Socialismo liberal
Para el autor del texto, la clave del pr¨®ximo congreso socialista, y m¨¢s espec¨ªficamente la de saber cu¨¢l va a ser su orientaci¨®n futura, no va a estar en las definiciones ideol¨®gicas, sino en la forma en que los delegados sean capaces de resolver los retos de abrir el partido a la sociedad, integrar el pluralismo en su organizaci¨®n y desarrollar los h¨¢bitos democr¨¢ticos en su forma de actuar.
El liberalismo es una ideolog¨ªa pol¨ªtica en la que confluyen dos tipos de tradiciones. Por una parte, la tradici¨®n del pensamiento humanista que valora la libertad, la autonom¨ªa moral y la igualdad b¨¢sica de todos los individuos humanos por el mero hecho de serlo. Por otra parte, la tradici¨®n de la econom¨ªa pol¨ªtica, que supone que el orden econ¨®mico (en realidad el orden social) perfecto es el resultado del libre juego de los individuos cuando act¨²an como agentes econ¨®micos. Mientras el primer postulado del liberalismo es un postulado moral al que razonablemente no se puede renunciar, el segundo se deber¨ªa interpretar como postulado emp¨ªrico que no s¨®lo puede ser refutado por la experiencia, sino que ha sido de hecho refutado. Adem¨¢s, si bien se mira, el liberalismo pol¨ªtico, es decir, la teor¨ªa que sirve de fundamento a los modernos Estados democr¨¢ticos, s¨®lo tiene sentido si uno de los dos postulados ideol¨®gicos del liberalismo es falso. En efecto, en la medida en que el liberalismo pol¨ªtico admite la necesidad del Estado para garantizar el orden social, est¨¢ dando por supuesto que la libertad de los individuos no es suficiente para ello. Y esto s¨®lo puede suceder o bien porque en realidad los individuos no son verdaderamente libres y aut¨®nomos, o bien porque la mera combinaci¨®n de las actuaciones individuales no garantiza el orden econ¨®mico y social.Por desgracia, los avatares de la historia pol¨ªtica, y cultural han producido bastante confusi¨®n en torno a estos temas, y en la actualidad es bastante com¨²n pensar que el liberalismo es ante todo una doctrine. econ¨®mica cuya ¨²nica significaci¨®n pol¨ªtica se reduce a la recomendaci¨®n de que la actuaci¨®n del Estado en la vida social se reduzca al m¨ªnimo posible. En consecuencia, se da por buena la contraposici¨®n entre liberalismo y socialismo, hasta el punto de que, en algunos c¨ªrculos intelectuales -bastante flexibles y pragm¨¢ticos, por lo dem¨¢s- de la socialdemocracia, se sigue considerando casi un insulto el que a uno le llamen socialista liberal. Esta situaci¨®n se da tambi¨¦n en el socialismo espa?ol, aunque aqu¨ª contemos con antecedentes ilustres de socialistas a fuer de liberales, como Prieto o Besteiro.
La cosa tiene, me temo, su importancia incluso en la muy concreta coyuntura del pr¨®ximo congreso del PSOE. A juzgar por las informaciones y debates que se recogen en los medios de comunicaci¨®n, parecer¨ªa que en el socialismo espa?ol existe un ala liberal que estar¨ªa especialmente representada por altos responsables de 12. pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, y un socialismo no liberal representado por el aparato del partido. La distinci¨®n, sin embargo, es sumamente confusa, porque mientras a unos se los considera liberales seg¨²n el criterio econ¨®mico, a otros se los considera socialistas (no liberales) seg¨²n el criterio moral. Un efecto perverso de tal confusi¨®n es que no aparezca en el primer plano del debate lo ¨²nico que en realidad es decisivo: el papel del liberalismo pol¨ªtico en el futuro del socialismo.
Regla de las mayor¨ªas
El contenido esencial del liberalismo pol¨ªtico no es sino la aplicaci¨®n a la teor¨ªa del Estado del principio de libertad y autonom¨ªa moral de los individuos. El resultado es la democracia representativa basada en la libertad individual y en la regla de las mayor¨ªas, pero tambi¨¦n en las garant¨ªas jur¨ªdicas para las minor¨ªas y en la inviolabilidad de las normas de procedimiento para la toma de decisiones colectivas y para la exigencia de responsabilidad pol¨ªtica. Las opciones de pol¨ªtica econ¨®mica y social que caben dentro de este amplio marco son mucho m¨¢s amplias que las que desear¨ªan los economistas liberales. Por el contrario, las formas de actuaci¨®n pol¨ªtica que son compatibles con este mismo marco son seguramente m¨¢s estrechas que lo que desear¨ªan algunos jacobinos redivivos. En concreto, el liberalismo pol¨ªtico es compatible con una pol¨ªtica econ¨®mica fuertemente redistributiva o intervencionista (si es democr¨¢ticamente apoyada por la mayor¨ªa), pero es dific¨ªlmente compatible con el paternalismo iluminado (aunque ¨¦ste tuviera efectos igualitarios saludables). Es compatible con la planificaci¨®n democr¨¢tica, pero incompatible con el autoritarismo tecnocr¨¢tico. Es compatible incluso con la socializaci¨®n de los medios de producci¨®n, pero incompatible, por ejemplo, con el clientelismo pol¨ªtico. Para decirlo en dos palabras: el liberalismo pol¨ªtico es compatible con cualquier opci¨®n pol¨ªtica socialista, pero es incompatible con cualquier opci¨®n (socialista o capitalista) que no sea respetuosa con la democracia y con el principio de la libertad y el respeto a la autonom¨ªa moral de los individuos.
Hace unos a?os los socialistas hac¨ªan malabar¨ªsmos para distinguir entre socialismo democr¨¢tico y socialdemocracia y todav¨ªa quedan en los documentos oficiales algunos rastros de estos escr¨²pulos ling¨¹¨ªsticos. Ahora se hacen esfuerzos para distinguir entre socialismo liberal y socialismo a secas. Pero en el futuro las cosas ser¨¢n de otra manera: no hay otra forma de desarrollar el socialismo que no sea profundizando, tanto en la propia organizaci¨®n interna de los partidos socialistas como en su acci¨®n pol¨ªtica externa, los principios y procedimientos democr¨¢ticos, es decir, los principios morales del liberalismo.
Si bien se miran, muchos de los textos del Programa 2000 apuntan en esta direcci¨®n y cabe esperar que las resoluciones de] pr¨®ximo congreso del PSOE sigan la misma pauta. La piedra de toque, sin embargo, para saber cu¨¢l va a ser la orientaci¨®n futura del socialismo espa?ol no va a estar en las definiciones ideol¨®gicas y en las declaraciones pragm¨¢ticas, sino en la forma como los delegados al congreso sean capaces de resolver los retos de abrir el partido a la sociedad, integrar el pluralismo en su organizaci¨®n y desarrollar los procedimientos y los h¨¢bitos democr¨¢ticos en su forma de actuar.
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