Gorbachov amenaza con imponer su reforma
El presidente sovi¨¦tico, Mija¨ªl Gorbachov, reiter¨® ayer su petici¨®n de ayuda a Occidente y a Espa?a para sacar adelante su perestroika, de cuyo ¨¦xito depende no s¨®lo el porvenir de la URSS, sino el de Europa y buena parte del mundo. Pero el ilustre hu¨¦sped formul¨® tambi¨¦n una velada amenaza de que si no recibe el respaldo esperado "tendr¨ªamos" dijo, que cambiar el ritmo" de la reforma y recurrir para imponerla "al m¨¦todo de ordeno y mando".
Al t¨¦rmino de su segunda ronda de conversaciones, Gorbachov y su anfitri¨®n, Felipe Gonz¨¢lez, dieron ayer una conferencia de prensa de 60 minutos en la que el presidente espa?ol, en contra de lo habitual, habl¨® menos que su hu¨¦sped, a quien le dirigieron casi todas las preguntas.Esta relegaci¨®n a un segundo plano del jefe del Ejecutivo espa?ol no parece haber herido su susceptibilidad, porque Gorbachov no fue parco en alabanzas hacia la figura de Gonz¨¢lez con el que dijo haber mantenido "una de las conversaciones mas importantes de los ¨²ltimos a?os".
Las peque?as an¨¦cdotas que se produjeron a lo largo de la conferencia pusieron de relieve hasta qu¨¦ punto ambos estad¨ªstas se hab¨ªan compenetrado. La sonrisa satisfecha de Gonz¨¢lez por acoger, por fin, a un jefe de Estado sovi¨¦tico s¨®lo empez¨® a resquebrajarse en los ¨²ltimos minutos, cuando tom¨® consciencia del retraso que ambos llevaban sobre el horario previsto.
Sentada al lado de Carmen Romero, Ra¨ªsa, la esposa de Gorbachov, tambi¨¦n miraba impaciente el horario del programa, pero entre los presentes s¨®lo Gonz¨¢lez ten¨ªa ayer por la tarde una apretada agenda que empezaba con un viaje a Roma para asistir, a partir de las 18.00 horas, a la cumbre de la Comunidad Europea. El presidente lleg¨®, obviamente, tarde a la Ciudad Eterna.
Gorbachov neg¨® tajantemente que, como argumentan algunos, privar a la URSS de ayuda incrementar¨¢ la tensi¨®n social y acelerar¨¢ la reforma. Explic¨® largo y tendido que necesitan pr¨¦stamos "para tener capacidad de maniobra" y lograr que sea menos doloroso el cambio hacia la econom¨ªa de mercado" potenciando, por ejemplo, la productos de gran consumo.
Pero tambi¨¦n rechaz¨® que organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) supervisen la administraci¨®n del los cr¨¦ditos obtenidos y su pol¨ªtica econ¨®mica porque, recalc¨®, "es asunto nuestro lo que estamos haciendo en nuestro pa¨ªs". "Es nuestro problema".
El hombre al que los madrile?os llaman cari?osamente Gorby desde las aceras levant¨® ligeramente la voz para subrayar: "No pedimos limosna; devolveremos estos prestamos". Pero el presidente sovi¨¦tico volvi¨® a formular otra velada amenaza dirigida, esta vez, a aquellos que no han concedido cr¨¦ditos a la URSS.
Ante una sala de prensa atestada, Gorbachov anunci¨® que "todo lo que nos han dado" ser¨¢ contabilizado "en listas negra y roja, y veremos c¨®mo se ha portado en estos a?os fulanito o menganito". A rengl¨®n seguido, record¨® que su pa¨ªs es un enorme mercado potencial, dando as¨ª a entender que aqu¨¦llos que han sido solidarios con la URSS ser¨¢n los primeros en conquistarlo.
Gonz¨¢lez no quiso ser el ¨²ltimo en mostrar su solidaridad. Tras pedir perd¨®n por lo que su interlocutor pod¨ªa considerar como una "impertinencia", el presidente espa?ol sentenci¨®: "La perestroika no es un asunto que importe s¨®lo a la URSS, me importa a m¨ª, a los intereses de' mi pa¨ªs". "Es un problema de primordial importancia para cualquier europeo y para mi pa¨ªs". "El inter¨¦s de mi pa¨ªs es invertir en la perestroika", concluy¨®. La pl¨¢cida sonrisa de Gorbachov era reveladora de su satisfacci¨®n.
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