El padre de la egiptolog¨ªa
En diciembre de este a?o se va a cumplir el 200? aniversario del nacimiento de Jean-Fran?ois Champollion. Esta efem¨¦ride est¨¢ siendo celebrada no s¨®lo en Francia, la patria del afortunado investigador, sino tambi¨¦n en otros pa¨ªses europeos con diversos tipos de manifestaciones, tales como congresos, exposiciones, cursillos de divulgaci¨®n y conferencias. La magnitud y la multiplicidad de tales manifestaciones demuestran la importancia que incluso a nivel oficial casi todos los pa¨ªses de Europa conceden al descubrimiento que nos abri¨® las puertas del conocimiento de la civilizaci¨®n del antiguo Egipto, en la que ya nadie duda que se encuentran las m¨¢s profundas ra¨ªces de nuestra propia civilizaci¨®n.La figura de Champollion no es en absoluto la de un sabio absorto en sus estudios y ajeno al mundo que le rodeaba. Muy al contrario, la personalidad rom¨¢ntica de este franc¨¦s puede enmarcarse perfectamente dentro del convulso mundo en que le toc¨® vivir, y en el cual se integr¨® de forma apasionada. As¨ª, si bien es cierto que su atracci¨®n por los jerogl¨ªficos egipcios qued¨® decidida a los 10 a?os, cuando vio por primera vez una copia en facs¨ªmile de la piedra de Rosetta, no lo es menos que desde bien joven empez¨® a manifestar p¨²blicamente sus inquietudes pol¨ªticas republicanas, lo que no dej¨® de ocasionarle disgustos.
Para comprender c¨®mo Champollion pudo llegar a descifrar los jerogl¨ªficos egipcios es preciso primero saber cu¨¢l era la situaci¨®n del problema en el momento en que ¨¦l empez¨® a ocuparse del mismo. El uso de los jerogl¨ªficos para escribir la antigua lengua egipcia se extingui¨® con el paganismo.
Progresivamente, la poblaci¨®n cristianizada de Egipto se hab¨ªa ido acostumbrando a escribir su propia lengua utilizando el alfabeto griego ligeramente modificado: se trata de la lengua y de la escritura copta, extinguida actualmente como lengua viva pero utilizada a¨²n como lengua lit¨²rgica por los cristianos egipcios, los coptos.
Probablemente el primer erudito que intent¨® descifrar los jerogl¨ªficos fue el jesuita alem¨¢n Kircher en el siglo XVII. A pesar de que sus esfuerzos fueron vanos, Kircher ten¨ªa raz¨®n en una cosa: la identidad del antiguo egipcio y del copto. El siguiente paso ¨²til lo dio el abate franc¨¦s Barth¨¦l¨¦my, quien en el siglo XVIII intuy¨® que los cartuchos que aparecen frecuentemente en los textos jerogl¨ªficos encierran nombres de faraones. De todos modos, el paso m¨¢s importante previo al desciframiento fue absolutamente casual: el descubrimiento de la piedra de Rosetta, hecho por el Ej¨¦rcito franc¨¦s de Napole¨®n durante la campa?a de
Egipto, en 1799. La piedra de Rosetta contiene un decreto de Ptolomeo V promulgado el a?o 196 antes de Cristo y escrito en jerogl¨ªficos, en dem¨®tico -una escritura cursiva popular de ¨¦poca tard¨ªa y en griego. Sin embargo, al entusiasmo inicial por el hecho de poseer un documento triling¨¹e pronto le sigui¨® una sensaci¨®n de impotencia por la lentitud de los trabajos, que incluso llegaron a hacer pensar a algunos que el problema era insoluble.
El cartucho de Cleopatra
Al contrario que sus predecesores, Champollion abord¨® el problema contando con una adecuada formaci¨®n filol¨®gica, ya que estaba convencido de que Kircher ten¨ªa raz¨®n, y por ello hab¨ªa aprendido copto. Por otro lado, tambi¨¦n tuvo la intuici¨®n de comprender la capital importancia de las inscripciones de un peque?o obelisco de la isla de Filas. Este obelisco posee una inscripci¨®n griega en la que se lee el nombre de un rey Ptolomeo y de dos reinas Cleopatra, y una inscripci¨®n jerogl¨ªfica en la que hay dos cartuchos distintos, uno de ellos id¨¦ntico a los cartuchos de la piedra de Rosetta. Champollion dedujo correctamente que los dos cartuchos del obelisco de Filas hab¨ªan de contener los nombres de Ptolomeo y de Cleopatra, y que si el que era id¨¦ntico a la piedra de Rosetta era el de Ptolomeo, el otro hab¨ªa de ser necesariamente el de Cleopatra.
De la comparaci¨®n de ambos cartuchos, Champollion pudo deducir, con absoluta certeza, los valores fon¨¦ticos de los primeros signos jerogl¨ªficos descifrados. Este hecho tuvo lugar en enero de 1822, y a partir de este momento, apoy¨¢ndose siempre en los signos de valor fon¨¦tico conocido, Champollion pudo progresar r¨¢pidamente. La clave de la cuesti¨®n le lleg¨® el mes de septiembre: se trataba de la copia de unas inscripciones del templo de Abu Simbel, con los cartuchos de los faraones Rameses y Tutmosis. Gracias a sus conocimientos religiosos, hist¨®ricos y filol¨®gicos, Champollion pudo no s¨®lo identificar a estos faraones sino tambi¨¦n traducir sus nombres y comprender por fin el complejo funcionamiento del sistema, a la vez ideogr¨¢fico y fon¨¦tico, incluso en una sola palabra.
Antes hemos hablado de las dificultades que Champollion experiment¨® a causa de sus ideas pol¨ªticas. No obstante, el comportamiento de los estamentos oficiales para con el joven investigador constituyen a¨²n hoy d¨ªa para nosotros un aut¨¦ntico modelo.
Babelia
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