"El transexualismo no es un problema sexual"
A sus 46 a?os, este endocrin¨®logo especializado en la regulaci¨®n hormonal de los procesos reproductivos admite encontrarse en su mejor momento. Cree que la nueva c¨¢tedra, ¨²nica en su clase, facilitar¨¢ la reforma de la medicina cl¨¢sica. La misma que considera inaceptable cortar o manipular tejidos sanos s¨®lo porque el paciente asegura estar en el cuerpo equivocado Sus propios colegas consideran el transexualismo un fen¨®meno extra?o e imposible de detectar ante el microscopio. Una suerte de mal invisible que remueve las m¨¢s ¨ªntimas convicciones humanas.Gooren estudi¨® medicina en la Universidad Cat¨®lica de Nimega. Aunque visita tambi¨¦n a otros pacientes, desde que ten¨ªa 30 a?os los transexuales ocupan casi todo su tiempo. Conoci¨® a su esposa, abogada, mucho antes de que su carrera tomara el actual rumbo, y ella lo acepta. Con expresi¨®n dulce reconoce que al principio no era f¨¢cil explicar las caracter¨ªsticas de su trabajo. La reacci¨®n de sus interlocutores, amigos o colegas, resultaba siempre igual: con el sexo hay que bromear, pero nadie lo aborda de forma cient¨ªfica.
Pregunta. ?Puede afirmarse que el transexualismo es una enfermedad?
Respuesta. Yo prefiero denominarlo una condici¨®n indeseable, porque marca la vida de quien la sufre. Algunos transexuales se enfadan cuando les llaman enfermos. Ello induce a pensar que, con el tiempo, volver¨¢n a ser normales. Y mis pacientes se sienten miserables, pero no les duele nada. Tras el tratamiento tienen qu¨¦ aprender a soportar la realidad porque s¨®lo podernos rehabilitarlos, devolverles la confianza en s¨ª mismos, adaptando su cuerpo a sus sentimientos.
P. ?C¨®mo aparece el problema de la identidad sexual?R. La diferenciaci¨®n sexual entre hombre y mujer es un proceso complejo que presenta varias fases. Comienza con la fecundaci¨®n y termina, por lo que sabemos, con la formaci¨®n de la identidad o g¨¦nero masculino y femenino. Es un final. provisional porque hay beb¨¦s que presentan ¨®rganos genitales ambiguos y sin embargo desarrollan el g¨¦nero que se les asigna el resto de su vida. Con los transexuales no existen problemas externos. Es que no pueden sentirse parte del sexo que les corresponder¨ªa. A pesar de la evidencia de los ¨®rganos genitales externos, el cerebro es al principio una p¨¢gina en blanco. Le pondr¨¦ un ejemplo: la informaci¨®n sobre el lenguaje o los sabores se fija en la, mente tambi¨¦n antes de cumplir el primer trienio. A partir de ah¨ª, un beb¨¦ ya no puede reproducir sin acento otra lengua diferente a la primera que aprendi¨®, la que llamamos materna. Si los dem¨¢s te tratan como a un ni?o,ello crear¨¢ un autoconcepto de ser eso y no una ni?a. Algunos transexuales explican, c¨®mo, siendo chicos, prefer¨ªan sentarse en el cuarto de ba?o para orinar. Los padres suelen creer que la naturaleza lo arregla todo, y as¨ª nadie le daba importancia a un hecho trascendental.
P. ?Y qu¨¦ sucede al llegar a la pubertad?
R. Ah¨ª aparece el mayor problema. Diagnosticamos el transexualismo tarde, cuando la identidad o la sensaci¨®n de pertenecer a uno u otro sexo ya est¨¢ establecida para la mayor¨ªa de las personas. Durante la adolescencia, una mujer transexual tiene la menstruaci¨®n, pero las contradicciones que padece le producen disturbios psicol¨®gicos graves. Su cuerpo reacciona como el de otras j¨®venes y ella se siente hombre. Acabar¨¢ margin¨¢ndose siempre con el anhelo de ahorrar dinero para pagar un tratamiento hormonal y la posterior operaci¨®n.
P. ?Sus pacientes han mostrado siempre seguridad y firmeza en su petici¨®n de cambio de sexo?R. Los primeros que recib¨ª ven¨ªan de la prostituci¨®n y hab¨ªan sido explotados o utilizados Era la ¨²nica forma de ganar dinero con rapidez y mostrar, algo, sus sentimientos en p¨²blico. Quince a?os des pues son m¨¢s burgueses, sobre todo en los Pa¨ªses Bajos, donde la Seguridad Social abona el importe del trata miento. Pese a todo nunca proponemos una operaci¨®n sin haber hecho investigaciones psicol¨®gicas y haber mostrado una actitud m¨¢s cercana a desalentarlos que a proseguir.
P. ?Y ello no provoca mayor confusi¨®n?
R. El transexualismo no es un problema sexual sino una convicci¨®n, y lo mejor es verificarla despacio. Algunos pacientes no acaban de definirse. Pueden sentirse hombres o mujeres de forma alternativa, y los ayudamos con hormonas que detienen sus funciones genitales. A veces terminan a medio camino: detestan el sexo que presentan, pero tampoco desean adquirir el contrario, Tras dos o tres a?os de tratamiento hormonal y controles psiqui¨¢tricos, est¨¢n preparados. Entonces la cirug¨ªa suprime sus ¨®rganos masculinos creando una vagina artificial, o viceversa. En ese momento las hormonas ya les han proporcionado senos o vello, y nuestros foniatras y especialistas los ayudan a modular la voz o librarse de la barba.Vivir en un cuerpo nuevo
P. ?Resulta la transici¨®n de hombre a mujer m¨¢s f¨¢cil que la otra, porque sus cifras se?alan que uno de cada 20.000 hombres quiere cambiar de sexo contra una de cada 50.000 mujeres?
R. Pues no siempre. Por la calle las mujeres suelen ser m¨¢s observadas que los hombres, y nosotros no hacemos milagros. Parte de nuestro trabajo consiste en explicarles que nadie es perfecto para que aprendan a vivir con su nuevo cuerpo. S¨ª hemos observado que las mujeres que quisieron ser hombres desarrollan una actitud muy masculina, casi de machos en el sentido cl¨¢sico. Aceptan empleos rudos o incluso van al Ej¨¦rcito.
P. ?Ha habido matrimonios entre sus pacientes?R. Han llegado a formarse seis o siete parejas que se conocieron tras la operaci¨®n. Otros han contra¨ªdo matrimonio con personas desconocidas y deben decidir si les cuentan o no su pasado. Entre nuestros pacientes hay un hombre que ahora es una fotomodelo famosa. Tambi¨¦n hay una mujer que, ya como hombre, tuvo un hijo mediante la fecundaci¨®n artificial de su nueva compa?era. Cuando el beb¨¦ naci¨®, pidi¨® que le reconstruyeran un pene. No quer¨ªa que el ni?o tuviera problemas al ver su cuerpo de apariencia masculino pero incompleto.
(Entre los 1.200 pacientes atendidos por el doctor Gooren desde 1976 hab¨ªa 100 extranjeros, tres de ellos espa?oles. Sus ingresados m¨¢s j¨®venes llegan ahora acompa?ados por sus padres, que consienten la operaci¨®n. A pesar de que el catedr¨¢tico subraya lo dificil de sus vidas, en ocasiones tambi¨¦n despu¨¦s del cambio, no puede evitar un gesto de amargura al relatar un caso algo especial. Un alto cargo universitario holand¨¦s, casado y con dos hijos, que quiso ser mujer. No se arrepiente, pero ha tenido que llegar a un compromiso muy personal. Explica Gooren que como mujer llamaba la atenci¨®n por su fealdad y aspecto extra?o, algo que la sociedad no parece perdonar. As¨ª que por las ma?anas se viste de hombre e imparte sus clases. De noche y en casa, recupera su apariencia femenina. Su familia m¨¢s pr¨®xima lo acepta, pero no as¨ª el resto de sus parientes, que le han abandonado).
P. ?Es muy elevado el riesgo de que algo as¨ª suceda de nuevo?
R. ?ste es un caso aislado, y el propio paciente dice que el transexualismo es una forma extrema de ser mujer sin lograrlo. Un estado de deseo, no de realidad. Nuestros transexuales m¨¢s antiguos hablan siempre con los reci¨¦n llegados para que ¨¦stos sepan lo que supone ser retransformado en vida. De todos modos, el verdadero problema es nuestro, de esta sociedad donde sigue habiendo un tab¨² sobre el sexo y nadie te permitir¨ªa estudiar el de los ni?os antes de los 16 a?os. Una sociedad donde sigue sin evitarse que ni?os y adolescentes superen sus miedos u obtengan respuestas a sus preguntas.
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