Un melomano que quiere subir al podio
Jos¨¦ Acosta ha puesto t¨¦rmino a once a?os de colaboraci¨®n pol¨ªtica y amistad personal entre ¨¦l y Joaqu¨ªn Leguina, aunque el comienzo del distanciamiento entre ambos comenz¨® a finales de 1988 por la huelga general convocada por UGT y CC OO. Leguina interpret¨® que se trataba de una seria advertencia a la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno mientras que Acosta adopt¨® una actitud hostil hacia los sindicatos.Militante del PSOE desde 1971, form¨® parte de la coordinadora que dirig¨ªa la incipiente organizaci¨®n de los socialistas madrile?os antes de que el PSOE fuera legalizado. En aquellas fechas, en que compart¨ªa responsabilidades pol¨ªt¨ªcas con Manuel de la Rocha, hoy dirigente de Izquierda Socialista, y Javier Solana, m¨ªnistro de Educaci¨®n, Acosta se identificaba con las tesis de Gregor¨ªo Peces-Barba.
Tras formar parte de la comisi¨®n ejecutiva de la Pederaci¨®n Socialista Madrile?a, Jos¨¦ Acosta particip¨® en 1979 en el pacto pol¨ªtico que desaloj¨® a Alonso Puerta de la secretar¨ªa general y que configur¨® la denominada "mayor¨ªa" oficial, plenamente ident¨ªficada con Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra. En ese pacto fue decisivo Juan Barranco, como lo vuelve a ser ahora, y qued¨® consagrado como l¨ªder de la FSM Joaqu¨ªn Leguina.
Durante muchos a?os, Acosta fue el principal constructor de la red de agrupaciones del PSOE en los pueblos de la provincia de Madrid, en donde la presencia socialista era muy escasa a comienzos de 1980. A lo largo de la d¨¦cada mostr¨®, para sorpresa de unos y temor de otros, una notable capacidad resolutiva para alcanzar los objetivos pol¨ªticos.
Plenamente identificado con Leguina, en 1983 lleg¨® a dimitir durante cinco d¨ªas como presidente de la FSM, cargo que ocupada desde 1981, por un enfrentamiento con Alejandro Cercas, uno de los m¨¢s destacados simpatizantes de Alfonso Guerra.
Elegido miembro de la ejecutiva federal del PSOE en el ¨²ltimo Congreso del partido, Acosta ha ido progresivamente distanci¨¢ndose de Leguina y aproxim¨¢ndose a las tesis de Guerra. Su papel como coordinador en Madrid de las campa?as electorales de 1986 y 1989 ha incrementado progresivamente su protagonismo en el seno de la FSM.
Soltero, hombre campechano, al que se le reprocha rudeza, Acosta es un mel¨®mano conocido. Sus amigos recuerdan como acostumbra a cantar arias en su propio coche al regresar de los m¨ªtines.
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