El peque?o John
Kocinski, el verdugo de Tiriti en el Mundial, corre s¨®lo para ganar
John Kocinski (Yamaha), flamante campe¨®n del mundo de motociclismo de 250cc, se encuentra en Barcelona desde el pasado martes. Ha llegado para lo que va a todas partes: para ganar. Kocinski, el hijo adoptivo del Marciano Kenny Roberts, no concibe las carreras de otra forma. Ni siquiera cuando acarici¨® el t¨ªtulo a mediados de temporada. Entonces tambi¨¦n pensaba s¨®lo en ganar. Por eso fue por los suelos en Le Mans y Donington. Al final le gan¨® el pulso a un temeroso Carlos Card¨²s (Honda) que ni siquiera pudo ser segundo en Australia. Kocinski correr¨¢ ma?ana el Superprestigio en Calafat, una carrera amistosa a la que s¨®lo ¨¦l le otorga categor¨ªa de gran premio.
Kenny Roberts le ha hecho un mill¨®n de perrer¨ªas. Cuentan que menos pegarle, casi todo. Y hay incluso quien duda de que no le haya levantado la mano en alguna ocasi¨®n. Roberts a Kocinski, claro. A la inversa es imposible. El peque?o John naci¨® en Little Rock (Arkansas, Estados Unidos) el 20 de marzo de 1968, hace apenas 22 a?os. Desde muy tierna edad -corri¨® su primera carrera cuando ten¨ªa cuatro a?os a lomos de una mini-bike-, Kociriski supo que iba a dedicarse a las carreras. A ganar. Le dijeron que la ¨²nica forma de aprender en Estados Unidos, un lugar donde los ¨ªdolos de las dos ruedas no salen en la tele, era acerc¨¢ndose a Roberts.Y Kocinski se fue hasta Modesto (California), donde Roberts posee un inmenso rancho, potro de tortura de cuantos aspiran alg¨²n d¨ªa a conquistar el podio del Mundial. El Marciano debi¨® de ver en el muchacho buenas maneras y decidi¨® prepararlo a conciencia, sin dejar incluso de maltratarlo.
Situaciones abominables
"Kenny me ha hecho vivir situaciones abominables", ha explicado Little John. "Ha llegado a humillarme en p¨²blico, pero hoy en d¨ªa me doy cuenta de que siempre lo hizo pensando en mi formaci¨®n. Hubo una vez, en el Gran Premio de Italia de 1988, que no me sal¨ªan los tiempos. Pues bien, en un momento dado, delante de todo el equipo, Kenny me dijo que si no era capaz de bajar los tiempos lo mejor era que hiciera la maleta y volviera a Estados Unidos. Sal¨ª encendido y logr¨¦ un excelente registro".El campe¨®n del mundo de dos y medio, que a¨²n no sabe si el pr¨®ximo a?o repetir¨¢ cilindrada o saltar¨¢ a los 500cc, corri¨® su primera carrera de velocidad a los 13 a?os. A los 18 particip¨® en los campeonatos AMA, organizados por la federaci¨®n norteamericana, y s¨®lo tard¨® un a?o en convertirse en campe¨®n norteamericano. Su primera participaci¨®n en el Mundial fue en 1988, en Jap¨®n, y desde entonces hasta que Roberts lo instal¨® a principios de este a?o en su Yamaha, sus participaciones en el circo se produjeron con cuentagotas, aunque pod¨ªan contarse por triunfos.
Tiriti explic¨® en Australia que numerosos pilotos de la categor¨ªa reina, entre ellos Eddie Lawson (Yamaha) y Kevin Schwantz (Suzuki), se acercaron hasta su motor home antes de la carrera para pedirle que derrotara a ese ni?o. Ese ni?o no era otro que Little John, el hombre que un d¨ªa u otro se enfrentar¨¢ a ellos.
Si los monstruos del circo le tienen miedo, le quieren ver derrotado, es que algo tendr¨¢ el chico. "Yo no concibo que alguien salga a la pista a conservar, a ser segundo, a controlar la carrera", se?ala Kocinski. "Cuando salgo a la pista s¨®lo pienso en ganar. No hay t¨¢cticas ni estrategias que valgan. S¨®lo as¨ª dominas a tus adversarios". Esa obsesi¨®n le hizo cometer graves errores en Francia y Gran Breta?a. Con aquellos dos fallos -si hubiera actuado con m¨¢s cabeza ten¨ªa el Mundial en sus manos-, entreg¨® el t¨ªtulo o la posibilidad de ser campe¨®n a Card¨²s.
Aquellas dos ca¨ªdas enfadaron a Roberts. "No es m¨¢s que un rookie", se?al¨® el jefe del que m¨¢s tarde ser¨ªa campe¨®n. "Estoy seguro de que si Sito, que para m¨ª sigue siendo el mejor piloto de dos y medio, estuviera a¨²n en esta categor¨ªa, a estas alturas habr¨ªa ganado ya el Mundial, pues ni Kocinski, ni Card¨²s, ni Cadalora, han sabido dominar la situaci¨®n como Pons".
Roberts tuvo que trabajar sobre su disc¨ªpulo y convencerle de que en la pista tambi¨¦n puede utilizarse la cabeza. La tesis que utiliz¨® el Marciano para convencer a su campe¨®n fue sencilla y eficaz: "Para ser campe¨®n del mundo tienes que acabar carreras; al final, dan el n¨²mero 1 al que tiene m¨¢s puntos. Debes fijarte en Rainey, nuevo campe¨®n del mundo de 500cc y no en Schwantz". Kocinski entendi¨® el mensaje a la perfecci¨®n. Desde la ca¨ªda de Inglaterra, Kocinski sum¨® dos victorias (Hungr¨ªa y Australia) y dos segundos puestos (Suecia y Checoslovaquia), por dos triunfos de Card¨²s (Suecia y Checoslovaquia), un tercer puesto (Hungr¨ªa) y un abandono (Australia). S¨®lo as¨ª pudo ser campe¨®n. John acab¨® con siete victorias.
Kocinski, como casi todos los pilotos del circo, asegura que la moto de sus rivales corre m¨¢s que la suya. Es m¨¢s, ha acu?ado una frase que no debe hacer demasiada gracia a los responsables de Yamaha: "Si fuera f¨¢cil ganar con una Yamaha, no tendr¨ªan que pagarnos tanto dinero a Cadalora y a m¨ª por pilotarlas".
John ha ganado m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares este a?o, pero lo m¨¢s importante es que en su primer Mundial regular ha logrado el t¨ªtulo. Les ha metido el miedo en el cuerpo a Rainey, Lawson, Schwantz y compa?¨ªa. Kocinski no sabe correr en broma. Y menos, perder.
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