"El Papa puede ser un aliado de las mujeres"
"Toda mi vida est¨¢ llena de exclusiones", repite Maria Antonietta Macciochi. Despu¨¦s de una larga singladura -periodista, diputada en el Parlamento italiano por el Partido Comunista Italiano (PCI); en el europeo por el Partido Radical; profesora universitaria, conferenciante y escritora-, despu¨¦s de un ancho recorrido por el mundo -Ir¨¢n, China, Par¨ªs, ciudad donde remans¨®, donde a¨²n habita- ahora, despu¨¦s de todas las exclusiones -fue apartada de la Universidad, se alej¨® de los comunistas-, vive escribiendo.Macciochi expresa ahora una adhesi¨®n, una alianza singular, a Juan Pablo II, quien, seg¨²n la ensayista, absuelve a Eva del pecado original en su carta Mulieris et dignitatem. Cada forma de jerarqu¨ªa tiene su ra¨ªz en el primer pecado, atribuido a Eva. "Aqu¨ª est¨¢n los elementos para un tajo al cord¨®n umbilical para la sumisi¨®n de la mujer al marido, al Estado, a la sociedad, en nombre de Cristo", asegur¨® ella en el curso La nueva mujer europea, de El Escorial, al que ayer, por cierto, asist¨ªan ya seis varones. "Es interesante como subversi¨®n y abandono de las viejas posturas. Muchos miembros de la curia est¨¢n en contra", dir¨ªa a este peri¨®dico.
"Ocurre que las intelectuales no han valorado este aspecto y es que hay que buscar distintos apoyos", afirma la que fuera feminista radical. "La atenci¨®n se puso sobre el sacerdocio en la mujer como s¨ªmbolo de la igualdad absoluta", y se pregunta: "?C¨®mo no reflexionar sobre el ingreso de un pu?ado de mujeres en la dur¨ªsima jerarqu¨ªa clerical, que tendr¨ªa peores resultados, dolores y humillaciones que los que padecemos en la sociedad laica?".
Acaba de recorrer 25.000 kil¨®metros por su pa¨ªs natal para plasmar su mirada sobre sus conciudadanos, la mirada desde el exterior. La forza degli italiani es el resultado.
?Y qu¨¦ tiene que ofrecer el feminismo a la mujer del pueblo, a la que sufre humillaciones, malos tratos en la familia? "Entre otras cosas, perder el miedo a la soledad. La mujer teme mucho m¨¢s a la soledad que a la muerte".
Relativa libertad
"?Feminista, ahora?, s¨ª, de otra manera", dice tras jugar con el t¨¦rmino: "Est¨¢ devaluado y se utiliza como sin¨®nimo de terrorista", r¨ªe. Hubo un primer feminismo, el de la Revoluci¨®n Francesa. Y hubo un segundo, el de los a?os sesenta. Sus conquistas "supusieron una relativa libertad. La mujer encuentra en su maternidad -en su total expansi¨®n- una forma de equilibrio que crea una nueva armon¨ªa entre hombre y mujer. Ya no funciona el feminismo duro de los sesenta: el sexo es tuyo, el ¨²tero es tuyo, el hijo tambi¨¦n", dice.
"Lo que yo llamo el tercer tipo de feminismo intenta reencontrar una relaci¨®n con el hombre -marido, amante-no s¨®lo de defensa, de odio. Es buscar un trayecto, una ruta com¨²n para las costumbres de la vida diaria o para la decisi¨®n de tener juntos un hijo", asegura. El error del feminismo es creer en el apartheid de las mujeres, las mujeres autosuficientes que conceb¨ªan hijos y los manten¨ªan solas era una idea revolucionaria, ut¨®pica, pero aberrante. Porque no se puede vivir contra la sociedad. El nuevo feminismo debe considerar que la sociedad est¨¢ integrada por mujeres, es cierto, pero tambi¨¦n por hombres, tullidos, drogadictos, viejos. As¨ª no se ven como enemigos".
Sus amigos m¨¢s queridos han sido hombres -Sartre, por ejemplo- y ella les ha aportado su visi¨®n intelectual como mujer. Recuerda emocionada que durante este curso veraniego "un hombre elegante" la abord¨® para decirle que su libro Dos mil a?os de felicidad -un relato autobiogr¨¢fico sobre la izquierda europea desde la resistencia fascista hasta la construcci¨®n de Europa- hab¨ªa sido providencial para abandonar las ortodoxias, para cambiar la visi¨®n masculina de la vida. Es la comunicaci¨®n entre los sexos que ella propugna. Parece una par¨¢bola.
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