Una estocada de anta?o
La suerte de matar a volapi¨¦ es seg¨²n hizo Joselito en el quinto toro: perfilarse en corto, bajar la muleta para que el toro humille, herir sin alargar el brazo, salir ligerito y limpiamente por el costillar. Esa estocada merec¨ªa una oreja y se la dieron. Quiz¨¢ fue la ¨²nica oreja verdaderamente merecida de la tarde pero esa es otra cuesti¨®n.Estocadas como la de Joselito al quinto de la tarde se ve¨ªan muchas anta?o y en cambio hoga?o son un milagro. Hoga?o, el matador de toros suele ser un t¨ªo siniestro armado de estoque que lo blande p¨¦rfido para met¨¦rselo al toro por donde m¨¢s duele y menos se espera, que suele ser el lateral bajero. Estas artima?as toricidas son de tan frecuente uso que cuando un matador va y ejecuta el volapi¨¦ tal cual mandan los c¨¢nones, casi ni parece que mata; casi parece que le est¨¢ recitando al toro una poes¨ªa de Campoamor.
Torrestrella / Dominguez, Joselito, Litri
Toros de Torrestrella, bien presentados, inv¨¢lidos, pastue?os. Roberto Dom¨ªnguez: pinchazo, estocada ca¨ªda y rueda de peones (aplausos y saludos); pinchazo, estocada atravesada y rueda de peones (oreja y dos vueltas). Joselito: estocada (oreja sin apenas petici¨®n, con algunas protestas); estocada; la presidencia le perdon¨® un aviso (oreja); sali¨® a hombros por la puerta grande. Litri: pinchazo, estocada baja y descabello (pitos); pinchazo tendido bajo -aviso con casi dos minutos de retraso-, estocada ca¨ªda y rueda de peones (aplausos). Plaza de Vista Alegre, 24 de agosto. S¨¦ptima corrida de feria. Cerca del lleno.
Es lo que tiene la lidia en su conjunto y cada suerte torera al detalle. La lidia en su conjunto y algunas suertes toreras al detalle quebrantan al toro, son cruentas, mas a¨²nan belleza y gallard¨ªa, porqu¨¦ al toro que es herido y finalmente morir¨¢ se le da la opci¨®n de su defensa, el matador no se toma otras ventajas que la utilizaci¨®n estricta de la t¨¦cnica de lidiar reses bravas.
Si esto se entiende as¨ª, se entender¨¢ tambi¨¦n la raz¨®n de que los aficionados exijan el toreo puro. Es una exigencia que jam¨¢s se hace por dogmatismo sino precisamente para que ese equilibrio entre las posibilidades instintivas del toro, con sus peligros, y los conocimientos lidiadores del torero -que los tiene tambi¨¦n, aqu¨ª no se disimula nada- se mantenga como basamento esencial del arte de torear.
Contemplada as¨ª la lidiay la fiesta de los toros, excepto en esa estocada de Joselito y alg¨²n detallito m¨¢s, ayer no hubo toreo ninguno en la bilba¨ªna plaza de Vista Alegre. Pues nadie dir¨ªa que torear consiste en pegar un pase anunci¨¢ndolo como si f¨¹era a suceder all¨ª mismo la invenci¨®n del toreo, darlo relamido, rectificar precipitadamente al rematarlo e irse a otro terreno para inciar el siguiente. As¨ª to.re¨® Roberto Dom¨ªnguez. Tampoco es torear tomarse toda suerte de precauciones merodeando sigilosamente alrededor del toro, pegarle un mantazo si va y cuando va entre mortecino, aborregado y santo, al estilo del precioso salpicao que sali¨® en sexto lugar, darle medios pases o manoletinas mirando al tendido. As¨ª tore¨® Litri.
Ni es torear en sentido estricto, abrir desmesuradamente el comp¨¢s citando con el pico, ejecutar el pase con la suerte descargada templ¨¢ndolo apenas y pasarse 10 minutos de reloj con el mismo asunto. As¨ª tore¨® Joselito. Excepto en una ver¨®nica fin¨ªsima, una chicuelina de manos bajas, un ayudado por bajo y un airoso cambio de mano, Joselito tore¨® tal cual anteriormente se dice, con una falta de soltura y un exceso de mediocridad extra?os en quien ten¨ªa, ya desde chaval¨ªn, metida la torer¨ªa en el alma. No apunta los detallitos mencionados o no cobra la estocada que cobr¨®, y cualquiera- hubiera creido que Joselito es un pegapases del mont¨®n.
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