Muere a los 78 a?os Lawrence Durrell
Escritor, viajero, esp¨ªa y bebedor, estuvo siempre enamorado del Mediterr¨¢neo
Durrell llevaba un pasaporte brit¨¢nico, pero no era ni de aqu¨ª ni de all¨¢. Hab¨ªa nacido en la India colonial, pero hab¨ªa vivido en Londres, Corf¨², Atenas, El Cairo, Alejandr¨ªa, Rodas, la C¨®rdoba argentina, Belgrado, Chipre, y desde 1957 en el sur de Francia, Nimes y luego Sommieres. Hab¨ªa trabajado para los servicios culturales y el espionaje brit¨¢nicos, pero detestaba Inglaterra, "esa islita atroz y mezquina". Se hab¨ªa casado con una jud¨ªa de Alejandr¨ªa, pero en sus ¨²ltimos tiempos estaba fascinado por los templarios y el budismo."Yo soy un hombre sin raices, y eso por propio voluntad", dec¨ªa Durrell. "No soy un marginado ni un cerebral, sino un viejo epic¨²reo, algo ojival", proclam¨® en uno de sus poemas de madurez.
Su ¨²nica verdadera patria fue el Oriente literario del Cuarteto de Alejandr¨ªa, un Oriente donde jud¨ªos, musulmanes, cristianos, coptos, griegos, armenios, italianos, ingleses y franceses viv¨ªan juntos y revueltos en una atm¨®fera de tolerancia; un brillante Oriente de veladas multirraciales con mucho whisky e ingeniosos y profundos di¨¢logos en una piscina bordeada de palmeras. Los caballeros llevaban smoking, las damas trajes escotados, y el deseo brillaba en las miradas tanto como las estrellas.
Corno el propio Durrell expres¨® en el Cuarteto de Alejandr¨ªa, ese Oriente, si es que alguna vez existi¨® m¨¢s all¨¢ de los sue?os de los europeos, muri¨® con el fin del colonialismo y el nacimiento del Estado de Israel. Beirut intent¨® mantenerlo vivo unas d¨¦cadas m¨¢s, pero hasta la propia capital levantina cay¨® aplastada por la realidad de los cuchillos afilados. Alejandr¨ªa es hoy una ciudad plenamente ¨¢rabe, pobre y superpoblada, y las hermosas fachadas coloniales de la Corniche lucen un velo de ropa tendida que no llega a ocultar que se est¨¢n cayendo a pedazos.
Seg¨²n propia confesi¨®n, Lawrence Durrell quiso ser escritor desde los siete a?os de edad. Lo fue, y uno de los grandes novelistas de nuestro siglo. Pero al final de sus d¨ªas, Durrell ironizaba sobre ello. Dec¨ªa: "Como tantos otros j¨®venes locos por la literatura, yo comenc¨¦ queriendo ser un genio. Afortunadamente, la vida me ense?¨® m¨¢s bien a re¨ªr".
Pianista de jazz
Lawrence Durrell naci¨® en India, de padre ingl¨¦s y madre irlandesa. [Su padre era mec¨¢nico y trabajaba en la construcci¨®n del ferrocarril en D¨¢ryerlin, al pie del Himalaya]. A los 18 a?os abandon¨® su tierra natal y se instal¨® en Londres, donde trabaj¨® como pianista de jazz y escribi¨® sus primeros poemas. Ni en una ni en otra actitividad tuvo demasiado ¨¦xito, por lo que, "huyendo de la tristeza de Inglaterra", viaj¨® en 1935 a Corf¨².
[Seg¨²n cuenta en el comienzo del libro Mi familia y otros animales su hermano Gerald, la vida de Lawrence Durrell tuvo un momento decis¨ªvo cuando, en 1935, en la playa de Bournemouth, decidi¨® que ya estaba bien de lluvia en Gran Breta?a y que la familia har¨ªa muy bien en sobrevivir en clima m¨¢s tolerante: por ejemplo Corf¨². "Lo que todos necesita mos es sol, un lugar donde poder crecer". Logr¨® convencer a la madre].
All¨ª pas¨® seis a?os, viviendo, como ¨¦l mismo dir¨ªa m¨¢s tarde "al modo de los pescadores". Corf¨² fue para Durrell el descubrimiento de la luz de Grecia una de sus principales fuentes de inspiraci¨®n, y tambi¨¦n el encuentro con Henry Miller.
Un d¨ªa cay¨® en sus manos Tr¨®pico de c¨¢ncer y, fascinado por esa "revelaci¨®n", decidi¨® escribir una carta al escritor norteamericano. Ese fue en verdad el principio de una larga amistad, jalonada por numerosos encuentros personales y una fecunda correspondencia.
Henry Miller anim¨® a Lawrence Durrell a escribir, y cuando este ¨²ltimo comenz¨® a publicar sus obras, se convirti¨® en su principal propagandista en Estados Unidos. [Gracias al apoyo de Miller y de Eliot, entre otros, su novela El Cuaderno Negro pudo publicarse en Inglaterra en 1938, donde en un principio hab¨ªa sido considerada obscena.]
Durante la II Guerra Mundial, Lawrence Durrell fue movilizado y destinado a la embajada brit¨¢nica en El Cairo. All¨ª trabaj¨® un poco como agregado de Prensa y un poco tambi¨¦n como informador de los servicios de espionaje. Destinado al consulado brit¨¢nico en Alejandr¨ªa, Durrel se sumergi¨® en la atm¨®sfera turbia y cosmopolita de la gran ciudad del delta del Nilo, con sus hombres de negocios, contrabandistas, militares, diplom¨¢ticos, joyeros, artistas y esp¨ªas.
La Alejandr¨ªa de los a?os 40, la que estaba a punto de cerrar el per¨ªodo de convivencia de ¨¢rabes, jud¨ªos y europeos, le dio el material para un ciclo de cuatro novelas -Justine, Balthazar, Mountolive y Clea-, que constituye una de las cumbres de la novel¨ªstica contempor¨¢nea.
El Cuarteto de Alejandr¨ªa es una sinfon¨ªa colorista en la que los personajes se cruzan y se pierden en busca del amor. Sus tres primeras novelas, constituyen puntos de vista diferentes de otros tantos personajes sobre los mismos acontecimientos. La ¨²ltima, Clea, otorga al rompecabezas la dimensi¨®n temporal.
Provenza
Durrell escribi¨® su obra maestra en Nimes, entre 1957 y 1960. Tras haber vuelto a errar de nuevo por vanos rincones del planeta, Durrell hab¨ªa decidido echar anclas en medio de las vi?as y los olivares de la Provenza francesa.
Era un lugar que le recordaba la luz del Mediterr¨¢neo oriental. All¨ª escribi¨® tambi¨¦n su ¨²ltimo gran trabajo, el Quinteto de Avi?¨®n (Monsieur, Livia, Constance, Sebastian y Quint), otro rompecabezas literario donde aparecen el tesoro de los Templarios, la II Guerra Mundial y la Roma antigua y la eternidad de Buda.
[El Lawrence Durrell menos conocido es el que intervino en el de Cleopatra, y el autor de obras teatrales como Acto o Un Fausto irland¨¦s. En sus ¨²ltimos a?os, adem¨¢s del Quinteto de Avig?¨®n, culminado en 1985, public¨® tambi¨¦n Tunc o Nunc. Siempre dijo, no obstante, que en sus poemas es donde escrib¨ªa con mayor sinceridad.]
Las gentes de Sommieres se llevaban bien con aquel tipo de constituci¨®n tan robusta como un vi?ador local, y peque?os ojos maliciosos en un rudo rostro anglosaj¨®n. A Durrell le encantaba el vino del pa¨ªs y llevaba una vida discreta de jubilado, cuya ¨²nica excentricadad era la pasi¨®n por el yoga.
Lawrence Durrell comenz¨® su Cuarteto de Alejandr¨ªa con un p¨¢rrafo que puede resumir n¨ªtidamente su existencia en la Provenza: "Me he refugiado en esta isla con algunos libros y el hijo de Melissa. Me pregunto por qu¨¦ he escrito la palabra refugiado. Las gentes de aqu¨ª dicen de broma que hace falta estar enfermo para venir a recuperarse en un rinc¨®n perdido como ¨¦ste. Pues bien. As¨ª sea. Digamos que he venido aqu¨ª para intentar curarme".
[Seg¨²n han informado sus amigos m¨¢s cercanos, Durrell ser¨¢ incinerado el viernes en una ceremonia privada en la ciudad de Orange.]
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