Las angustias de la paternidad
Casi una familia es una buena muestra de la subordinaci¨®n descarada a la comercialidad, en detrimento de unas posibilidades narrativas y est¨¦ticas m¨¢s hondas. La pel¨ªcula se ocupa de uno de los temas centrales de la sociedad contempor¨¢nea, la esterilidad, que s¨®lo puede ser remediada adoptando a un ni?o. En este caso, la guionista ha examinado la cesi¨®n directa del beb¨¦ a un matrimonio que no puede tener descendencia, por parte de una pareja de j¨®venes incapaces de atender el mantenimiento y la educaci¨®n del peque?o. El filme se inscribe sin disimulos en esa exaltaci¨®n de la familia que ha sido siempre uno de los rasgos dominantes del cine americano.Esta producci¨®n se concentra sobre todo en las relaciones mutuas de ambas parejas, con sus diferencias culturales y sociales. La m¨¢s madura se caracteriza l¨®gicamente, por una estabilidad econ¨®mica y social muy elevada. Salvo la esterilidad, ambos c¨®n yuges son un aut¨¦ntico modelo de integraci¨®n satisfactoria, seg¨²n los valores imperantes en la sociedad estadounidense. Los j¨® venes son muy distintos y viven Como pueden, sin oficio ni benefi cio -y el gui¨®n acent¨²a, si cabe esa disparidad-, pero poseen, a cambio de su indefensi¨®n, una seguridad y un encanto del que est¨¢n ausentes las crispaciones y tensiones que dominan a los esposos.
Casi una familia (Immediate family)
Producci¨®n: Columbia Pictures, 1989. Productor: Lawrence Kasdan. Gui¨®n: Barbara Benedek. M¨²sica: Brad.Fiedel. Im¨¢genes: John W. Lindley. Direcci¨®n: Jonathan Kaplan. Montaje: Jane Kurson. Int¨¦rpretes: Glenn Close, James Woods, Mary Stuart Masterson, Kevin Dillon. Estreno: Gran V¨ªa, Paz, La Vaguada, Ideal.
Es una pena, sin embargo, que los resultados definitivos del filme sean muy inferiores a las pro mesas del proyecto, sobre todo porque Jonathan Kaplan, el di rector, est¨¢ poco dotado para los matices y las sugerencias obl¨ªcuas. No deja de ser curioso que en los t¨ªtulos de esta pel¨ªcula figuren los nombres de Lawrence Kasdan, productor ejecutivo, y Barbara Benedek, guionista. Los dos hab¨ªan trabajado ya anteriormente en aquel manifiesto generacional que se llam¨® Reencuentro (The big chill), dirigido por Kasdan, con el que Casi una familia presenta algunos puntos de contacto, aunque tambi¨¦n las diferencias entre uno y -otro sean notorias, con una clar¨ªsima ventaja a favor del primero, sin ninguna duda.
Lawrence Kasdan -del que recordamos otras obras interesantes, como Fuego en el cuerpo, Silverado o El turista accidental- hubiera sido, probablemente, un director m¨¢s apropiado para esta historia que Jonathan Kaplan un cineasta poco inspirado, en mi opini¨®n, cuyo trabajo m¨¢s reciente fue Acusados. Tampoco el gui¨®n de Barbara Benedek posee el vigor ni la iron¨ªa amarga de Reencuentro, aquella reuni¨®n de amigos que se volv¨ªan a encontrar, despu¨¦s de una larga separaci¨®n, en torno al recuerdo del compa?ero que se hab¨ªa su¨ªcidado.
Las dos parejas de Casi una familia establecen un di¨¢logo dificil, debido a la diferencia de edad y de cultura, una gran parte del cual se manifiesta en las alusiones y datos expresivos presentes en las numerosas composiciones musicales de la banda sonora, cada una de las cuales responde a gustos muy diversos, incluso contradictorios.
Si la historia no siempre funciona bien, ni est¨¢ construida de acuerdo con las posibilidades m¨¢s dram¨¢ticas y s¨®lidas propias de esa extra?a relaci¨®n entre seres humanos, los que adoptan el ni?o y los que lo ceden, las cosas son mucho mejores en la interpretaci¨®n, con un nivel excelente de todos los actores, tanto en la pareja formada por Glenn Close y James Wood como de la que componen Mary Stuart Masterson y Kevin Dillon.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.