Incompetencia presidencial
El habitual presidente de los festejos en San Sebasti¨¢n de los Reyes, Carlos Cort¨¦s, otras veces acertado, dio ayer un recital de incompetencia taurina a lo largo de toda la tarde. Convirti¨® a la plaza en un coso de talanqueras con sus decisiones desacertadas, casi siempre triunfalistas y a favor de toreros y ganadero.Sus principales errores fueron dos. El primero, por orden de gravedad, premiar al tercer bicorne con una vuelta al ruedo, que ni pe?istas, ya contentos con las dos orejas concedidas a Litri, ni p¨²blico en general pidieron. ?ste s¨®lo hab¨ªa sido un toro moderno, es decir una malva colaboradora y que sirvi¨®, como gustan afirmar los taurinos.
El terciado animalillo, abrochad¨ªsimo de cuerna y cuyos sospechosos pitones se abrieron como flores en cuanto rozaron los enga?os, cumpli¨® a secas en varas, recibiendo dos puyazos sin demasiada entrega ni romaneo. Luego derroch¨® nobleza y se trag¨® los m¨²ltiples muletazos que le larg¨® Litri.
Del R¨ªo / Dom¨ªnguez, Lozano, Litri
Toros de Victoriano del R¨ªo, desiguales de presencia, manejables, nobles, excepto quinto, y flojos. El tercero, premiado con la vuelta al ruedo. Roberto Dom¨ªnguez: media ca¨ªda y tres descabellos (ovaci¨®n); estocada ca¨ªda (oreja). Fernando Lozano: tres pinchazos y bajonazo (silencio); estocada trasera ca¨ªda (petici¨®n y vuelta). Litri: bajonazo (dos orejas); pinchazo y estocada perdiendo la muleta (oreja). Plaza de San Sebasti¨¢n de los Reyes, 27 de agosto. Tercera de corrida de la feria. Tres cuartos de entrada.
En ning¨²n momento demostr¨® fiereza ni casta, sino docilidad y soser¨ªa pajuna, como prueba el hecho de que nunca hubo emoci¨®n y los festivos espectadores s¨®lo se calentaron cuando L?tri tir¨® al final de su aseadilla faena del repertorio de chundarata, con pases mirando al tendido y repetidas suertes del reclinatorio. El otro grave fallo fue otrogar a Litri la segunda oreja, despu¨¦s del infame bajonazo con que envi¨® al averno a este bicho.
El us¨ªa coleccion¨® otros defectos, como que los percherones lucieran manguitos, o no cambiar al sexto, tambi¨¦n sospechoso de pitones, que se derrumb¨® en el ¨²nico picotazito del de a¨²pa y s¨®lo fue posible levantarlo con tracci¨®n peonil. O no avisar a L?tri, que entr¨® a matar a ese sexto a los 12 minutos de faena. O las distintas formas de medir a los coletudos, pues la petici¨®n que tuvo Lozano en el quinto fue igual que la de Litri en el que cerr¨® la corrida. Ninguno merec¨ªa la oreja, pero desde el palco se volvi¨® a favorecer a Litri.
Lidia moderna
Con bicornes tan colaboradores, la terna de figuras aplic¨® la consabida lidia moderna. Dom¨ªnguez tore¨® con cierto gusto empaque y uso de pico a sus dos pajunos, que tampoco contribuyeron a la emoci¨®n. Vaya en su honor que los mat¨® con dignidad sin el tambi¨¦n moderno recurso al sartenazo. Lozano aplic¨® a su primero redondos ligados y ventajistas e intento de naturales, que le salieron no ventajistas, pero desligados.Aguant¨® estoicamente los parones del reserv¨®n casta?o ojalado que sali¨® en quinto lugar y puso en un pu?o o en otro sitio el coraz¨®n a los espectadores. Fue el ¨²nico momento emocionante de la corrida. Litri no hizo caso a una voz que le grit¨® en el sexto: "Mata a esa caca, hombre". Se transform¨® en enfermero atosigando al animal y volvi¨® a calar con su recursos ya descritos.
En todo el festejo no hubo ni un lance con el percal digno de menci¨®n. Litri codille¨® en exceso, Dom¨ªnguez met¨ªa la marcha del pasito atr¨¢s, y Lozano no se acopl¨®. Total, una maravilla.
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