Un diario en tercera persona
?stos son algunos de los fragmentos in¨¦ditos de un diario literario en el que Villalonga recuerda su infancia y juventud: "Lorenzo Villalonga Pous naci¨® en Palma el 1 de marzo de 1897. Su padre, don Miguel, era segund¨®n de Toledo y abraz¨®, seg¨²n costumbre, la carrera militar. La madre era mahonesa. Lorenzo, segund¨®n de segundones, parec¨ªa destinado al sacerdocio, pero carec¨ªa de vocaci¨®n. En 1903 la familia se traslada a La Coru?a. Lorenzo s¨®lo tendr¨ªa seis a?os, pero ha conservado en sus memorias el recuerdo de la Pardo Baz¨¢n. Viv¨ªan casi enfrente. La Condesa era m¨¢s bien fea aunque al ni?o le pareciera bella porque ten¨ªa la piel tersa y el habla cari?osa. 'Sus mejillas', ha escrito, 'se parec¨ªan al melocot¨®n'.El albergue de los Villalonga se hallaba ubicado en la calle de Tabernas. Barrio provinciano y aristocr¨¢tico. Si en un tiempo hubo all¨ª algunas tabernas, en 1903 no quedaba ninguna. Do?a Emilia habitaba un palacete renegrido, casi medieval. Aquello recordaba en cierto modo el barrio g¨®tico de Palma. La casa de los mallorquines formaba esquina con el mar, ligeramente encolerizado, de olas verdosas.( ... )
Par¨ªs era anticatastr¨®fico, liberal, cort¨¦s. Bekcwith, un americano que Lorenzo Villalonga hab¨ªa conocido en Mallorca quiso presentarlo a madame Dormand, una pitonisa c¨¦lebre y tambi¨¦n a la princesa Bibesco, que despu¨¦s de su libro Au bal avec Marcel Proust se hab¨ªa erigido en representante del gran escritor. Villalonga se interes¨® por la pitonisa, pero era t¨ªmido y declin¨® conocer el clan Bibesco. ( ... )
Indudablemente, pensaba Villalonga, (y lo ha seguido pensando despu¨¦s como los hipies) que los vascos y los aragoneses de la residencia de Torrero descrita en El Mis¨¢ntropo resultaban m¨¢s naturales y humanos que los de la residencia de Madrid. No eran ensayistas, eran hombres. Viv¨ªan. ( ... )
En 1936, Villalonga se casa con Mar¨ªa Teresa Gelabert, prima segunda o tercera suya. Estalla el Movimiento. El matrimonio se refugia en Binissalem. (L¨¦ase, acaso, Bearn). Otra vez rustificaci¨®n".
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