La siderurgia y la CE
IGNACIO FERN?NDEZ TOXOAnte el mercado ¨²nico de 1993, el autor defiende una pol¨ªtica sider¨²rgica global. En ese esquema, la integraci¨®n de derecho . de Altos Hornos de Vizcaya en el sector p¨²blico deber¨ªa ser el paso previo a la constituci¨®n de una entidad de gesti¨®n com¨²n entre ¨¦sta y Ensidesa con capacidad ejecutiva en las decisiones estrat¨¦gicas.
La siderurgia espa?ola vive momentos de cambio. En el debate actual nos jugamos gran parte del futuro del sector; para situarnos, conviene se?alar algunos datos.Ensidesa es una empresa cuyo capital pertenece al Instituto Nacional de Industria (INI) en un 100%, cuenta con 15.266 trabajadores en Avil¨¦s y Veri?a y 1.273 en Sagunto, con una facturaci¨®n de 199.832 millones de pesetas en el a?o 89 y una producci¨®n de 4,03 millones de toneladas de acero.
Altos Hornos de Vizcaya cuenta en su capital con una participaci¨®n del Banco de Cr¨¦dito Industrial de un 16%, adem¨¢s de 50.000 millones de pesetas de obligaciones, un 14% del Banco Bilbao Vizcaya, otro 25% entre varios bancos y cajas y un 45% en poder de 300.000 peque?os accionistas.
Su plantilla es de 6.953 trabajadores, distribuidos en los centros de Baracaldo-Sestao, Lesaca y Etxevarri, con una facturaci¨®n de 103.587 millones de pesetas y una producci¨®n de acero de 1,67 millones de toneladas.
Entre ambas podr¨ªan alcanzar 7,7 millones de toneladas de producci¨®n m¨¢xima de acero.
Los subsectores
Los subsectores de acero com¨²n y de aceros especiales cobran cada d¨ªa mayor importancia y viven actualmente un proceso de ordenaci¨®n que tendr¨¢ grandes repercusiones para el futuro.
Los dos subsectores citados, integrados por varios grupos empresariales que funcionan cada uno con sus propias estrategias y en plena competencia, est¨¢n en manos privadas pr¨¢cticamente al 100% despu¨¦s de la adjudicaci¨®n del paquete de acciones del Banco de Cr¨¦dito Industrial en Acenor al grupo Sideruni¨®n.
Bajo control p¨²blico nos encontramos con el segmento menos rentable del acero, situaci¨®n que de forma parcial puede hacer variar las inversiones en las plantas de electrocincado, chapa galvanizada y chapa prepintada. Esto tiene que ver con el car¨¢cter subsidiario que siempre se asign¨® a la empresa p¨²blica.
La comercializaci¨®n y las empresas que fabrican productos de mayor valor a?adido se han dejado en manos de la iniciativa privada, invirtiendo para su saneamiento grandes cantidades de dinero p¨²blico en las sucesivas reconversiones.
Una de las caracter¨ªsticas m¨¢s acusadas del sector del acero en Espa?a es su atomizaci¨®n, a pesar de algunos procesos de concentraci¨®n llevados a cabo y que dieron lugar a grupos como Acenor, Celsa, Ucin o Aristr¨¢in.
Esta atomizaci¨®n, adem¨¢s de provocar tensiones en el mercado interior, impide la concentraci¨®n de esfuerzos en la definici¨®n de una pol¨ªtica exterior, convirtiendo a las empresas espa?olas -v¨¦ase Aristr¨¢in- en f¨¢cil presa de grupos europeos que, adem¨¢s de neutralizar la competencia que ¨¦stas pudieran hacerles en sus mercados tradicionales, tratan de colocar sus productos en el mercado espa?ol, introduciendo nueva! amenazas para el futuro de la industria sider¨²rgica en nuestro pa¨ªs.
Corresponde a la Administraci¨®n central definir una pol¨ªtica pensada para el medio y largo plazo entroncada en las tendencias europeas y mundiales del acero.
La ausencia de una estrategia global hace que Ensidesa y Altos Hornos de Vizcaya, la segunda ya definitivamente, se queden al margen de la operaci¨®n Aristr¨¢in, con los riesgos que para ambas comporta la entrada de British Steel.
Resulta incomprensible que el Banco de Cr¨¦dito Industrial venda sus acciones en Acenor sin que el INI diga ni una palabra al respecto.
Se ha perdido una ocasi¨®n de oro para dar los primeros pasos para la creaci¨®n de un grupo sider¨²rgico con presencia en los tres subsectores, sin perder de vista la importancia de la red comercial del grupo Aristr¨¢in.
En ese proyecto es donde cobra sentido la colaboraci¨®n entre Altos Hornos de Vizcaya y Ensidesa.
La proximidad del 93 se est¨¢ dejando notar en las actuaciones de los grandes del acero en la Europa de los Doce. Hace a?os que el proceso de concentraci¨®n para la formaci¨®n de importantes grupos sider¨²rgicos es una realidad ya asentada y que contin¨²a desarroll¨¢ndose.
Ilva, Thyssen, British, Usinor-Sacilor son realidades empresariales con las que tienen que competir las empresas espa?olas.
Grupos pensados para aprovechar las econom¨ªas de escala, hacer m¨¢s rentables las inversiones en investigaci¨®n y desarrollo (I+D), etc¨¦tera, con sus propias empresas distribuidoras, penetrar en los mercados de los pa¨ªses comunitarios y tambi¨¦n fuera de la Comunidad.
Los hemos visto moverse en Espa?a alrededor de Acenor o Aristr¨¢in. Thyssen y Usinor-Sacilor tienen ya un preacuerdo con Ensidesa para el montaje de una planta de chapa galvanizada en Sagunto al que pretenden sumarse los italianos de Ilva.
Usinor-Sacilor es el resultado de la fusi¨®n de Usinor y Sacilor en 1986 por iniciativa del Gobierno franc¨¦s. Integra el conjunto de actividades sider¨²rgicas. Cuenta con 60.000 trabajadores y en el a?o 1988 alcanz¨® una producci¨®n de acero de 19,5 millones de toneladas, con una cifra de negocios de 11027 millones de d¨®lares, de los que el 95% corresponden al negocio sider¨²rgico (La siderurgia espa?ola en el mercado mundial, J. M. Aguera y H. Vallina, II Jornadas Sider¨²rgicas de CC OO).
Ensidesa y Altos Hornos de Vizcaya no resisten una comparaci¨®n con los grandes europeos del acero. Sus estrategias se han movido, por imperativos pol¨ªticos, en direcci¨®n contraria a la tendencia general en Europa. Su capacidad de producci¨®n m¨¢xima est¨¢ muy lejos de las de Thyssen, 11,2 millones de toneladas; British, 14,7 millones de toneladas, o Ilva, 11,8 millones de toneladas, todas en el 88. Por cifra de negocios, los poco m¨¢s de 100.000 millones de pesetas de Altos Hornos de Vizcaya y algo menos de 200.000 millones de Ensidesa est¨¢n muy lejos de los 1,25 billones de Usinor o los 837.000 millones de British, en ambos casos en el 88 y al cambio actual del d¨®lar. Las sider¨²rgicas europeas, durante la reconversi¨®n, han realizado importantes inversiones destinadas a alargar la empresa aguas abajo, incorporando productos m¨¢s acabados, de mayor valor a?adido, al tiempo que han puesto a punto sus propias redes de comercializaci¨®n. En Espa?a, sobre todo en el caso de Ensidesa, ambas siguen movi¨¦ndose en gamas de productos muy pr¨®ximos a la cabecera, que dificultan el despegue definitivo. Aun as¨ª, se permiten el lujo de perder dos a?os discutiendo c¨®mo y d¨®nde se hacen las nuevas inversiones.
Nuevo factor
Tampoco las empresas espa?olas pueden competir en inversiones en I+D, lo que en un sector en r¨¢pida transformaci¨®n viene a introducir un nuevo elemento de riesgo.
Los pa¨ªses del Este, a medida que van estabilizando su situaci¨®n pol¨ªtica y avanzan en la modernizaci¨®n de sus empresas, representan un nuevo factor de desestabilizaci¨®n del mercado.
La Comisi¨®n de las Comunidades Europeas, despu¨¦s de un largo debate en el que CCOO ha tenido oportunidad de participar, ha dado a conocer los Objetivos generales acero 1995. El documento viene a situar dos hip¨®tesis en lo que a las previsiones de evoluci¨®n del consumo de acero se refiere.
La primera parte es la base del crecimiento del producto interior bruto en los pa¨ªses europeos en los pr¨®ximos a?os, a un "ritmo relativamente importante..., si bien ser¨¢ inferior al de 1988 y l989". En esa situaci¨®n se prev¨¦ un consumo aparente de acero CECA de algo m¨¢s de 130 millones de toneladas en el 93, 10 m¨¢s que en el 89.
La segunda hip¨®tesis parte de lo que la comisi¨®n denomina "escenario shock del d¨®lar (bajada del d¨®lar en un 10% en 1990 y tambi¨¦n de un 10% en 1991) y tambi¨¦n de un escenario shock del petr¨®leo (el preci¨® del barril pasar¨ªa de 16 a 20 d¨®lares en 1990, para luego aumentar un 10% anual)". En esta situaci¨®n, el consumo podr¨ªa bajar hasta 110 millones de toneladas, es decir, el equivalente a m¨¢s del total de la producci¨®n de acero del conjunto de la siderurgia espa?ola.
Antes del inicio del conflicto del golfo P¨¦rsico el d¨®lar ya hab¨ªa bajado m¨¢s de ese 10% y el precio del barril de crudo en la reuni¨®n de la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP) previa a la invasi¨®n de Kuwait se hab¨ªa fijado en 21 d¨®lares, alcanzando despu¨¦s de la invasi¨®n un precio m¨¢ximo de 32 d¨®lares el barril.
En estas condiciones, lo peor es permanecer est¨¢tico o retrasar decisiones que hay que tomar con agilidad.
Parece que el camino a seguir no es el que lleva a que cada empresa, y no s¨®lo las integrales, defina su propia estrategia y en competencia con las otras. La l¨®gica indica que es necesario dotarse de una pol¨ªtica global.
La integraci¨®n de derecho de Altos Hornos de Vizcaya en el sector p¨²blico deber¨ªa ser el paso previo a la constituci¨®n de una entidad de gesti¨®n com¨²n entre ¨¦sta y Ensidesa con capacidad ejecutiva en lo que a decisiones estrat¨¦gicas se refiere, tales como nuevas inversiones, I+D, pol¨ªtica internacional, etc¨¦tera, as¨ª como la unificaci¨®n de compra de materias primas y red comercial.
Ser¨ªa conveniente la b¨²squeda de un marco de colaboraci¨®n con la empresa privada. Definir una pol¨ªtica de ventas destinada a incrementar las exportaciones como elemento que contrapese la creciente penetraci¨®n de productos procedentes del exterior en el mercado espa?ol.
Es necesario tambi¨¦n definir el car¨¢cter de los acuerdos a establecer con otras firmas, sean ¨¦stas comunitarias o no, negociando coordinadamente en beneficio del conjunto del sector. En nuestra opini¨®n, ¨¦sta es la mejor manera de defender el sector y el empleo que genera.
La experiencia vivida en el proceso de reconversi¨®n sider¨²rgico nos lleva a plantear la necesidad de la creaci¨®n de un organismo de car¨¢cter consultivo en el que Administraci¨®n, empresas y sindicatos tuvi¨¦semos ocasi¨®n de debatir y definir la pol¨ªtica sider¨²rgica tambi¨¦n en esta fase.
es secretario general de la Federaci¨®n del Metal de CC OO.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.