan de una sensaci¨®n de libertad comparable a la del motorista veloz o a la del esquiador que desciende en solitario por una pista con buena nieve y poco p¨²blico. De hecho, muchos alternan las tres actividades durante el a?o. Saben, sin embargo, que la moto no es el mejor veh¨ªculo en Tarifa: el aire. suele derribarlas sin respetar la cilindrada.
El turismo del viento ha dado a la localidad gaditana un ambiente distendido y cosmopolita. A los chiringuitos playeros se suman pubs y discotecas con nombres tan evocadores como A tu aire. Franceses, italianos, ingleses y alemanes comparten playa con los aficionados espa?oles, sobre todo vascos, catalanes, andaluces y madrile?os.
El ciclismo es la ¨²ltima novedad. La bicicleta de monta?a parece el complemento ideal. No es raro encontrar furgonetas-casa que llevan encaramadas tablas y bicis en un circense m¨¢s dificil todav¨ªa.
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