Como un buen torero
Madrid acab¨® aclamando al premio Nobel
Nunca, desde la muerte de Pasionaria, se hab¨ªan visto en Madrid tantas banderas rojas con la hoz y el martillo. La ciudad pag¨® con alguna retenci¨®n de m¨¢s el primer d¨ªa de visita del presidente de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y escuch¨® durante toda la jornada el rumor de las h¨¦lices de los helic¨®pteros que transportaban al s¨¦quito del sovi¨¦tico y velaban por su seguridad desde el cielo. Tambi¨¦n sufri¨® con las r¨¢fagas sonoras de los coches de polic¨ªa que se desplazaban de un lugar a otro, pero la ciudad acab¨® aclam¨¢ndole como un torero. Y su alcalde le recibi¨® haciendo suya una pintada del Este: "Gorby, superm¨¢n".
En el coraz¨®n de la ciudad Mija¨ªl Gorbachov se acerc¨® al pueblo, separando en¨¦rgicamente a los 40 guardaespaldas que le rodeaban, para estrechar la mano de unos cuantos madrile?os que que no cab¨ªan en s¨ª de gozo. A ritmo de pasodoble, ejecutado por la banda de la Polic¨ªa Municipal, salud¨® con la mano al millar de personas apostadas tras unas vallas situadas en la Plaza de la Villa, hasta que se subi¨® en su coche escoltado por 20 veh¨ªculos y una Unidad de Cuidados Intensivos m¨®vil en el que se alej¨® formando una serpiente de luces y sonidos de motores. As¨ª cumpli¨® con el anunciado pero siempre imprevisto "ba?o de pueblo" consiguiendo cautivar al p¨²blico de todas las nacionalidades que le aplaud¨ªa y le fotografiaba.Inmediatamente despu¨¦s y a pesar de que un hombre se abalanz¨® sobre la carrocer¨ªa sovi¨¦tica de su veh¨ªculo, Gorbachov baj¨® la ventanilla y atraves¨® la Puerta del Sol saludando durante todo el camino que le separaba de su siguiente cita en el Congreso de los Diputados. "S¨ª se?or, como un buen torero. Nos ha dicho adi¨®s mientras pasaba, ?vaya caballero!", exclamaban un ingeniero y un arquitecto jubilados que se encontraban en el Kil¨®metro Cero, siguiendo el recorrido del hombre de la d¨¦cada a trav¨¦s de una pantalla gigante de televisi¨®n instalada en un escaparate.
Un millar de periodistas se han acreditado en la Moncloa para conseguir cubrir en todo momento al l¨ªder sovi¨¦tico en un programa tan intenso como popular.
"Es el premio Nobel de la Paz", identificaban varios ni?os de entre ocho y diez a?os que se enfrentaban a grandes dudas a la hora de reconocer su nacionalidad. Algunos de ellos acertaban; otros, confundidos por haber crecido escuchando c¨®mo las noticias relacionaban el nombre del sovi¨¦tico con el de Reagan y Bush, aseguraban que era norteamericano.
"Es genial, porque hace muchas cosas por la Paz y todo ese rollo del muro", a?ad¨ªan dos chicas de 16 a?os, que estudian en un colegio religioso de la ciudad.
El oro de Mosc¨²
A un vendedor de cupones de la ONCE no le cab¨ªa la menor duda de que ven¨ªa a "llevarse el dinero de los espa?oles, como si no hubiera tenido bastante con el oro de Mosc¨²". Una prostituta diurna de la calle de la Cruz se declaraba absolutamente partidaria de la visita.
Si la visita al mercado de la calle de Santa Isabel hubiera estado incluida en la agenda del sovi¨¦tico, se hubiera enfrentado a un grave problema. All¨ª las amas de casa, monedero en ristre, mostraban su m¨¢s agrio escepticismo hacia la visita de Estado. Todas, que estaban al corriente de la llegada "por el bombardeo de la televisi¨®n", y consideraban que no hab¨ªa derecho a que se le fueran a conceder 1.500 millones de d¨®lares como ellas hab¨ªan o¨ªdo en cr¨¦ditos "cuando mi ni?a que gana 55.000 pesetas al mes ha pagado 13.000 pesetas a Hacienda", dec¨ªa una de ellas.
Otros madrile?os, como un parado de 51 a?os, tambi¨¦n se apuntaban a las versiones que mezclan las churras y las merinas: "Ya pod¨ªan dar para los tres millones de parados" declaraba el hombre.
Sin embargo, a los pocos metros aparec¨ªa un conciliador: "Hay que averiguar las condiciones del pr¨¦stamo", le aseguraba a su amigo en la bodega, "estos sovi¨¦ticos pueden devolverlo, si no en rublos, que no son convertibles, en materias primas, que tienen muchas".
"Vivir para ver", le dec¨ªa un comerciante a su vecino de calle, "una bandera roja tan grande como una s¨¢bana a las puertas de El Pardo, si el de la piedra levantara la cabeza...". "Pepe", le contestaba, "que ya somos mayorcitos y llevamos ya tiempo con la democracia; para m¨ª es como si viniera cual quier personalidad europea. Si nos atasca Madrid, ?qu¨¦ le vamos a hacer! No todas las ciudades pueden presumir de tener a un premio Nobel".
"Con el Papa, Gorbachov es la personalidad m¨¢s grande de nuestra era", explicaba un peluquero con bigotillo de cent¨ªmetro y cuyas ideas tradicionales no le imped¨ªan darle ¨¢nimo "al hombre que ha convertido el Este en un lugar habitable".
Un lugar en el '?Hola!'
Un hombre de 35 a?os, en un grupo de asesores de bolsa, explicaba: "Esta visita nos va a salir un poco cara, aunque m¨¢s caras nos salen otras [en referencia a los cr¨¦ditos concedidos a pa¨ªses latinoamericanos] y son menos gratificantes".
A las seis de la tarde, las se?oras de la cafeter¨ªa con los t¨¦s m¨¢s elitistas y caros de Madrid repasaban el ?Hola!, donde Gorbachov y Ra¨ªsa compart¨ªan portada con los Condes de Barcelona, la nieta de Lola Flores y Rainiero de M¨®naco.
La informaci¨®n sobre la visita de Mija¨ªl Gorbachov a Madrid ha sido cubierta por
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