Un peque?o reino del Pacifico desaf¨ªa a las organizaciones internacionales de comunicaci¨®n por sat¨¦lite
E. ANDREWS (NYT)Tonga, un peque?o reino isla del Sur del Pac¨ªfico, con una poblaci¨®n de s¨®lo 100.000 habitantes, aspira a controlar las comunicaciones entre Asia y Am¨¦rica. Su rey, Taufa'ahau Tupou IV, ha reclamado para su pa¨ªs, aprovechando una laguna legal en las normas internacionales, las ¨²ltimas posiciones disponibles para sat¨¦lites de comunicaciones en la parte de la ¨®rbita geostacionaria (a 36.000 kil¨®metros de altura sobre el Ecuador), situada encima de la zona. El consorcio internacional de comunicaciones Intelsat, formado por 109 pa¨ªses, entre ellos Espa?a, intenta conseguir que no logre su prop¨®sito aduciendo que en realidad el pa¨ªs es una pantalla de un avispado empresario estadounidense que va a especular con las posiciones orbitales alquil¨¢ndoselas al mejor postor.
El control de estas posiciones determina quien puede proporcionar comunicaciones por sat¨¦lite a una zona determinada del mundo. La ley internacional determina el espacio m¨ªnimo entre sat¨¦lites para impedir interferencias, pero no qui¨¦n puede ostentarlos. Cualquier pa¨ªs puede reclamar una o varias posiciones, sobre la base de hacerlo antes que otro. Antes de que Intelsat se viera sorprendida por la acci¨®n del reino de Tonga, esta organizaci¨®n cre¨ªa que podr¨ªa utilizar sin problemas estas posiciones para futuros sat¨¦lites internacionales. Ahora, intenta convencer a la Uni¨®n Internacional de Telecomunicaciones para que rechace la reclamaci¨®n de Tonga, pero los expertos afirman que no se puede hacer nada si antes no se cambian las leyes internacionales, lo que no se puede hacer antes de la pr¨®xima conferencia mundial sobre frecuencias de radio, prevista para 1992.
El n¨²mero total de sat¨¦lites en ¨®rbita geostacionaria, la ¨²nica utilizable para comunicaciones internaciones, es de 180. Sobre el Pac¨ªfico queda solamente hueco para 14 sat¨¦lites, los que ha anunciado Tonga que va a lanzar, reservando las posiciones correspondientes en el registro internacional situado en Ginebra. Intelsat no hab¨ªa hecho reserva alguna pensando que no tendr¨ªa, competencia y ahora se ha encontrado con una situaci¨®n dif?cil de resolver. Tonga ha solicitado a los inversores interesados su participaci¨®n y Wilson ya habla de alquilar las posiciones por dos millones de d¨®lares (200 millones de pesetas) anuales.
Pesca y cocoteros
Los 100.000 habitantes de Tonga, situado cerca de las islas Samoa, viven de la pesca y los cocoteros. Su incursi¨®n en el mundo de las comunicaciones se inici¨® en 1987, de la mano del empresario Matt Nilson, que convenci¨® al Gobierno para crear una empresa p¨²blica de comunicaciones por sat¨¦lite, denominada Tongasat. Nilson en el director general de la empresa, que tiene seis empleados, y la presidencia la ostenta la princesa Salote Pilolevu, quien niega que su inter¨¦s sea puramente financiero. "Los pa¨ªses de Asia y de la regi¨®n del Pac¨ªfico neceitan mejores comunicaciones", afirma.
Este conflicto subraya la gran demanda de comunicaciones -tel¨¦fono, datos y se?ales de televisi¨®n- entre los pa¨ªses ribereflos asi¨¢ticos y Am¨¦rica del Norte, que crece a un ritmo de un 21% anual. El tr¨¢fico interno en esta regi¨®n est¨¢ creciendo a un ritmo anual del 40% y la escasez de espacio disponible en los sat¨¦lites provoca continuos conflictos entre los intereses estatales de las naciones del ¨¢rea y los comerciales de las multinacionales de las comunicaciones.
Wilson, que ahora tiene 51 a?os, y ha trabajado en varias ocasiones para Intelsat durante la d¨¦cada de los setenta, se retir¨® a Tonga durante dos a?os y all¨ª tuvo la idea de fundar la compa?¨ªa. Ya antes hab¨ªa puesto en marcha, sin ¨¦xito, un proyecto similar limitado a Estados Unidos.
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