Hagan sus apuestas
?Habr¨¢ guerra entre Estados Unidos e Irak? El teatro de operaciones en el desierto est¨¢ ya preparado; si tuvi¨¦ramos que creer a ciertos comentaristas, el choque es inevitable desde principios de agosto, y algunos europeos est¨¢n deseando que comience este macabro campeonato y ver im¨¢genes de fuego real c¨®modamente instalados ante su televisor a 5.000 kil¨®metros del frente. Como la compleja realidad internacional no puede predecirse, es el momento de que cada uno aventure cu¨¢l va a ser el resultado inmediato de la crisis del Golfo. Yo pienso que no habr¨¢ guerra por tres sencillas razones.En primer lugar, la voluntad declarada de los ¨¢rabes y de. Estados Unidos. Los propios miembros del Gobierno kuwait¨ª, en peregrinaci¨®n por Europa, han rechazado el uso de la fuerza para recuperar su territorio; y ?qui¨¦n va a reconquistar Kuwait si ellos mismos, que est¨¢n autorizados a emplear la fuerza armada individual o colectiva en leg¨ªtima defensa seg¨²n el derecho intemacional, no quieren? Por su parte, lo ¨²ltimo que desean los pa¨ªses ¨¢rabes del Golfo es un conflicto con Irak, al que han intentado contestar desde hace a?os. En estos emiratos s¨®lo se desea tranquilidad para disfrutar los ingresos del petr¨®leo, y que no se introduzcan ideas extra?as que puedan soliviantar a las masas inmigrantes, sobre todo egipcios y palestinos: en los Emiratos ?rabes Unidos, Kuwait y Qatar, los trabajadores extranjeros superan ampliamente la mitad de la poblaci¨®n (hasta un 20% de los habitantes de Kuwait eran palestinos), mientras que en Arabia Saud¨ª, Bahrein y Om¨¢n son m¨¢s del 30%. Igualmente, Estados Unidos ha declarado en repetidas ocasiones que no pretende recuperar Kuwait por la fuerza, sino s¨®lo defender Arabia. En cuanto a la voluntad del r¨¦gimen iraqu¨ª, viene expresando hace d¨ªas que ya ha alcanzado sus objetivos, aunque es evidente desde hace a?os que no puede concederse credibilidad a sus palabras.
En segundo lugar, creo que no habr¨¢ guerra porque el c¨¢lculo coste-ganancia para cada una de las partes es muy incierto. Irak ya ha observado una tremenda reacci¨®n occidental, pero tambi¨¦n de los pa¨ªses del Tercer Mundo, y sabe que ¨¦sta se multiplicar¨ªa en caso de continuar su avance. Estados Un?dos no puede entrar en Kuwait porque tendr¨ªa en contra a todo el mundo ¨¢rabe, que, incluso criticando las acciones de Irak, no ve bien la presencia norte americana en la zona. Los apasionados ¨¢rabes creen que la ¨²nica causa de su atraso es el antiguo y nuevo colonialismo; su m¨¢ximo representante, Esta dos Unidos, y su brazo ejecutor, Israel. En la estimaci¨®n del coste de la guerra entran tambi¨¦n, por supuesto, las c¨¢balas militares. En t¨¦rminos convencionales, parece a primera vista que Irak lleva las de ganar: dobla en hombres (m¨¢s de medio mill¨®n con experiencia de guerra) a los saud¨ªes (50.000), norteamericanos Q100.00W), egipcios (?50.000?) y otras tropas que puedan unirse de inmediato; los m¨¢s de 5.000 tanques no tienen pr¨¢cticamente contraparte, si bien han de arrastar su antig¨¹edad y la falta de repuestos y municiones; y ¨²nicamente en el aire los n¨²meros de los aparatos de combate iraqu¨ªes (unos 500, casi todos sovi¨¦ticos) est¨¢n igualados con la suma de los de Arabia, Estados Unidos y el Reino Unido. Pero Sadam Husein conoce la calidad t¨¦cnica de las Fuerzas Armadas norteamericanas y sabe que su inteligencia es perfecta. Adem¨¢s, tiene presente que una escalada hacia las armas qu¨ªmicas o un ataque a Israel Podr¨ªa significar una respuesta contundente. En estas condiciones, Irak est¨¢ en situaci¨®n de ataque, pero teme una defensa que lo deje en evidencia, y Estados Unidos es consciente de que un ataque convencional ser¨ªa un derroche, por lo que s¨®lo plantea acciones t¨¢cticas puntuales.
En tercer lugar, de seguir el actual estancamiento de fuerzas, parad¨®jicamente, cada uno obtiene ciertas ventajas relativas. Irak gana, sobre todo, tiempo, y jugando a medio plazo esperar¨ªa en un a?o o dos vender su petr¨®leo a trav¨¦s de nuevos cauces. La enmendada relaci¨®n con Ir¨¢n ha permitido ya o¨ªr hablar de la posibilidad de que el crudo embargado salga por los puertos iran¨ªes. O bien, el acercamiento a Siria podr¨ªa volver a hacer funcionar el ramal sur del oleoducto estrat¨¦gico cerrado en Dortyol (Turqu¨ªa), que desemboca en los puertos de Banias, Tartus y Tr¨ªpoli. Al fin y al cabo, la ideolog¨ªa de Asad es baazista, filosocialista y pan¨¢rabe, hermana de la de Husein y muy alejada de los aliados tradicionales de Siria, Arabia e Ir¨¢n. El verdadero peligro de los movimientos serpenteantes de Sadam Husein con el tiempo provendr¨ªa de una amalgama entre lo que de similar tienen las ideolog¨ªas de Libia, Siria, la OLP e Irak, por un lado, y la del integrismo iran¨ª, por otro. El bloqueo impuesto por el Consejo de Seguridad de la ONU ser¨ªa cada vez m¨¢s dif¨ªcil de vigilar, ya que Irak comenzar¨ªa a pagar buenas cantidades por la tecnolog¨ªa que necesita, sobre todo de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, con la cual el tr¨¢fico a¨¦reo es imposible de controlar. Al mismo tiempo, se ir¨ªan desarrollando los vericuetos legales para, esquivar el bloqueo; sin ir m¨¢s lejos, los buques Almutanabbi y Trident Arrow, iraqu¨ª y kuwait¨ª, han conseguido descargar en Espa?a procedentes del Golfo. Y as¨ª, Irak conseguir¨ªa un aislamiento aliviado que le permitiera rehacerse y establecer su dominio sobre Kuwait. Por su parte, Estados Unidos deseaba hace tiempo conseguir una posici¨®n fuerte en el centro de la regi¨®n del golfo P¨¦rsico, tan estrat¨¦gica como inestable. Si la ocasi¨®n sirve para controlar el mismo n¨²cleo de esta parte del globo, quiz¨¢ sea preferible hacer permanente su presencia. Las reservas petroleras comprobadas que quedar¨ªan tras el escudo protector de Estados Unidos en el Golfo doblan a las de iodo el continente americano, incluyendo a M¨¦xico y Venezuela, que no llegan al 20% de las reservas mundiales. De esta forma, Estados Unidos se convierte en el defensor ineludible del bienestar de todo Occidente para las pr¨®ximas d¨¦cadas. En otro orden de cosas, la recesi¨®n norteamericana, tantas veces anunciada para principios de los noventa, ser¨ªa ahora compartida por todos los importadores de petr¨®leo.
Si estas previsiones son ciertas, la continuaci¨®n de la presencia iraqu¨ª en Kuwait y el embargo significar¨ªan una nueva crisis originada en el petr¨®leo. Dejando aparte la econometr¨ªa, su pongamos que, por la p¨¦rdida de un 7% de producci¨®n mundial, nuestro nivel de vida descendiera en una proporci¨®n an¨¢loga durante unos a?os. Quiz¨¢ a los occidentales no nos venga tan mal, despu¨¦s de todo, levantar un poco el pie del acelerador.
Mart¨ªn C. Ortega Carcel¨¦n es profesor titular de Derecho Internacional P¨²blico y Relaciones Internacionales en la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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