La ¨²ltima conversaci¨®n antes de la guerra
Sadam advirti¨® a la embajadora de EE UU
Washington El pasado 25 de julio, una semana antes de la invasi¨®n de Kuwait Sadam Husein recibi¨® a April Glaspie, embajadora de Estados Unidos en Irak. ?sta es una transcripci¨®n de la entrevista que mantuvieron, traducida del ¨¢rabe y cedida por la cadena de televisi¨®n ABC En ella, el presidente iraqu¨ª expone claramente sus intenciones.
La reuni¨®n, celebrada en presencia del ministro de Exteriores, Tarek Aziz, comenz¨® con una introducci¨®n de Sadam Husein. En ella, el presidente de Irak recordaba que su pa¨ªs cargaba con una deuda de 40.000 millones de d¨®lares desde su guerra con Ir¨¢n (en la que, seg¨²n ¨¦l, hab¨ªa defendido la seguridad de toda la regi¨®n) y se enfrentaba en ese momento a una nueva guerra: la de los precios del petr¨®leo. Se?alaba como enemigos a Kuwait y a los Emiratos Arabes Unidos, cuya codicia forzaba los precios a la baja. Acusaba tambi¨¦n a Kuwait de robarle territorio. Lo que sigue es una transcripci¨®n literal, abreviada, de la conversaci¨®n posterior.April Glaspie. Gracias, se?or presidente. Es un gran honor para un diplom¨¢tico reunirse y hablar directamente con el presidente. Entiendo claramente su mensaje. Nosotros estudiamos historia en la escuela y se nos ense?a a decir "libertad o muerte". Usted sabe que nuestro pueblo tiene su propia experiencia con el colonialismo. Se?or presidente, usted ha mencionado asuntos que yo no puedo comentar sin autorizaci¨®n de mi Gobierno. Pero, con su permiso, comentar¨¦ dos puntos. Habla usted de amistad, y creo que quedaba claro en las cartas que le mand¨® nuestro presidente con motivo de su fiesta nacional.
Sadam Husein. Fue amable, y sus expresiones obtuvieron nuestro reconocimiento y respeto.
A. G. Como sabe, hizo que la Administraci¨®n de Estados Unidos rechazara la sugerencia de aplicar sanciones comerciales.
S. H. No nos dejan comprar nada en Estados Unidos. S¨®lo trigo. Porque cada vez que queremos comprar algo dicen que est¨¢ prohibido. Temo que cualquier d¨ªa nos digan: "Van a fabricar p¨®lvora con el trigo".
A. G. He recibido instrucciones directas del presidente para mejorar las relaciones con Irak.
S. H. ?Pero c¨®mo? Tambi¨¦n nosotros lo deseamos. Sin embargo, resulta lo contrario.
A. G. Se?or presidente, no s¨®lo quiero decir que el presidente Bush desea mejores relaciones con Irak, sino que aspira a que Irak contribuya a la paz y la prosperidad de Oriente Pr¨®ximo. El presidente Bush es un hombre inteligente. No va a declarar una guerra econ¨®mica contra Irak. Es cierto que no queremos un petr¨®leo m¨¢s caro. Le pedir¨ªa que considerara la posibilidad de no subir demasiado el precio.S. H. Nosotros tampoco queremos un precio demasiado caro. Y le recuerdo que en 1974 di a Tarek Aziz la idea para un art¨ªculo en el que criticaba la pol¨ªtica de precios altos para el petr¨®leo. Fue el primer art¨ªculo ¨¢rabe que expres¨® este punto de vista.
Tarek Aziz. Nuestra pol¨ªtica en la OPEP se opone a los cambios bruscos en los precios.
S. H. 25 d¨®lares por barril no es un precio caro.
A. G. Hay norteamericanos a quienes gustar¨ªa un precio superior, en los Estados productores.
S. H. El precio ha llegado a caer hasta 12 d¨®lares, y una reducci¨®n de 6.000 o 7.000 millones de d¨®lares en el modesto presupuesto iraqu¨ª es un desastre.
A. G. Lo comprendo. He vivido aqu¨ª durante a?os. Admiro sus extraordinarios esfuerzos para reconstruir el pa¨ªs. S¨¦ que necesita dinero. Lo comprendemos y creemos que usted debe poder reconstruir su pa¨ªs. Pero no opinamos sobre los conflictos inter¨¢rabes, como su desacuerdo fronterizo con Kuwait.S¨®lo vemos tropas
Respetando todo esto, ?puedo darle mi punto de vista? Mi impresi¨®n despu¨¦s de 25 a?os de servicio en esta regi¨®n es que su objetivo deber¨ªa consistir en obtener un s¨®lido respaldo de sus hermanos ¨¢rabes. Hablo del petr¨®leo. Pero usted, se?or presidente, ha combatido en una horrenda y dolorosa guerra. Francamente, s¨®lo vemos que ha desplegado tropas de forma masiva en el sur [la frontera con Kuwait¨ª. Normalmente, eso no ser¨ªa asunto nuestro. Pero cuando sucede en el contexto de su discurso en la fiesta nacional, cuando leemos las dos cartas de su ministro de Exteriores, cuando vemos que Irak equipara las medidas tomadas por Kuwait y los Emiratos ?rabes Unidos con una agresi¨®n militar, me parece razonable que estemos preocupados. Por tal motivo se me ha ordenado que le pregunte amistosamente por sus intenciones.
S. H. No pedimos a la gente que se despreocupe cuando la paz est¨¢ en peligro. Se trata de un noble sentimiento humano que compartimos. Es natural que ustedes, como superpotencia, est¨¦n preocupados. Lo que les pedimos es que no expresen su preocupaci¨®n de forma tal que los agresores puedan entender que tienen su apoyo.Buscamos una soluci¨®n justa que respete nuestros derechos sin privar de los suyos a los dem¨¢s. Pero tambi¨¦n queremos que los dem¨¢s sepan que nuestra paciencia se agota viendo sus acciones, que perjudican incluso a la leche que beben nuestros ni?os, y a las pensiones de las viudas que perdieron al marido en la guerra, y a las pensiones de los ni?os que perdieron a sus padres.
Como pa¨ªs tenemos derecho a prosperar. Hemos perdido varias oportunidades, y los dem¨¢s deber¨ªan valorar el papel desempe?ado por Irak para protegerles. Incluso este iraqu¨ª [Sadam Husein se?ala al int¨¦rprete] siente amargura, como todos los dem¨¢s. No somos agresores, pero tampoco aceptamos que nos agredan. Les enviamos mensajes y cartas manuscritas. Lo hemos intentado todo. Le pedimos al Custudio de las Dos Mezquitas [el rey Falid de Arabia Saud¨ª] que acudiera a una cumbre cuatripartita, pero ¨¦l prefiri¨® una reuni¨®n de los ministros del Petr¨®leo. Lo aceptamos. Como sabe, la reuni¨®n se celebr¨® en Yedda. Se logr¨® un acuerdo que no recog¨ªa nuestras aspiraciones, pero lo aceptamos.S¨®lo dos d¨ªas despu¨¦s, el ministro del Petr¨®leo kuwait¨ª hizo una declaraci¨®n que contradec¨ªa el acuerdo. Tambi¨¦n discutimos el asunto en la cumbre de Bagdad. Les dije a los reyes ¨¢rabes y a los presidentes que algunos hermanos han desatado una guerra econ¨®mica contra nosotros. Y que no todas las guerras se hacen con armas, por lo que vemos esta guerra como una agresi¨®n militar. Porque si la capacidad de nuestro Ej¨¦rcito se reduce e Ir¨¢n reanuda la guerra, podr¨ªa alcanzar objetivos que no logr¨® antes. Y tambi¨¦n Israel podr¨ªa atacarnos. Dije esto ante los reyes ¨¢rabes y los presidentes. No mencion¨¦ a Kuwait y a los EUA porque eran mis invitados. Antes de eso, les hab¨ªa enviado mensajes record¨¢ndoles que nuestra guerra hab¨ªa incluido su propia defensa, por lo que su ayuda no deber¨ªa ser tomada como deuda.A. G. Se?or presidente, ser¨ªa muy ¨²til que evaluara los esfuerzos de sus hermanos ¨¢rabes y nos dijera si han conseguido algo.S. H. Acordamos con el presidente Mubarak que el primer ministro de Kuwait se reunir¨ªa con el vicepresidente del Consejo de la Revoluci¨®n [iraqu¨ª] en Arabia Saud¨ª. Acaba de telefonearme [Mubarak] para decirme que los kuwait¨ªes est¨¢n de acuerdo con la sugerencia.
A. G. Enhorabuena.
S. H. Una reuni¨®n protocolaria se celebrar¨¢ en Arabia Saud¨ª. Luego la reuni¨®n se trasladar¨¢ a Bagdad para una discusi¨®n en profundidad entre Irak y Kuwait. Esperamos que la visi¨®n a largo plazo y los intereses reales se impongan a la codicia kuwait¨ª.
El presidente Mubarak me coment¨® que estaban asustados, que las tropas estaban a s¨®lo 20 kil¨®metros de la zona fronteriza [entre Irak y Kuwait]. Le dije que no se preocupara, que asegurara a los kuwait¨ªes que no haremos nada hasta que nos reunamos con ellos. Si vemos que hay esperanza, nada ocurrir¨¢; pero si somos incapaces de lograr una soluci¨®n, Irak no aceptar¨¢ la muerte. Ah¨ª tiene usted una noticia.
A. G. Ir¨¦ a Estados Unidos el pr¨®ximo lunes. Espero entrevistarme con el presidente Bush la semana pr¨®xima. Pensaba aplazar el viaje, dada la situaci¨®n, pero tomar¨¦ el avi¨®n el lunes.
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