El ¨²nico profeta

Una profec¨ªa que s¨®lo atiende el breve espacio de un d¨ªa, como la que el lunes auguraba recortes en las cotizaciones, ni es profec¨ªa ni es nada. Apenas un anuncio. Los augures han desaparecido del parqu¨¦. Y es que desde el inicio de la crisis nada es lo que era. Ni siquiera las reacciones ante un dato de inflaci¨®n mejor de lo esperado que no consigui¨® modificar la tendencia a la baja de una bolsa en la, que el consejo m¨¢s repetido es aguantar y en ¨²ltimo extremo, si la tentaci¨®n de comprar se impone, soltar por la tarde lo adquirido por la ma?ana. No presiona el papel; no presiona el dinero y vender mil t¨ªtul9s es una aventura digna de Salgari.El repunte t¨¦cnico del pasado lunes era un anuncio de lo que sucedi¨® ayer. Recogida de beneficios y vuelta a esperar. En esta coyuntura incierta, con escaso negocio, el ¨²nico profeta que al parecer funciona es el que promete a Sadam Husein, victoria sobre el infiel. Y sus profec¨ªas no benefician a quienes arriesgan capital. En la jornada de ayer, con los mercados internacionales a la baja y el petr¨®leo de nuevo en alza, bancos y constructoras sufrieron el acoso de los m¨¢s impacientes y s¨®lo un sector, el de comunicaciones finaliz¨® la jornada sin p¨¦rdidas. Vol¨²menes de negocio de medio mill¨®n de t¨ªtulos, como los negociados ayer por Hidrola, son m¨¢s que nunca una excepci¨®n.