Los pa¨ªses del Este y el petr¨®leo
Sus fr¨¢giles econom¨ªas se ver¨¢n sometidas a una dura prueba a causa del aumento de los precios de los hidrocarburos. Seg¨²n el Wall Street Journal, si el precio del barril se estabiliza en tomo a los 30 d¨®lares, Bulgaria gastar¨ªa en 1991 la totalidad de sus ingresos por exportaciones para pagar su cuenta petrolera. Checoslovaquia, apenas mejor provista, gastar¨ªa el 80%, lo que trastornar¨ªa todos los proyectos de modernizaci¨®n de su econom¨ªa. El peri¨®dico norteamericano estima que los pa¨ªses que producen energ¨ªa a partir del carb¨®n (muy polucionante) -Polonia, Hungr¨ªa y Rumania -, quedar¨ªan algo mejor parados. Pero eso se dice pronto: si Polonia debe dedicar ma?ana el 33% de sus ingresos en divisas para adquirir petr¨®leo, ser¨ªa una cat¨¢strofe y su a¨²n inestable r¨¦gimen pol¨ªtico correr¨ªa el riesgo de no soportarlo.?Hubieran podido los pa¨ªses del Este evitar este desastre cerrando filas en el CAME bajo el b¨¢culo de la URSS? As¨ª lo sugiere Pravda en un art¨ªculo titulado El barril o la tonelada, aunque evitando proponer la vuelta al antiguo sistema de cambios. Durante mucho tiempo, el mercado com¨²n del Este estaba orgulloso de la eficacia de sus planes conjuntos de desarrollo de la energ¨ªa, y los analistas occidentales les daban la raz¨®n. Todos los acuerdos eran firmados por cinco a?os y, por tanto, no depend¨ªan de las fluctuaciones del mercado mundial. Adem¨¢s, el pago se hac¨ªa en monedas no convertibles. Pero despu¨¦s del shock petrolero de 1973, cuando en Occidente el precio del barril dio un salto hist¨®rico hasta alcanzar los 40 d¨®lares, los sovi¨¦ticos decidieron que tambi¨¦n su petr¨®leo deb¨ªa ser mucho m¨¢s caro. Fieles sin embargo a su concepto de planificaci¨®n, se pusieron de acuerdo en un precio negociado durante cinco a?os que no padecer¨ªa fluctuaciones durante ese periodo fuera cual fuere la evoluci¨®n de los precios en el mercado mundial. Pero en 1986, justo despu¨¦s de la firma del ¨²ltimo contrato de ese tipo, el precio del petr¨®leo cay¨® bruscamente en el Oeste. Prisioneros de su contrato con la URSS, los socios del CAME pagaron muy caros sus hidrocarburos. Adem¨¢s, todos ten¨ªan cr¨¦ditos concedidos a Irak para la entrega de armas, y pensaban que podr¨ªan hac¨¦rselos pagar en petr¨®leo a bajo precio, importado del Golfo.
As¨ª pues, en la cumbre de enero del CAME, en Sof¨ªa, decidieron cambiar las modalidades del comercio entre la URSS y los miembros europeos de la organizaci¨®n. Al expirar el contrato en curso, a partir de 1991 los intercambios se har¨ªan en d¨®lares al precio mundial y sin un plan a largo plazo. Sin embargo, se consinti¨® una excepci¨®n para los tres miembros no europeos asociados al CAME (Cuba, Mongolia y Vietnam) porque, seg¨²n el primer ministro sovi¨¦tico, Nikol¨¢i Rizhkov, "no pueden prescindir de nuestra ayuda". Pero en el mes de julio, Mija¨ªl Gorbachov anulaba por decreto esa cl¨¢usula favorable a Cuba.
Negocio excelente
De tal modo, los pa¨ªses del Este se encontraron situados a nivel mundial: para comprar el petr¨®leo sovi¨¦tico deber¨ªan pagar el precio fijado en d¨®lares en Rotterdam. Ante semejante perspectiva, advierten evidentemente que el de los sovi¨¦ticos, expresado en toneladas y que cuesta por lo menos 20,d¨®lares el barril, a¨²n vigente hasta finales de a?o, les resulta un excelente negocio. Pravda ironiza a prop¨®sito de "quienes cantaron un r¨¦quiem para el CAME", invit¨¢ndoles a reconsiderar sus posiciones. ?Pero la URSS est¨¢ dispuesta a sacrificios para hacerlos volver al redil?
Nada es menos seguro. Y no solamente porque su econom¨ªa se halla en crisis. La realidad es que la URSS ya no puede aumentar sus exportaciones de hidrocarburos. Es cierto que contin¨²a siendo el primer exportador mundial de petr¨®leo, pero el estado de sus instalaciones es deplorable y la producci¨®n disminuye regularmente desde 1988. "Siendo realistas, debemos admitir que ninguna mejora es posible hasta dentro de varios a?os", se lee en tal sentido en Pravda.
La mejor prueba de ello son esos camiones cargados de trigo e inmovilizados en el campo por falta de combustible. Este a?o la URSS tiene una cosecha formidable, "catastr¨®ficamente grande", seg¨²n un responsable sovi¨¦tico, porque su pa¨ªs no tiene capacidad para transportar a los silos esos 300 millones de toneladas de cereales. Es una vieja historia: por falta de medios de transporte, la Uni¨®n Sovi¨¦tica pierde por el camino el grano que luego debe comprar en Occidente. Pero su d¨¦ficit de petr¨®leo nunca hab¨ªa alcanzado las proporciones de este a?o. Al haber sido abolida la censura, la prensa no tiene trabas para denunciar la incuria. Seg¨²n ella, s¨®lo existe una ¨²nica soluci¨®n: meter mano a las cisternas del ej¨¦rcito, a sus reservas estrat¨¦gicas, para aprovisionar el mercado interior y, al mismo tiempo, aprovechar el aumento del precio del petr¨®leo. "?Para qu¨¦ sirve el oro negro guardado bajo llave por nuestros militares, cuando no estarnos amenazados por ning¨²n enemigo?", dicen en esencia. Pero, al tratarse de un secreto militar, ?qui¨¦n sabe si el ej¨¦rcito dispone realmente de tan enormes reservas de petr¨®leo?
Suponiendo que ¨¦se fuera el caso y que Gorbachov decidiera utilizarlo, podemos estar seguros que no lo utilizar¨¢ para hacer regalos a sus ex aliados de Europa del Este. Es mayoritariamente abrumadora la opini¨®n de la Ciudadan¨ªa contraria a la ayuda a terceros pa¨ªses para que el presidente sovi¨¦tico pueda pasarla por alto. Por otra parte, dentro del CAME, la URSS tampoco en el pasado hac¨ªa regalos. En el Este, todos los precios fueron siempre negociados con tantas asperezas como en el resto del mundo. Y hoy, al proponer el relanzamiento del CAME, Pravda deja entrever que ¨²nicamente un acuerdo a largo plazo sobre el petr¨®leo ir¨ªa en inter¨¦s de los pa¨ªses de Europa del Este. Tal vez sea cierto, pero aun as¨ª, deber¨ªan pagar un precio por el petr¨®leo que no enderezar¨ªa sus econom¨ªas fr¨¢giles y endeudadas.
En realidad, habida cuenta su terrible d¨¦ficit de divisas fuertes, s¨®lo una potencia podr¨ªa ayudarlos financieramente: Alemania, la ¨²nica, por otra parte, no implicada en la crisis del Golfo. Pero tampoco ella es reputada por hacer regalos. Y el recuerdo del pasado, a¨²n vivo en el Este, no incita a esos pa¨ªses a reanudar una excesiva dependencia respecto al vecino germ¨¢nico. Por m¨¢s democr¨¢tico que ahora sea.
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