La alternativa polaca
POR FIN, Tadeusz Mazowiecki ha presentado su can didatura a la presidencia de la Rep¨²blica de Polonia, con el respaldo del Movimiento C¨ªvico por la Acci¨®n Democr¨¢tica, en el que se agrupan los principales in telectuales polacos, muchas de las figuras m¨¢s conocidas de la resistencia al r¨¦gimen comunista y varios l¨ªderes prestigiosos de Solidaridad; entre otros, Frasyniuk y Bujak, que la dirigieron en la dif¨ªcil etapa de la clandestinidad. A pesar de los apoyos tan cualificados con que cuenta, la decisi¨®n del actual jefe del Gobierno no ha sido f¨¢cil, porque representa el fracaso de los reiterados intentos -en los que ha participado la Iglesia- por evitar la ruptura de Solidaridad, un fen¨®meno ¨²nico en los pa¨ªses dominados por el socialismo real. Siempre se pens¨® que el sindicato constituir¨ªa una plataforma unida y una garant¨ªa de estabilidad para todo el periodo de la transici¨®n.?Por qu¨¦ se ha impuesto la divisi¨®n de ese movimiento? ?Por qu¨¦ est¨¢n ahora Walesa y Mazowiecki frente a frente en una contienda electoral que puede tener efectos negativos para la recuperaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica que el actual Gobierno est¨¢ llevando a cabo? Sin duda hay un factor personal: Walesa, despu¨¦s de haberse negado a ocupar cargos p¨²blicos, ha sentido -bajo la influencia de consejeros netamente reaccionarios y nacionalistas- la ambici¨®n de convertirse en el hombre fuerte de Polonia y de encabezar una transici¨®n muy criticada por ¨¦l mismo, pero que ha logrado resultados sustanciales.
No se puede olvidar que el Gobierno de Mazowiecki -formado en gran parte por los profesionales que ayudaron a Walesa en la direcci¨®n del movimiento Solidaridad- ha devuelto a Polonia una voz propia en el concierto europeo. Uno de sus mayores ¨¦xitos ha sido, sin duda, la gesti¨®n con Alemania para obtener el reconocimiento de la l¨ªnea Oder-Neisse. Su reforma econ¨®mica, si bien ha dado resultados positivos reconocidos en todo el mundo, exige medidas de austeridad que suscitan inevitablemente el descontento, y la impaciencia en amplios sectores de la poblaci¨®n. En esos sentimientos se apoya demag¨®gicamente Walesa para su campa?a, prometiendo mejoras que en ning¨²n caso podr¨¢ dar, anunciando que ser¨¢ un presidente en¨¦rgico, condimentando su populismo con frases contra los intelectuales y agregando incluso matices de antisemitismo.
No se trata, pues, simplemente del enfrentamiento entre dos personas con talantes distintos, pero con un pasado y unas ideas muy semejantes. La alternativa para Polonia es muy seria. Jacek Kuron, figura prestigiosa de la resistencia y hoy ministro de Trabajo, la ha enfatizado se?alando que la pol¨ªtica de Walesa llevar¨ªa a Polonia al caos, y que el dilema es "continuidad de la actual pol¨ªtica o muerte". Pero es evidente que la campa?a electoral de Lech Walesa, su propaganda -sin programa concreto, con promesas demag¨®gicas y poniendo el acento en que ¨¦l es capaz de resolverlo todo-, es preocupante para los que desean que la democracia se consolide en Polonia y logre abrir horizontes claros a un pa¨ªs hoy angustiado.
En la actualidad, los sondeos dan una peque?a ventaja a Walesa: el dato es inquietante, porque Mazowiecki ha tenido una cota de simpat¨ªa superior a la del l¨ªder de Solidaridad durante los ¨²ltimos meses. Pero esa ventaja puede ser coyuntural, ya que Walesa ha empezado su campa?a con mucha antelaci¨®n y la del primer ministro pr¨¢cticamente no ha hecho m¨¢s que empezar; Otros factores influir¨¢n en el proceso electoral: es seguro que se presentar¨¢n otros candidatos, concretamente uno de los antiguos comunistas -hoy socialistas- que tambi¨¦n utiliza el descontento popular, si bien con un lenguaje distinto al de Walesa. Una de las posibles paradojas ser¨ªa la de si Walesa y Mazowiecki quedasen empatados en la primera, ronda y fuese necesaria una segunda vuelta, en la que los votos de los ex comunistas decidiesen el nombre del vencedor.
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