?Qu¨¦ interesa debatir?
MANUEL ESCUDERO
El 32? Congreso del PSOE se deber¨ªa centrar en la definici¨®n de las nuevas tareas del socialismo espa?ol, clarificando de paso por d¨®nde va el pluralismo socialista.El debate estrat¨¦gico sobre las tareas futuras es necesario, por lo menos por tres razones de peso. En primer lugar, porque desde la crisis fiscal de los a?os setenta, y m¨¢s a¨²n ahora con la ca¨ªda del sistema comunista -que es dominantemente interpretada como un triunfo del capitalismo-, la socialdemocracia se encuentra ante un reto de primera magnitud: o va configurando -como lo hiciera en los a?os treinta con el Estado del bienestar- unos nuevos objetivos hist¨®ricos para una nueva etapa o se ir¨¢ vaciando de contenido y empuje, coloc¨¢ndose a la defensiva, comprometi¨¦ndose inevitablemente con las nuevas ideas liberales y desliz¨¢ndose hacia el centro de la escena pol¨ªtica.
En segundo lugar, las nuevas condiciones -la ca¨ªda del muro y el debilitamiento de los bloques, el conflicto del golfo P¨¦rsico y los intentos de gestaci¨®n de un nuevo orden internacional, el deterioro de los pa¨ªses del Sur del mundo y el desequilibrio ecol¨®gico mundial, los nuevos fundamentalismos y la agon¨ªa del comunismo- colocan a la socialdemocracia ante la necesidad de una reconstrucci¨®n que la convierta en catalizador de la izquierda con un programa claro, nuevo y sobre todo efectivo en el terreno de su acci¨®n internacional.
Finalmente, en el plano nacional, y habiendo cumplido en sus l¨ªneas b¨¢sicas el Proyecto por el cambio de 1982, el PSOE deber¨ªa definir con nitidez qu¨¦ se propone hacer en la d¨¦cada de los a?os noventa. Esto es doblemente necesario para prevenir un posible autoagotamiento y para atraer a sectores sociales significativos que hoy no apoyan el proyecto socialista, como la juventud, sectores progresistas de las grandes ciudades y sectores significativos de la intelectualidad de izquierdas.
Habr¨ªa que aprovechar la ocasi¨®n para cerrar en el 32? congreso la discusi¨®n sobre qu¨¦ es y qu¨¦ pretende el socialismo espa?ol de fin de siglo: en el terreno de una efectiva e innovadora acci¨®n internacional, con referencia a las grandes ciudades, en lo que hace al sindicalismo, en si est¨¢ o no por una econom¨ªa mixta con un papel director y planificador importante reservado al Estado, si se compromete en profundidad con la democracia industrial y con la ecolog¨ªa, avanza en el entendimiento con la intelectualidad de izquierdas y, en fin, c¨®mo define para los a?os noventa los intereses nacionales desde su perspectiva propia y aut¨®noma.
Se ha reflexionado mucho sobre los temas y los debates est¨¢n maduros para esta necesaria clarificaci¨®n. Sin embargo, no hay que descartar que el 32? congreso no avance en esta l¨ªnea. Esto equivaldr¨ªa a perpetuar una confusi¨®n entre la vocaci¨®n de mayor¨ªas, la flexibilidad y el esp¨ªritu dialogante (que deben existir en el PSOE) con una cierta ambig¨¹edad en el proyecto socialista (que no tendr¨ªa por qu¨¦ darse).
Pluralismo interno
De hecho, la aparici¨®n de opiniones que resaltan la necesidad de un mayor pluralismo interno ha tenido, de rebote, el efecto nocivo de capitidisminuir y pragmatizar el debate: todos los socialistas, se dice, estamos m¨¢s o menos de acuerdo en las estrategias a medio plazo; por ello el nuevo impulso debe provenir de un avance en el pluralismo interno. No se deber¨ªa caer en este desmesurado pragmatismo, en esa evaluaci¨®n al m¨¢s o menos pasando de puntillas sobre una discusi¨®n esencial para ir a centrarse en cuestiones internas.
Pese a este efecto muy negatlvo, esta posici¨®n tiene la virtud de introducir el debate sobre el pluralismo, un tema importante para un partido que aspira a convertirse en "casa com¨²n" de la izquierda. El pluralismo interno del PSOE se enriquecer¨¢ en el futuro atendiendo a dos retos. Por un lado, se han de dar pruebas de flexibilidad y mentalidad abierta ante el acercamiento probable de sectores en bloque provenientes de la cultura comunista. Por otro lado, es necesario abrir m¨¢s el socialismo espa?ol a diversos colectivos progresistas para que est¨¦n m¨¢s presentes en el PSOE y, a trav¨¦s del debate plural en su seno, Influyan m¨¢s en las pol¨ªticas p¨²blicas.
Sin embargo, el debate sobre el pluralismo no se plantea hoy en estos t¨¦rminos, sino referido al ¨¢mbito espec¨ªfico de la direcci¨®n socialista. En mi opini¨®n, tal debate se ha magnificado y convendr¨ªa redimensionarlo, d¨¢ndole las proporciones y la importancia que tiene. No se puede descartar per se ninguna idea o medida que se dirija a fortalecer el pluralismo de la direcci¨®n del PSOE. Los proyectos de mejora democr¨¢tica siempre son estimables, aunque opacos en cuanto a su significado preciso. Para determinar su excelencia es necesario ir mas all¨¢ de lo que se propone y comprobar exactamente para qu¨¦ se propone.
En esa direcci¨®n conviene establecer dos cuestiones previas, casi de sentido com¨²n. La primera es que cualquier debate sobre el enriquecimiento del pluralismo en la direcci¨®n socialista no deber¨ªa referirse a un cambio de su modelo de ejecutiva sino, en todo caso, a su comit¨¦ federal, que es el ¨®rgano pol¨ªtico m¨¢ximo de direcci¨®n y debate. Sin descartar posibles mejoras complementarias, la comisi¨®n ejecutiva, en ¨¦ste como en cualquier partido con muchas y m¨²ltiples responsabilidades, no puede ser un ¨®rgano sujeto a debates previos, sino un equipo de gesti¨®n pol¨ªtica que se ha de distinguir sobre todo por su eficacia.
La segunda cuesti¨®n se refiere a la inconveniencia de esa frase tan elusiva que se ha puesto p¨²blicamente en boga: "la apertura de la direcci¨®n del PSOE a todas las sensibilidades". Ser¨ªa de agradecer una mayor precisi¨®n: o estamos ante un problema de posiciones pol¨ªticas diferenciadas y contrastables, en contienda y en debate dentro de la mayor¨ªa en el PSOE, problema para el que se precisar¨ªan f¨®rmulas que se ajustaran a esa nueva pluralidad, o nos encontramos, en realidad, ante un problema leg¨ªtimo y v¨¢lido de postulaci¨®n, circulaci¨®n y reposici¨®n de cuadros dirigentes, es decir, ante un episodio normal en cualquier latitud civilizada. Si tal es el caso, y as¨ª lo parece, se trata de una cuesti¨®n pol¨ªtica de orden menor y, desde luego, no tiene mucho que ver con los retos que, en cuanto a pluralismo interno, aguardan al PSOE en los a?os noventa. Y, sobre todo, ser¨ªa una l¨¢stima que tales asuntos distrajeran la atenci¨®n de los temas que al socialismo espa?ol le conviene abordar en su 32? congreso.
es coordinador del Programa 2000 del PSOE.
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