Indignacion, resignacion y esperanza de Gil
Indignaci¨®n, resignaci¨®n y esperanza. Jes¨²s Gil, el presidente del Atl¨¦tico, pas¨® en pocas horas por esos tres estados de ¨¢nimo. Inmediatamente despu¨¦s de concluir el partido, se mostr¨® enrabietado: "Se ha hecho el rid¨ªculo. He de pensar que algunos de los m¨ªos no saben jugar al f¨²tbol". Al despegar el vuelo charter de regreso, suspir¨®: "Esto es lo que tenemos. M¨¢s no podemos hacer". Pero, pr¨®ximo ya el aterrizaje en Madrid, alent¨® a su en¨¦simo t¨¦cnico, Tomislav Ivic, absorto en sus esquemas, alent¨¢ndose a s¨ª mismo: "Hay que seguir trabajando. Tal vez a¨²n estemos a tiempo de rectificar y superar Poli". ?se es su apasionado car¨¢cter.El pitido final del ¨¢rbitro desat¨® a Gil: "Mis jugadores deber¨ªan pasar tanta hambre como estos rumanos. Quiz¨¢ as¨ª corriesen tanto como ellos. Ha sido penoso. Algunos cobran mucho, se entrenan poco y se entregan menos. No me extra?a que hasta hayan surgido enfados entre ellos. No se puede escurrir el bulto. Si s¨®lo rindieran al 10% de lo que exigen...". Estaba abochornado, aunque todav¨ªa se atrev¨ªa a ironizar: "Bueno, al menos les hemos dado una satisfacci¨®n a esta pobre gente de Timisoara".
Ya en el avi¨®n, hundido en el primer sill¨®n de la izquierda, se confes¨® fatalista: "Parece que no damos m¨¢s de s¨ª. ?Que los fichajes han sida desacertados y el conjunto est¨¢ descompensado? Tampoco se dispone de mucho para elegir. ?Que si me acuerdo de un cerebro como Alem?o? Es algo pasado. Adem¨¢s, ¨¦l no actuaba siempre al mismo nivel. Eso s" daba un buen pase y se volv¨ªa, hacia el palco. Ahora s¨®lo es un obrero de Maradona".
Pero, poco a poco, se fue estimulando. Al principio, bromeando con los afi`cionados: "Es que no tenemos una alegr¨ªa ni aun queriendo. Hasta el reloj de don Ram¨®n [Mendoza] se nos ha parado por la conmoci¨®n". Luego, reconfortando a un Ivic atribulado: "Nadie va a reaccionar por nosotros, mister. Tenemos que lograrlo solitos. Trabaje tranquilo". Ivic le mir¨® por encima de sus gafas de lectura y le confi¨®: "Hay tanto y tanto que mejorar".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.