El primer ministro kuwait¨ª vaticina que Irak invadir¨¢ Arabia Saud¨ª
ENVIADO ESPECIAL "Irak va a invadir Arabia Saud¨ª". Esta predicci¨®n catastrofista la hizo ayer el ex primer ministro kuwait¨ª, pr¨ªncipe Saad Boulha, desde la ciudad saud¨ª de At Taif, donde ha encontrado refugio. El ex primer ministro hermano del emir y heredero del trono, con un aspecto de derrota indescriptible, pidi¨® al mundo "cuanto sea necesario para luchar por todos los medios a fin de liberar y ex pulsar a los agresores de Kuwait".
El pr¨ªncipe convoc¨® a la Prensa nacional y extranjera en un hotel de esta apacible ciudad de verano, cercana a La Meca. Alertaba as¨ª a la opini¨®n p¨²blica acerca de lo que ¨¦l considera un peligro inminente para Arabia Saud¨ª. El ex primer ministro tuvo especial inter¨¦s en sacar de su in credulidad a la poblaci¨®n saud¨ª haci¨¦ndole ver que lo mismo que ha sucedido en Kuwait va a suceder aqu¨ª.
El pr¨ªncipe, que dio una larga explicaci¨®n de c¨®mo se produjo la agresi¨®n iraqu¨ª, dijo que Sadam Husein tiene los planes trazados y decididos para perpetrar esta nueva acci¨®n, y que es preciso detenerlo. Si el bloqueo no funciona, insinu¨® el pr¨ªncipe, es l¨®gico que la ¨²nica opci¨®n que queda sea la militar.
Naturalmente, no es ¨¦sta una buena noticia para la poblaci¨®n de Arabia Saud¨ª, que ya empieza a sentirse preocupada por los problemas que van a present¨¢rsele si se ensombrece el horizonte, muy a pesar de los argumentos tranquilizadores de su Gobierno y de la censura impuesta a la prensa nacional.
Ante el temor de la poblaci¨®n a una posible escasez de alimentos, las autoridades saud¨ªes han asegurado que el volumen de importaciones de los productos b¨¢sicos permanecer¨¢ de momento inalterable. Estas garant¨ªas del Gobierno no logran, a pesar de todo, impedir que muchos ciudadanos tomen precauciones y al macenen en sus domicilios alimentos no perecederos que les permitan sobrevivir en caso de guerra sin depender del racionamiento. Los saud¨ªes, mimados por una extrema da riqueza (m¨¢s de 30.000 millones de d¨®lares al a?o ingresados por la venta del petr¨®leo), no han sufrido a lo largo de su corta historia, que apenas alcanza el siglo, la experiencia dram¨¢tica de una guerra. Ahora se resisten a creer que puedan verse envueltos en ella.
Para sufragar los pasajes de avi¨®n que les alejen de la zona del conflicto, algunos refugiados kuwait¨ªes pusieron a la venta y a precios de saldo sus autom¨®viles, que conduc¨ªan hasta el d¨ªa 2 de este mes. El Gobierno saud¨ª les aplica un impuesto del 12% en estas transacciones.
"Mi coche se lo puede quedar quien guste", dijo a este corresponsal el norteamerl cano Edward Daly, de 58 a?os, oriundo de Houston (Tejas), despu¨¦s de escapar del horror de Kuwait sobornando con cigarrillos y agua mineral a dos soldados iraqu¨ªes apostados en un control. A?adi¨® que su fuga, en una camioneta japonesa en la que le acompa?aron un brit¨¢nico y un sueco, pone de manifiesto el grado de baja moral y corrupci¨®n de las tropas invasoras. "M¨¢s de un soldado se quita el uniforme y quiere escapar, yo lo he visto, y otros roban joyas a las mujeres en la misma calle". Pero lo m¨¢s deprimente de la situaci¨®n en Kuwait, seg¨²n este mismo informante llegado ayer a Dahran, es la propaganda del Gobierno, que dice un d¨ªa una cosa y al d¨ªa siguiente la contraria. En cuanto a los focos de resistencia en el interior del pa¨ªs, Edward Daly dijo que son muy escasos y mal organizados. La gravedad de la situaci¨®n se manifestar¨ªa m¨¢s bien en el problema de abastecimiento de comida, que empieza ya a faltar. Este norteamericano ha sido tratado por el Gobierno saud¨ª desde su llegada igual que los kuwait¨ªes, y fue alojado en un hotel de cuatro estrellas con los gastos pagados por el erario p¨²blico. "La generosidad de los saud¨ªes me ha conmovido, ni siquiera tienen prisa de que coja el avi¨®n y regrese a Estados Unidos", dijo Daly.
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