Extra?a piedad
"El que env¨ªa fragatas no puede pedir piedad", afirmaba la diputada de Izquierda Unida Cristina Almeida en el momento de iniciar su humanitario viaje a Bagdad. Sin embargo, s¨ª parece normal que pueda solicitar tan magn¨¢nima conducta el tirano Sadam Husein, quien se presta, por tortuosas razones pol¨ªticas, a entrar en sus intentos de utilizar a los rehenes para dividir a los pa¨ªses occidentales y a sus ciudadanos.Una vez m¨¢s se emplea el dolor insoportable de unas familias que viven la zozobra de la separaci¨®n y del riesgo que corren los suyos para intentar beneficios pol¨ªticos de diversa naturaleza. Izquierda Unida ha debido de pensar que la figura y el prestigio de su diputada, ganados por su contundencia en exigir justicia y no compasi¨®n, era la apropiada para esta operaci¨®n de imagen.
Quiz¨¢ lo mejor que pudiera pasar es que el. carnicero de Bagdad, como ya hizo con algunos de los franceses secuestrados ante las s¨²plicas de la asociaci¨®n Francia-Irak, liberara a los rehenes espa?oles. El beneficio para esas v¨ªctimas inocentes y para sus familias ser¨ªa inmenso.
Despu¨¦s, seguir¨ªamos pensando lo mismo que antes: Sadam Husein es un siniestro aprendiz de Maquiavelo y los que montan estos numeritos de extra?a piedad no van a a?adir un codo a su peque?ez pol¨ªtica, a su falta proverbial del sentido de Estado y a su selectiva solidaridad, bien poco humanitaria.Y en el caso de esa prestigiosa feminista que es Cristina Almeida, ser¨ªa ¨²til recordarle el viejo refr¨¢n: "Zapatero, a tus zapatos". Justicia, que no humillante piedad, es lo que nos hab¨ªa ense?ado a reivindicar
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