Principio de acuerdo entre la comision bicameral y la Casa BIanca para limitar la presi¨®n fiscal al 31%
La batalla del presupuesto, que ha sumido a Estados Unidos en la crisis fiscal m¨¢s grave de su historia, parec¨ªa ayer cercana a un desenlance despu¨¦s de que los negociadores de las dos c¨¢maras del Congreso y la Casa Blanca alcanzaran un principio de acuerdo sobre un incremento de impuestos directos a las rentas de capital superiores a los 200.000 d¨®lares anuales (unos 20 millones de pesetas), con un l¨ªmite del 31%. El ¨²nico punto,de desacuerdo se centraba en una discusi¨®n bizantina sobre c¨®mo tasar a los millonarios -las rentas superiores al mill¨®n de d¨®lares anuales-, si con un impuesto especial o limitando sus deducciones.Una conferencia conjunta de 104 miembros de las dos C¨¢maras del Congreso lleva desde el s¨¢bado encerrada en sesiones maratonianas en un intento de fundir en una sola pieza legislativa dos proyectos de ley antag¨®nicos, preparados respectivamente por la C¨¢mara de Representantes y el Senado, que pretenden reducir el d¨¦ficit presupuestario norteamericano en medio bill¨®n de d¨®lares en los pr¨®ximos cinco a?os.
El presidente George Bush, cuya popularidad ha descendido en 20 puntos en el ¨²ltimo mes como consecuencia de la crisis presupuestaria, amenaz¨® la pasada semana con vetar el proyecto de ley aprobado por la C¨¢mara baja, basado esencialmente en una subida de impuestos a las rentas de capital m¨¢s altas. Las preferencias de Bush se decantaron por el proyecto del Senado, centrado en una mayor recaudaci¨®n de los impuestos indirectos, sin tocar a las rentas de trabajo.
En los momentos actuales, y debido a que el a?o fiscal 1990 expir¨® el 30 de septiembre pasado, el Gobierno federal lleva funcionando m¨¢s de tres semanas gracias a una legislaci¨®n de emergencia firmada dos veces consecutivas por Bush para permitir la continuaci¨®n de las actividad gubernamental.
La ¨²ltima extensi¨®n de los presupuestos anteriores, dispuesta por Bush el pasado viernes para evitar una nueva paraliza ci¨®n de las actividades no esenciales del Gobierno federal, expira a las doce de la noche de hoy mi¨¦rcoles.
Si no se lograra un acuerdo y Bush se negara a firmar una nueva legislaci¨®n de emergencia prorrogando los presupuestos anteriores, la Administraci¨®n norteamericana tendr¨ªa que hacer frente a un d¨¦ficit previsto para el a?o fiscal 1991 de 300.000 millones de d¨®lares y a cortes obligatorios de 100.000 millones, ordenados por la enmienda Gramin-Rudman-Hollings a la ley presupuestaria de 1986, que supondr¨ªan la paralizaci¨®n de la mayor parte de los programas sociales y de infraestructura.
El principio de acuerdo alcanzado a tres bandas por los negociadores de la C¨¢mara de Representantes, Senado y Casa Blanca, que ha costado sangre, se refiere a lo que en Estados Unidos se conoce con¨ªo la bubble o burbuja. La burbuja es una anomal¨ªa en la ley de reforma fiscal, aprobada por Reagan en 1986, que redujo a dos las hasta entonces 14 bandas de cotizaci¨®n.
La anomal¨ªa en la ley consiste en que mientras que una familia de cuatro personas con ingresos anuales entre los 82.201 d¨®lares y los 218.760 pagaba un impuesto del 33%, cada d¨®lar superior a esa cantidad era objeto de una tasa de s¨®lo el 28%. Lo que pretenden ahora los negociadores es "pinchar la burbuja" y que la presi¨®n fiscal para las rentas m¨¢s altas se nivele al 31%.
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