Los consejos de Juan Cu¨¦llar

Regino Agudo debe buena parte de su triunfo en su segundo novillo a los consejos que a viva voz le daba su amigo el Patador de toros Juan Cu¨¦llar. Este es apoderado por el padre del novillero, al que est¨¢ muy agradecido, pues le sac¨® de la nada y confi¨® ciegamente en ¨¦l. Cu¨¦llar, de paisano, se peg¨® a la barrera y por su boca manaban sabias proclamas a las que Agudo prestaba o¨ªdos abiertos a tope.Tambi¨¦n el coletudo pon¨ªa de su parte en la arena, pues aunque no siempre diquel¨® las condiciones de su enemigo, y al conjunto de su faena le falt¨® unidad, brill¨® con un par de series de naturales ligados en un palmo y abrochados a la perfecci¨®n con el pase de pecho. Hasta el propio Cu¨¦llar las jale¨®, satisfecho de su improvisado alumno. A excepci¨®n de estas series, Agudo demostr¨® m¨¢s clase y sentimiento en adornos y trincherillas que en las suertes fundamentales.

El novillero posee el preciad¨ªsimo y escaso don de ser un diestro con grandes inclinaciones a lo art¨ªstico, como demostr¨® igualmente en algunas ver¨®nicas con las manos muy bajas a este bravo enemigo, pero tambi¨¦n a veces le pueden la jinda y las indecisiones.

As¨ª ocurri¨® con el distra¨ªdo segundo, un mansote que necesitaba mando y entrega, dos cualidades ayunas entonces en Agudo. Antes de vengarse del bicho, atiz¨¢ndole un alevoso tizonazo de horror, Agudo miraba con cara de pena y pidiendo ¨¢rnica a su padre, qui¨¦n se encontraba en el callej¨®n y se encog¨ªa de hombros. Parece que Cu¨¦llar es mejor consejero.

Reposado y dominador

La actuaci¨®n m¨¢s completa fue la de un reposado y dominador Luis Milla, pese a lo poco que act¨²a. Se embraguet¨® en ver¨®nicas y lances a pies juntos y ganando terrero frente a los dos bicornes, a los que banderille¨® desigual. Embebi¨® con la pa?osa el fuerte celo del primero en una labor ligada y templada, de la que sobresali¨® su clasicismo. El celo del cuarto era escaso y Milla practic¨® un toreo extractivo, menos ortodoxo, pero atemperado a la condici¨®n de animal.El m¨¢s flojo de los tres diestros fue Miguel ?ngel de las Heras, que debutaba con picadores en su tierra. Se le not¨® que est¨¢ verde y sobr¨® sorullo a sus faenas, siempre valientes, pero de pases al aligu¨ª. Lo compens¨® con la brillantez de todos sus pares de banderillas, realizados asom¨¢ndose con mucho riesgo y clavando los palos muy reunidos en lo alto.