Los veranos del opositor
Una sonora risotada hace las veces de la primera respuesta arrancada, durantes unos minutos de relajo, a los opositores del colegio C¨¦sar Carlos, el ¨²nico centro en Espa?a destinado a posgraduados. La sola alusi¨®n a sus posibilidades de ocio ha sido el detonante de la risa. "?Qu¨¦, de co?a?", preguntan.Antes de ver de cerca a ese n¨²cleo, de j¨®venes diestros en el arte de hincar los codos, uno se imagina rostros por los que dificilmente ha pasado un rayo de sol en los ¨²ltimos a?os. Sin embargo, las comodidades del lugar en el que se hospedan y ellos mismos gestionan les permiten pasar un par de horas al d¨ªa en la estupenda piscina del jard¨ªn, organizar m¨¢s de un campeonato de tenis, entregarse a la gimnasia tres d¨ªas por semana o, los m¨¢s reposados, seguir acelerando sus neuronas en interminables y divertidas partidas de mus.
Naturalmente, sus biorritmos de agudeza frente al aprendizaje var¨ªan si el temido y al tiempo ansiado examen de notar¨ªas, abogado del Estado, diplomacia o judicatura les espera a un a?o vista o acecha a la vuelta de 30 cort¨ªsimos d¨ªas. Beatriz ya es juez, pero no se conforma. Sigue estudiando. Ella es de las que cada noche libre, caiga quien caiga y arruin¨¢ndose conscientemente a base de taxis, necesita salir del colegio y deambular por la madrile?a zona de Huertas y aleda?os. "La verdad es que aqu¨ª gozamos de una situaci¨®n privilegiada y muy agradable, pero yo creo que es bueno relajarse un poco all¨¢ donde encuentres gente que no hable constantemente de temas, ex¨¢menes... ?Bastante mani¨¢tico te vuelves preparando una oposici¨®n!", comenta. "Fig¨²rate que las chicas s¨®lo nos arreglamos para ir cada semana al preparador [la persona que les ayuda a cantar los temas y marca en cierta forma su ritmo de estudio] y ellos diricilmente se afeitan si no es para lo mismo. Mis compa?eros luego me dicen que me voy de la lengua, pero estamos un poco grillados".
Programan con id¨¦ntica minuciosidad una resaca que el repaso a uno, de los interminables cap¨ªtulos de sus temarios. "Si quieres beber, debes hacerlo el s¨¢bado para descansar el domingo... ". El colegio mantiene un ritmo de libertad y respeto a la intimidad envidiable. No hay m¨¢s de cien alumnos que escogen c¨®mo quieren su vida p¨²blica y privada. "Pero pensar en la pareja", en esto nadie difiere, "es imposible. No hay quien te aguante. A punto estamos de crear la figura de paciente opositor consorte".
El v¨ªdeo acaba supliendo ocasionalmente al cine, pero quedan callejeros empedernidos. "Malasa?a, Huertas, las terrazas de Camoens, la plaza de Santa Ana..."."Volver de las vacaciones es terrible. Porque aqu¨ª lo importante es no perder el ritmo", dice el asturiano Pilos, veterano inquilino del colegio desde hace cinco a?os. Juan Carlos, Vicente, Bea, Ra¨²l y Catalina ser¨ªan otros ejemplos iguales a la vez que diferentes entre s¨ª. Al fresco de las siete de la tarde, coca-cola en mano, "aqu¨ª o te dopas con vitaminas y men¨² Valeriano [nombre del cocinero] o puedes volverte loco si te da por las anfetas", miramos la piscina, completamente vac¨ªa, cumpliendo unas normas de solidaridad fuertemente arraigadas entre el g¨¦nero opositor. Viven en un constante estado de ansiedad controlada y aguantan como pueden las inevitables crisis de estudio.
La ruta del estudiante
Terrazas de Camoens.C¨ªrculo de Bellas Artes. Alcal¨¢ 42.El Sol y La Rosa, terrazas. Plaza del Dos de Mayo.Cine de Verano Filmoteca Nacional. Santa Isabel, 52. Cine Dor¨¦.Honky Tonk. Covarrubias, 24Santa Ana. Plaza, de Santa Ana, 10.?rea. Cardenal Cisneros, 66.Caf¨¦ del Foro. San Andr¨¦s, 38.
Caf¨¦ Berl¨ªn. Jacometrezo, 4.Palulu. Recinto Ferial de la Casa de Campo.
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