La mayor¨ªa son feas
Ay s¨ª: tendr¨¢ usted conmigo que reconocerlo, por m¨¢s que nos ponga tristes: la mayor¨ªa no son guapas, la mayor¨ªa no est¨¢n buenas; la mayor¨ªa son, por el contrario, feas.Se las ve, s¨ª, a todas o la mayor¨ªa de ellas, que se esfuerzan, las pobres, por ponerse guapas, por hacer como Rebeca Miraflores "que, para no pasar pena, / se vest¨ªa de t¨ªa buena", a veces con ¨ªmprobos trabajos y sacrificios meritorios (y m¨¢s ahora en el verano, que las hay que sudan en el gimnasio m¨¢s que anta?o las mozas en la siega, a ver si se les modelan un poco los contornos, y hasta se creen que torr¨¢ndose el pellejo, como san Lorenzo, a los rayos del Astro Rey o de la pantalla sustitutiva, se les va a disimular la falta con la negrura y, ya todas las gatas pardas, van a enga?ar mejor a algunos machos papanatas), pero que nanay, que no les vale; y m¨¢s bien, llevando escritas en la piel y en los ojos las penalidades de su esfuerzo, lo que se ponen es m¨¢s feas todav¨ªa; lo m¨¢s que consiguen es que algunas -de las pocas hermosas, pero especialmente tontas, a las que no les hac¨ªa falta tratamiento alguno, imitando los manejos de las feas, estropeen un tanto su hermosura y vengan, solidariamente, a parecerse algo a la mayor¨ªa.
Quitan el hipo
Porque las hay, ciertamente, que quitan el hipo: se las encuentra usted de tarde en tarde por las calles y se queda con la boquita abierta, o lo que es m¨¢s triste, se las ense?an a ust¨¦ en los diversos escaparates (porque se venden, criminales de ellas, y cambian hermosura palpable por n¨²meros de dinero), los escaparates que le disponen el Capital y la Cultura, para que lo reconcoma a ust¨¦ la envidia y, al fin, se resigne al goce del espect¨¢culo y, m¨¢s contentadizo que el ap¨®stol Tom¨¢s, mantenga usted su fe bajo la ley de ver y no palpar.
Pero, lo que es la mayor¨ªa, ¨¦sas con las que de ordinario le toca a ust¨¦ tratar, en la oficina, en los conciertos, en los bares, en casita, no me negar¨¢ que la mayor¨ªa de todas ellas, m¨¢s o menos... Y, si me sale ust¨¦ con que a ust¨¦ s¨ª que le han tocado algunas de veras guapas, de veras buenas, eso ?para qu¨¦ nos vale?: ?no ve que, aun caso de que eso sea, de verdad y no sea ust¨¦ un iluso, con el solo hecho de presumir tanto de ello y regocijarse tanto con su suerte, est¨¢ reconociendo lo extraordinario del suceso y confirmando con la excepci¨®n la regla, que es que la mayor¨ªa son m¨¢s bien feas?
Y no me dir¨¢ ust¨¦, optimista, que con el progreso y el desarrollo mejora notablemente el asunto y que ahora salen muchas m¨¢s que sean guapas y bien hechas. A lo mejor lo que le pasa es que, estando usted, con perd¨®n, algo madurillo, como al cliente medio de este Rotativo corresponde, lo confunde a usted el florecimiento de los 15 a?os, que se sigue cada a?o produciendo y que le ofusca al encontrarse metido a veces entre las amigas de sus sobrinas; o quiz¨¢ es que tiene ust¨¦ que tener fe en el Desarrollo y en que, con tanta Higiene, Deporte, Inform¨¢tica y Biot¨¦cnica, tambi¨¦n la raza, como dir¨ªa su t¨ªo el fascistilla, tiene que mejorar. Pero nada: lo llamo a ust¨¦ a las estad¨ªsticas, y ver¨¢ que siempre, hasta en la miseria, han venido al mundo unas cuantas agraciadas y garridas en medio de la mayor¨ªa de las desgraciadas, y que en este mundo de la Demotecnocracia el tanto por ciento no es perceptiblemente ni m¨¢s alto ni m¨¢s bajo: la mayor¨ªa siguen siendo feas.
Y hasta puedo sugerirle a usted c¨®mo es que no puede, con el Desarrollo, cambiar la cosa: porque es que ?ha calculado usted la cifra fabulosa de negocio que se funda en que sean feas la mayor¨ªa? Que, si no, si fueran hermosas todas o casi todas, ?ad¨®nde ir¨ªan a parar la Cosm¨¦tica, las Revistas de Se?oras, los Consultorios de Belleza, la Pornograf¨ªa, la Prostituci¨®n, el Matrimonio, y con ellos el Estado y Capital enteros? ?Ve usted por qu¨¦ la mayor¨ªa tienen que seguir siendo, como lo son, feas?
Puede que a estas alturas de la andanada empiece usted a mosquearse. Ya lo siento, ya, c¨®mo rezonga por lo bajo "Bueno, y ?qu¨¦? A ver qu¨¦ mundo iba a ser ¨¦se donde todas fueran guapas y hermosas todas: ?c¨®mo iba a elegirse ni hacerse la distribuci¨®n?, como ahora, mal que bien, se hace: porque, si no, a ver, ?qu¨¦ iba a ser de los feos y los pobres? Que ahora se encuentran su rinconcito gracias a que no son todas tan guapas, ?no? O ?qu¨¦?: si lo que iba a ser siempre era eso de que "la m¨¢s hermosa sonr¨ªe al m¨¢s fiero de los vencedores", c¨®mo se las iban a apanar los vencidos y los menos fieros? ?No es verdad que, gracias a eso justamente de que las hay de todos los precios y pelajes en la feria, podemos ir tirahdo como podemos y cada oveja con su pareja? A ver, si no".
Ah: me habla usted de justicia social -ya veo, Bueno, muy, bien, muy respetable y muy hasta, si le place, democr¨¢tico; pero aqu¨ª no era de justicia social de lo que trat¨¢bamos: s¨®lo de reconocer ese hecho de que la mayor¨ªa son as¨ª, feas.
"Pero ?qu¨¦ feas ni qu¨¦ hostias!" me grita usted -me temo- un tanto encalabrinado: "y ?qui¨¦n dice la que es fea y la que hermosa? Eso ser¨¢ lo que a usted le parece, ?no? ?Lo han nombrao a ust¨¦ jurao de alg¨²n Concurso de Mises por un casual?".
Cuesti¨®n de gustos
No se ponga usted as¨ª, hombre: en realidad, eso ¨²ltimo se lo dec¨ªa para pincharle, a ver si me soltaba usted lo que me ha soltado. As¨ª que le parece a usted que eso de la hermosura es cuesti¨®n de gustos, y que la que a Mengano se le antoja despampanante para Zutano es un trapito y viceversa, y que, como en la canci¨®n de Saf¨® de Lesbos, lo m¨¢s hermoso es "cualquiera cosa de la que uno est¨¦ enamorado": ?es eso lo que usted me dice?
Pues, amigo, ha esperado usted un poco tarde para dec¨ªrmelo: porque ahora, despu¨¦s de haberme dejado durante m¨¢s de una columna repetirle que la mayor¨ªa son feas, sin que la frase la haya extra?ado nada -confi¨¦selo-, con ese solo hecho, no que estuviera usted o no de acuerdo con el dicho, sino con el solo hecho de haber entendido as¨ª de bien lo de "La mayor¨ªa son feas" y de haber sabido perfectamente lo que le dec¨ªa, ha declarado usted que todo eso de los gustos personales es mentira: que eso son recursos (de justicia social tal vez), pero que hay un gusto com¨²n por bajo los gustos y las opiniones, y que todos sabemos, con lo que quede por debajo de cada uno de sentido com¨²n y sentidos vivos, y en cualquier cultura y siglo que se nos ponga, la que es guapa y la que no, y hasta lo que tiene de hermoso y lo que le falta.
Hay una razon com¨²n (o sea que no es de nadie), que no requiere votos, encuestas ni estad¨ªsticas; que no s¨®lo no se manifiesta en los gustos personales de cada uno, sino que est¨¢ constantemente oculta y entorpecida por los votos y opiniones personales que la sustituyen.
Por.eso es que la forma de dominio de la gente m¨¢s mort¨ªfera y progresada es ¨¦sta de la Democracia, donde impera la idea de que cada uno tiene su opini¨®n y sabe lo que quiere, y que, poniendo la cosa a votos personales (y, mejor a¨²n, secretos) y sumando dichos votos, si se llega a reunir la mayor¨ªa, eso ser¨¢ la voluntad de la poblaci¨®n y la ley pa todos.
Bien seguros esperan Estado y Capital, sabiendo que en la Mayor¨ªa tienen su fundamento d¨®cil y servil (como que son, Ellos los que La han configurado), bien esperan que el resultado de cualquier votaci¨®n ser¨¢ siempre sumiso y reaccionario, sin riesgo alguno de sorpresa para el Dominio: porque saben que la gente, como tantas veces le digo a usted, no est¨¢ compuesta de individuos, pero la Mayor¨ªa s¨ª; y siendo cada Individuo por su propia esencia sumiso, creyente y reaccionario (por eso de que la raz¨®n com¨²n est¨¢ tambi¨¦n dentro de ¨¦l dominada por sus opiniones personales), as¨ª la suma de los Indiv¨ªduos lo ser¨¢ tambi¨¦n y a mayor abundamiento, y cualquier votaci¨®n ser¨¢ confirmadora del Dominio y nunca de veras peligrosa para Estado ni Capital.
Contar manos
As¨ª lo hemos visto y compro bado mil veces, por si hac¨ªa falta. As¨ª, en el bullicio un tanto desmandado de los hijos de pap¨¢ de los a?os '60 por el mundo, uno de los procedimientos m¨¢s eficaces para amortecer aquello fue que los l¨ªderes se pusieran en las asambleas a poner a voto las cosas y a contar manos por su n¨²mero. As¨ª, en cualquier asamblea de gente, m¨¢s o menos improvisada o imprevista, que de sobra se estaba manifestando con sus meneos y rumores y las voces p¨²blicas que salieran de algunos de los de abajo, todo muere en la votaci¨®n y, por el aburrimiento mortal del c¨®mputib, todo vuelve al orden.
As¨ª, en Zamora mismo el otro d¨ªa... Se lo cuento a usted en un momento: por alg¨²n descuido del Se?or, de ¨¦sos que siempre tiene de vez en cuando, hab¨ªa sucedido que en el cuartel 'Viriato', abandonado por el Ej¨¦rcito, se hab¨ªa metido gente de la ciudad y se hab¨ªan puesto a usarlo para vivir en ¨¦l; as¨ª iban viviendo, dos mesecitos casi, y se iban all¨ª haciendo cosas contradictorias: unos cuantos, sacrificados y creyentes en el Futuro, se aburr¨ªan reuni¨¦ndose a estudiar proyectos, levantaban las manos a lo Alto y trataban de negociar con la Autoridad la entrega del cuartel a la ciudad (o m¨¢s bien, su paso de un Ministerio a otro), pero mientras tanto, otros (que a veces eran algunos de los mismos, as¨ª est¨¢ de mal hecha la Persona) se pon¨ªan por lo pronto a usar lo que ten¨ªan, a su placer y buen entendimiento, y se iban haciendo cosas, sensibles y razonables, de ¨¦sas que no tienen futuro, sino que las ocurrencias de cada d¨ªa van alimentando las ocurrencias del siguiente. Bueno, pues as¨ª iban las cosas, cuando, al fin, la Autoridad propuso, desde lo Alto, negociar seriamente con los ocupantes el destino del cuartel, con la condici¨®n de que previamente lo desalojaran. Conque ya est¨¢: los oficiosos pusieron la propuesta, democr¨¢ticamente, a votaci¨®n ante el Colectivo: votaron, y ?qui¨¦n cree ust¨¦ que gan¨®? Pues, hombre, ?qui¨¦n va a ganar?: la Mayor¨ªa; y como la Mayor¨ªa es lo que es, ya sabe: por el precio ideal del negocio del Futuro, le han vendido al Poder el usufructo de presente del cuartel 'Viriato'. O sea lo normal, lo que se espera de la idiocia personal y de la Mayor¨ªa.
La mayor¨ªa es fea. Ande, hombre, no sea remol¨®n, sea bueno, y cante conmigo "La Mayor¨ªa es fea" al son de una m¨²sica melanc¨®lica. Y por amor del pueblo que no se cuenta, d¨¦jese usted de ilusiones democr¨¢ticas de una pu?etera vez: la Mayor¨ªa es fea. La Minor¨ªa, tambi¨¦n; s¨®lo que menos; aunque nada m¨¢s sea por el mero hecho de que son menos. Pero la Mayor¨ªa, como su se?ora de usted, es, francamente, fea. O sea que es francamente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.