Un ejemplo hist¨®rico
El panorama bancario espa?ol podr¨ªa ser hoy ligeramente distinto si Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez Asia¨ªn hubiera contado con la nueva legislaci¨®n de OPA el 5 de diciembre de 1987. El motivo que esgrimi¨® entonces la junta sindical de la Bolsa de Madrid para rechazar la OPA del Banco de Bilbao sobre Banesto -ofrecer como parte de la contraprestaci¨®n de la oferta, acciones nuevas y, por tanto, no admitidas a cotizaci¨®n- , es uno de los supuestos que acepta como v¨¢lido el proyecto de real decreto. Su art¨ªculo 8 establece que el precio a pagar por las acciones de la sociedad opada podr¨¢ consistir en valores a emitir por la propia sociedad -oferente, siempre que su capital est¨¦ total o parcialmente admitido a negociaci¨®n". Como garant¨ªa, cuando el oferente decida pagar la OPA con valores a emitir, la nueva legislaci¨®n s¨®lo le obligar¨¢ a que tenga prevista una ampliaci¨®n de capital "por la cuant¨ªa m¨¢xima exigida en la oferta y con posibilidad de suscripci¨®n incompleta".
La fallida OPA del Bilbao sobre Banesto no ha sido la ¨²nica en causar cierto revuelo a la hora de interpretar la actual normativa de OPA, un real decreto que desde enero de 1984 regula esta materia atendiendo a un criterio en alguna medida subjetivo. La obligaci¨®n o no de presentar una OPA antes de excluir sus valores de cotizaci¨®n en bolsa y a qu¨¦ porcentaje de valores debe dirigirse la misma, son dos problemas que han estado presentes en ejemplos como la salida de Torras de la Bolsa o la posibilidad de una operaci¨®n en este sentido desde Renta Inmobiliaria.
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