Rodax triunf¨® ante la parroquia local
Un Atl¨¦tico provisional se present¨® ante su afici¨®n, en el inter¨ªn entre los t¨¦cnicos Peir¨® e Ivic. No era el cuarto proyecto de Gil lo que formalmente se exhibi¨® ayer sino un aborto prematuro. El resultado fue un partido confuso que sirvi¨®, fundamentalmente, para consolidar la candidatura del austriaco Rodax como eje de la delantera rojiblanca.La alineaci¨®n inicial evidenci¨® el desorden de toda transici¨®n violenta: muchos defensas y muchos delanteros, una mezcla que el buen f¨²tbol digiere mal. Tanto fue as¨ª que el Atl¨¦tico practic¨® un juego racheado, voluntarioso, pero inevitablemente confuso puesto que no pod¨ªa resolver los problemas de tr¨¢fico que se le presentaban, dificultades en el transporte del bal¨®n desde la defensa al ataque, embotellamiento en el ¨¢rea rival por la confluencia atropellada de Manolo, Futre, Rodax y Baltazar y desprotecci¨®n en la defensa cuando el Estrella Roja daba algunas clases de manejo de bal¨®n.
El partido, en cualquier caso, cobr¨® vida entre el minuto 17 y el 33, porque se vieron cuatro goles. El Estrella Roja abus¨® de cierta prepotencia debido a la calidad t¨¦cnica que acompa?a a algunos de sus hombres, fundamentalmente sus dos m¨¢s valiosas joyas, Savicevic y Pros¨ªnecki. Cuando ambos actuaban con decisi¨®n, el Atl¨¦tico ca¨ªa a sus pies. Prosinecki, sin embargo, exager¨® un comportamiento ap¨¢tico, en el que termin¨® cayendo el resto del equipo. El distanciamiento de Prosinecki respecto al partido concordaba con ciertos detalles de su atuendo personal a la hora de saltar a la cancha: cuatro anillos de oro en la mano derecha, dos pulseras en la mu?eca y un collar en el cuello. Prosinecki busc¨® el lucimiento en un par de regates en corto para dar por conclu¨ªda as¨ª su actuaci¨®n. Savicevic trabaj¨® m¨¢s, pero termin¨® contagiado por tama?a falta de entusiasmo.
La parroquia, pues, limit¨® sus celebraciones a los tres goles de Rodax, un jugador que no se complica la existencia. .Ayer era una jornada rara, a mitad de camino entre el funeral de Peir¨® y la coronaci¨®n de Ivic. Pero para Rodax era un simple partido y su obligaci¨®n era la misma: marcar goles y punto. As¨ª que es lo que hizo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.