El gran Tom Stoppard

Hay una tragedia relativamente frecuente entre los artistas de genio: los hay que se vac¨ªan en alguna de sus primeras obras y pasan el resto de su vida profesional, por larga que esta sea, intentando volver a alcanzar la cumbre de donde partieron. Son raros los que lo consiguen.El brit¨¢nico Tom Stoppard es una de estas v¨ªctimas de su propio talento. Hacia la mitad de los a?os sesenta, siendo un hombre muy joven, escribi¨® un drama de formidable potencia expresiva: Rosencrantz y Guildenstem han muerto, que hoy es una obra indispensable para entender el teatro posterior al ecuador del siglo.

El cine intent¨® en varias ocasiones llevar a la pantalla este drama, que lleva dentro la lectura m¨¢s divertida que se ha hecho de Hamlet desde la escena, pero nunca sali¨® adelante el proyecto, en el que estuvo muy interesado quien m¨¢s dotado estaba para hacerlo: Orson Welles.

Y ha tenido que ser el propio Tom Stoppard, quien al final lo haya asumido, en funciones incluso de director cinematogr¨¢fico, que no son las suyas, pues su carrera en el cine ha sido la de escritor de pel¨ªculas no dirigidas por ¨¦l.

Podemos so?ar lo que Welles hubiera hecho con esta maravilla dram¨¢tica. Es s¨®lo eso, un sue?o. Tom Stoppard ha adaptado muy bien a la pantalla su obra, pero lo ha hecho por debajo de las posibilidades que esta obra hubiera dado a la mirada de un cineasta m¨¢s experto. Rosencrantz y Guildenstern es una buena pel¨ªcula sobre un drama mucho m¨¢s que bueno. Correcta, gratificante, gozosa transposici¨®n del drama, pero no genuina recreaci¨®n visual.