La dif¨ªcil gesti¨®n de la ciencia
Expertos y universitarios plantean soluciones diferentes para el futuro del mayor organismo de investigaci¨®n en Espa?a
La comunidad cient¨ªfica espa?ola habla hoy de la investigaci¨®n del a?o 2000. De la Europa de 1993. De una Comunidad Europea en la que la investigaci¨®n se entiende ya como un bien imprescindible para el desarrollo y la calidad de vida del ciudadano y no s¨®lo como una lista de programas econ¨®micamente rentables. Y en ese debate los cient¨ªficos espa?oles incluyen tambi¨¦n sus opiniones sobre la crisis y el futuro del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), el organismo cient¨ªfico de mayores dimensiones del Estado.
La idea m¨¢s generalizada afirma que, si existe, esa crisis del CSIC sobre la que se est¨¢ hablando se debe principalmente a su gesti¨®n, agravada por la falta de un reglamento de r¨¦gimen interno, la inexistencia de un desarrollo de la Ley de la Ciencia, la imposibilidad de realizar planes plurianuales y la ausencia de flexibilidad y de autonom¨ªa al estilo de la Universidad.Son muchos los investigado res que piensan que hace dos a?os el CSIC "estuvo en la cresta de la ola" y que la situaci¨®n actual se debe en gran medida a que es un organismo muy dif¨ªcil. de gestionar.
"Tiene alrededor, de 100 centros repartidos por toda Espa?a, con un total de 7.000 personas, con problemas de remuneraci¨®n del personal ayudante de investigaci¨®n", explica Ignacio Fern¨¢ndez de Lucio, director del centro de Transferencia Tecnol¨®gica de la Universidad Polit¨¦cnica del Pa¨ªs Valenciano.
Uno de los art¨ªfices de esa "cresta de la ola", Enrique Trillas, anterior presidente, recuerda que el CSIC "es un instrumento precioso para la pol¨ªtica cient¨ªfica del Gobierno" que "?ene la virtud de entremezclarse con el dinamismo y la juventud de la Universidad". Trillas subraya la importancia del papel que juega el CSIC como instrumento del Gobierno para la ejecuci¨®n del. Plan Nacional de Investigaci¨®n.
Flexibilidad
Vicente Larraga, vicepresidente del,CSIC encargado de su reorganizaci¨®n, habla de futuro, de los planes previstos para comienzos de 1991: aumento de la des centralizaci¨®n, de la flexibilidad, creaci¨®n de un plan plurianual por cuatro a?os, adem¨¢s de un desarrollo pleno de la Ley de la Ciencia (en 3 o 4 meses). "Si en el plazo de un a?o, entendido con flexibilidad y tambi¨¦n como plazo psicol¨®gico, la cosa no hubiera funcionado, habr¨ªa que franquear el escal¨®n siguiente de flexibilizaci¨®n", dice Larraga.
En ese nuevo pelda?o se establecer¨ªa un marco de funcionamiento similar al de la Universidad. Y como medida ¨²ltima, Larraga no descarta la controvertida propuesta que en su d¨ªa hiciera el soci¨®logo Manuel Castells sobre la posibilidad de la creaci¨®n de una sociedad estatal. "Hay que correr un cierto riesgo", apunta, "olvidarnos de los miedos y hacer un esfuerzo por la modernizaci¨®n del pa¨ªs".
Muchos son los que ven inviable esta ¨²ltima f¨®rmula, que podr¨ªa provocar un expansivo mimetismo en otros organismos de la Administraci¨®n p¨²blica espa?ola.
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