'Meco la nuit'
Meco, ese pueblo que parece indisolublemente unido al de Alcal¨¢ en las noticias penitenciarias, se ha puesto de moda este verano para los noct¨¢mbulos. Al amor -y al frescor- de su piscina municipal, un cuidado complejo deportivo m¨¢s frecuentado por los ciudadanos de Alcal¨¢ de Henares que por los propios mequeros, ha brotado una prole de terrazas de sillas y mesas de resina blanca que no dan a basto para contener las expansiones de los cientos de ociosos que encuentran m¨¢s excitante quemar unos cuantos kil¨®metros desde Alcal¨¢ o los cercanos pueblos de Camarma o Azuqueca de Henares para abrevar en este municipio donde los top¨®grafos sit¨²an el mism¨ªsimo centro geogr¨¢fico de la Pen¨ªnsula.En el mismo recinto de la piscina, pero separado de los vasos acu¨¢ticos por una valla para evitar posibles escaramuzas de los clientes con ganas de refrescarse de los calores agoste?os en plena noche, se sit¨²a el bar-terraza El Porche. Este establecimiento, antiguo restaurante del conjunto deportivo municipal, se ha convertido este a?o en una atracci¨®n independiente, gracias quiz¨¢ a los oficios de un nuevo propietario procedente de China.
Olor de fritanga
La escasez de camareros, que determina unos largos periodos de espera para recibir las consumiciones, y el penetrante olor a sardinas asadas y fritanga de la plancha instalada al aire libre, no desanima a los numerosos parroquianos nocturnos de esta terraza, reclutados entre las familias de la zona y una legi¨®n de j¨®venes que se llegan a este lugar para calentar el est¨®mago con alguna tapa antes de emprender la ruta et¨ªlica de cada noche.
Enfrente de la piscina, otros dos establecimientos que pasan inadvertidos en invierno por su total ausencia de ornato arquitect¨®nico exhiben su racimo de veladores en plena acera.
Un tierno conejo al ajillo, sepia a la plancha y los omnipresentes calamares a la romana y pinchitos morunos son las estrellas de los men¨²s de estos restaurantes de campa?a. Los m¨¢s j¨®venes aprovechan los relativos buenos precios para pedir a los postres alg¨²n que otro combinado alcoh¨®lico para ir preparando el cuerpo con vistas a una larga noche de peregrinaci¨®n por las discotecas de la zona.
Como primera escala y a escasos metros de estos quioscos, se levanta la flamante discoteca jard¨ªn Gigol¨®. Alg¨²n vecino avispado ha decidido remediar el d¨¦ficit absoluto de lugares de ocio juvenil en Meco convirtiendo una de las casas del pueblo en un amplio local de copas.
'Rap de la abuela'
En el Gigol¨® se pueden beber las consumiciones al aire libre sin renunciar por ello a escuchar el ¨²ltimo grupo de moda en los altavoces ni a mover un poco el esqueleto con la amplitud de movimientos que exigen los desmanes de brazos de los bailes que mandan entre los adolescentes.
El ritmo machac¨®n del Rap de la abuela atronando en la pista y la pl¨¦yade de motocicletas multicolores tiradas m¨¢s que aparcadas en la puerta auguran un verano animado a este garito que, junto con la brisa dorada de la piscina y sus terrazas, han conseguido el peque?o milagro de invertir el sentido de la marea de coches que surcan cada noche la sinuosa y mal reputada carretera de Alcal¨¢-Meco poco apta, eso s¨ª, para que los conductores con alguna copa extra pongan a prueba su pericia automovil¨ªstica.
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