La escuela sinf¨®nica rusa
El Festival de Oto?o ha presentado en el Auditorio Nacional a la Orquesta Nacional de la URS S dirigida por su titular desde 1965, Yevgueni Svetlanov. Las tres actuaciones han estado dedicadas al repertorio ruso, desde Glazunov y Rimski hasta Prokofiev, pasando por dos sinfon¨ªas de Rachmaninov y la Tercera de Scriabin. Dos solistas de alta categor¨ªa como son el violinista Andr¨¦i Korsakov y Stanislav Igalinski contribuyeron al brillo del ciclo, cuyo ¨²ltimo cap¨ªtulo alcanz¨® resonancia excepcional por la presencia del presidente Mija¨ªl Gorbachov y de los reyes de Espa?a.La Cuarta sinfon¨ªa de Chaikovski se enfrentaba con la Sinfon¨ªa n¨²mero 3, "Poema divino", de Alejandro Scriabin. M¨¢s de un cuarto de siglo separan ambas obras, en las que resplandece una voluntad europe¨ªsta que, sin renunciar a los valores radicales ni a las herencias recibidas, se, plasma en un sinfonismo de s¨ªntesis, situable en el caso de Chaikovski dentro de la estela de Brahms, por una parte, y en la onda nacionalista, por otra; Scriabin forma en el importante grupo que partiendo del posromanticismo se adentra en expresiones propias de nuestro siglo.
Orquesta Sinf¨®nica Nacional de la URSS
Director: E. Svetlanov. Obras de Chaikovski y Scriabin. Auditorio Nacional. Madrid. 27 de octubre.
Pasi¨®n
Tanto el maestro Svetlanov (Mosc¨², 1928) como la Nacional de la URSS son bien conocidos entre nuestro p¨²blico por sus visitas anteriores. Podr¨ªa decirse que se trata de un maestro que ha encontrado su orquesta y una orquesta que ha descubierto a su director m¨¢s id¨®neo. Uno y otra coinciden en una fuerte carga de pasi¨®n, en una tendencia expresivista y en un concepto altisonante del discurso sonoro. Cierto es que la cuerda, e incluso la madera, parece m¨¢s refinada que los metales en la Sinf¨®nica Nacional de la URSS y no menos ver¨ªdico que a la hora de desentra?ar el misticismo musical de Seriabin supieron recoger las altas voces para internarse en el mundo complejo de ese arte y esa psicolog¨ªa peculiar de Scriabin, que tras el Poema divino (1905) se acent¨²a en el Del ¨¦xtasis (1907) para culminar en el Del fuego (1911).
El Poema divino, como los otros dos, posee validez como m¨²sica objetivo, al margen de la incitaci¨®n a que obedecieran, y constituye un cap¨ªtulo al que sin duda prestaron atenta escucha compositores posteriores, un Shostak¨®vich sin ir m¨¢s lejos Las excelentes y espectaculares versiones fueron aplaudidas con ,calor y Svetlanov, una de las grandes batutas sovi¨¦ticas de hoy, salud¨® repetidas veces en uni¨®n de su impetuosa centuria musical.
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