Traca de sobreros

Termin¨® la corrida de ayer en Colmenar en aut¨¦ntico desmadre. Una de esas corridas que quitan la afici¨®n a los que anden flojos en cuanto a fe. Aunque de eso el aficionado est¨¢ que rebosa. No hay que tener cuidado. Lo que hay que hacer es enfadarse, como se enfad¨® Ortega Cano con el quinto de la tarde, y plantarle cara a la falta de respeto hacia su afici¨®n y sensibilidad.No hay derecho a soportar una ristra de sobreros mientras la luz se va marchando al tran tran; devuelto el primero por voluntad de un presidente que se asusta: ante las protestas de un p¨²blico que no gusta de mansazos que pegan arreones o envistes por oleadas. No hay derecho a soportar la org¨ªa de tracas, petardos y nulo respeto, por cierta parte de los asistentes, es un decir, mientras Enrique Ponce se cruza ante un basto y reserv¨®n toro de Escobar, que le puede dar una tarascada en cualquier momento.

Aunque no todo son lamentaciones. Ortega Cano tuvo en primer lugar a Grafito, un girlache al que lleg¨® a torear a gusto. El toro fue cambiado con un puyazo y lleg¨® a la muleta noble y colaborador, con son. Ortega empez¨® y termin¨® con ayudados, los ¨²ltimos por alto, que tuvieron arte, y entre esos dos puntos importantes de su obra, realiz¨® una irregular faena, que fue a m¨¢s cuando en corto se trajo el toro a la cintura y se sinti¨®. En una serie de naturales le intrument¨® uno que crugi¨®. Ante el encastado y flojo quinto realiz¨® una faena que tambi¨¦n fue a m¨¢s, enfad¨¢ndose y queriendo con un astifino de nombre Serrano.

Galloso tuvo un cinque?o incierto en primer lugar, al que poco partido pudo sacar. Y en el manso y distraido cuarto, tir¨® por la calle de en medio a la primera.

Ponce, que sustitu¨ªa a Emilio Mu?oz, estuvo digno en el primero y resolvi¨® con oficio el interminable final crudo y agridulce.